Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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domingo, 28 de octubre de 2018
Sólo tú
Sólo
tú, mi amor ausente,
me
instas a que mi cuerpo y mi alma
se
abran como un gran abanico
de
sentimientos, risas, deseos,
gozos,
alegrías sin fin.
Quiero
estar contigo donde estuve.
Contigo,
volver
¡Qué
novedad tan inmensa ésa,
volver
otra vez y repetir
lo
nunca igual de aquel asombro infinito!
Sólo
tú, en cualquier instante,
segundos,
años,
puedes golpear mi corazón
porque
sé que donde estuve
sólo se
va contigo, por ti.
Tus
besos los beso yo por ti,
saben, tienen sabor a los zumos del mundo.
¡Qué
gusto negro y denso
a
tierra, a sol, a mar!
Se
quedan un momento en mis labios,
indecisos,
imprevistos
y sin percatarme
no se si son para mi,
por ser algo irreal y mágico,
¡Son
estelas, son signos,
son
condenas o auroras!
Sólo
tú, creas en mi rostro un velo de lágrimas.
Si tú
supieras que ese gran sollozo
que
estrechas en tus brazos,
que
esas lágrimas que tú secas besándolas,
vienen
de ti,
son tú
dolor hecho lágrimas
más
sollozos míos.
Sólo
tú, el único,
traído
por el viento crepuscular
y el
silencio boreal,
hizo latir aprisa,
acompasado
mi corazón enamorado.
Dime
el porqué de nuestro encuentro
en la
sintonía del existir
en este
Universo que nos rodea
y nos
envuelve en redes invisibles,
diáfanas,
entrelazadas
con
hilos de mil hojas verdes
y capullos sin abrir de flores multicolores.
Sólo
tú, es al que espero,
a nadie
más esperaré nunca,
como
Penélope tejiendo mil telares
frente
al mar mirando
casi
sin ver el horizonte
fruncido
por la pena de la distancia.
Cuando tú
me elegiste, el amor eligió,
salí
del gran anónimo de todos, de la nada
y mi
tristeza se trocó en alegría
más
alta que las estrellas o nubes,
me
elevaste.
Y mi
gozo se echó a rodar,
prendido a tu ser, en tu pulso.
Posesión
tú me dabas de mí, al dárteme tú.
Viví,
vivo, ¿hasta cuando?
Sé que
volverás atrás,
cuando
te vayas retornaré
a ese
sordo mundo sin diferencias
de la
gota en el agua,
del
gramo en el peso.
Una más
seré yo
al
tenerte de menos
y
perder hasta mi nombre.
Soplo de vida
Soplo
de vida,
está
entre una línea de fuego y misterio,
línea
subrepticia,
está también entre dos notas musicales
como
una nota entre dos hechos,
es un
hecho entre dos granos de arena,
juntos en donde hay
una
serie de espacios.
No es
tan sólo un sentimiento
que se
siente entre los intersticios
de la materia primordial,
es el
aliento del mundo,
es el Amor
que
como respiración continuada
llama
al silencio.
Soplo
de vida,
que me lleve a soñar lo que deseo,
porque
sólo tenemos una vida
y sólo
tenemos una oportunidad
de hacer lo que queremos
con
plena felicidad.
No es
de extrañar
que
busque el camino hacia ti,
con una letra mayúscula,
aferrándome
ferozmente
para
buscar el acceso directo
con
refrescantes sombras
y la
luz reflejada
entre los árboles
donde finalmente te he de encontrar
en mi
puerto de llegada.
Soplo
de vida, fugaz, leve, vibrante,
hasta
calar hondo entre sollozos
por
pensar en su final
pero sin angustias y gritos,
sólo pensar en el pecho vacío.
Un momento
de amor y dicha
es
suficiente para toda una vida
porque nacen y mueren en un instante.
Soplo
de vida,
mi amor por ti
me hace
sentir viva.
¿Será
sólo por un momento?
¡No!,
quiero la vida entera,
que
este sentimiento dure,
que sea
una pasión verdadera
entre
placer y gozo
que nos
una por siempre.
