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Placer


Cuando mis ojos gritan tu nombre el todo se llena de gozo,
porque tu nombre es el amor de mi vida.
Seduce mis formas de arcoíris deslucido.
Regálame el trébol y el aroma de tus manos.
Sacúdeme con el aliento de tu brisa azul y ágil.
Quiero ser una brizna viva en tu letargo de cariño.
Cuando entrecierro los ojos intacto te recupero.
Pienso que estoy en tus brazos, que hacemos el amor,
con ímpetus y voluptuosos movimientos.
¡ Que placer, qué gozo, qué delicia!
Mis caderas se contornean pregonando ¡más y más!
Siento tu esencia inundar mi cuerpo.
Estábamos como en un país de hechicería, donde la braza,
ignora  la ceniza y busco mirarte en un modo azul que atiza la braza y
arremansa la alegría.

“Nadie previno,
la culpa de existir,
no acepta culpas”

Culpa


Culpa, ¿toda mía es la culpa de tu ausencia?
No supe retenerte a mi lado.
¿Será mi culpa?
¿O tu miedo a amarme y ser amado?
Yo soy por siempre tu amante hasta que deje este mundo.
Mi culpa es amarte con toda intensidad, con mi cuerpo y mi mente,
con todo mi ser.
No estás.
Y estás en mí como una lluvia de suavidades indefensas,
que braman por sacarme de la rutina muerta,
para arrastrar mi sed en el silencio de tus miradas grises.
Quisiera estar contigo sin culpa alguna,
en un bosque de pinos para seguir la travesía del aire,
telegramas de resina y de esperanza.
¡Cuántas flautas prodigiosas envolverán la culpa acumulada,
entre redes de hojas perfumadas!

“¡Qué feliz me siento con mi culpa!
¿Podrás decir lo mismo de la tuya?”

Lejanía


Lejanía ya cercana, te quiero a mi lado,
tu cuerpo junto al mío.
El agua modela tus formas de hombre esculpido en el andar,
en el sufrir de las distancias, en el querer de los recuerdos.
Lejanía, no tan lejana, añoro en el silencio la mojada sonrisa de tus labios
y el viril bronce de tu cuerpo.
Mi deseo tiembla, tu cuerpo brota entre mis dedos,
antes que la realidad llegue a mis manos.
Has borrado el sueño de tu leyenda.
Mi delirio, mi ilusión, mi incertidumbre.
Realidad que devoras todo mi cuerpo entre tus brazos,
en las luces y la sombra, la rueda de mi existencia cotidiana,
solo piensa en ti.
¿Qué tejera tu memoria madura de andar los tiempo,
de dibujar los caminos por donde viniste andando desde tu lejanía,
buscándome con desesperación?

“Me duele el alma, anida el trueno,
cuando tu cuerpo se va”