Soplo
de vida,
es el toque que mueve mi corazón,
el latido de la emoción, los sentimientos…
Nunca,
tú y yo, tan cerca,
vamos a dejar de ser luz de luna,
la
pasión y el placer de estar juntos.
Soplo
de vida, largo, que acaricia,
que excita, que agita
con
suaves movimientos
el
aliento que cuelga el sonido
que se pierde en la sed pura,
en el dolor y las caricias
que nos conmueven.
Soplo
de vida,
que
habrá soñado anoche esta cabeza mía
que al
despertarme con la luz del día,
sentí a mi corazón tan pleno
y al
apoyar mis manos sobre mi pecho supe,
que era por ti que así latía.
Soplo
de vida,
con
estrías de luz
haces maravillosos bosquejos,
deslumbradores,
que
rutilan por el agua
como inventos con resplandeciente afán,
alegrísimo
esfuerzo,
puro
juego,
en
ardoroso buscar la plenitud toda,
de éste
nuestro nuevo amor.
Soplo
de vida,
que me hace verter en páginas nuevas
y en
blanco mis metáforas consistentes
en
buscar todo mi amor
y endulzar
tu camino
esperando
tus gestos únicos
de
dulzuras y pasiones,
transformando todo el paisaje,
tocando
mi corazón, como luz.
Unidad
del alma, se multiplican los destellos,
lo que fue calma en fervor
de
innúmeros espejeos
que
entre la paz del agua,
anuncian el encendimiento de una palabra,
otra y
otra
hasta llegar al verso.
Temor fugaz
Temor fugaz, breve, vacilante,
me enfrenté a él
reconcentrada y penetrante,
sola, muda, predestinada, esclarecida,
en mi aislamiento profundo, en mi hondo centro.
Mi sueño errante y mi soledad hundida
se dilataban por lo no existente,
hasta que vacilé
cuando la duda oscureció mi alma por dentro.
Temor fugaz,
que entre dos tinieblas me perdió
y me cobijó entre turbas alas,
sin riesgos ni desafíos
en una lejanía sin memoria
de encantamiento,
sin una presencia de deseo
alejándome por un instante de
ti.
Temor fugaz,
como un aterciopelado telón
se entreabre y deja pasar
una sombra oscura, de duda, de inquietud.
¿Por qué aparece de esta manera
misteriosa y solapada?
No quiero sentirlo,
trato de no sentirlo,
tengo la leve sospecha
de que me avisa
que en mi vida el amor se alejó despacio,
dejando tan sólo un rastro de recuerdos,
un indicio de imposibles
que me fustigan la piel
con una impaciencia dominante,
con un hervor que calcina
mi corazón desenfrenado
a encender nuevas fogatas
de amores renacidos
como las estrellas cuando brillan
con intensidad en el azul cielo.
Temor fugaz, me hace perder
en el medio de palabras diferentes.
No deseo dentro de mí, la ilusión
de la incertidumbre, la inconsistencia.
Deseo una nueva estación en mi vida,
el viento del amor
golpea a mi puerta
pero la pasividad me impide abrir.
La prevención
de un torbellino de emociones
como una tormenta
puede lavar las heridas más profundas.
Temor fugaz,
pasó y no dejó huellas,
ahora revivo, canto,
creo en el amor que me espera
renaciendo en mi vida
la alegría de vivir
con emoción, desorden, ligereza.
Necesito todos esos sentimientos
que vienen con sabor,
con una cierta mezcla
de un pedazo de soledad
sediento de amor.
Temor fugaz,
se que nunca será demasiado tarde,
el dolor y el miedo,
nunca serán mortales,
hasta la herida más profunda
se cura en el mismo lugar
donde una nueva piel se formó.
El amor puede tocar en cualquier momento.
¡Estoy aquí!
¡Siempre voy a estar aquí,
esperándote, amor,
sin dudas ni sombras titubeantes!
Surgió la luz y me elevó
al cenital esplendor
donde todo está claro,
no hay dudas ni temores.
Ya no estoy dentro de la niebla,
el tiempo eleva las anclas,
el silencio pleno de amor
echa al vuelo enmudecidas campanas
y cumplen su juramento
los horizontes del alba,
la vida toda de día, pura,
flota en el agua,
en el aire, en la nada.