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Te amo en silencio


Te amo en silencio.
Salgo a la noche y me sorprendo,
pocas veces me había ocurrido,
extasiada la contemplaba
sin dar crédito.
Unos segundos más y
la duda comenzó a desvanecerse.

Quede sorprendida,
su brillo fue dejando ver tu rostro,
lucias en tu tez fuerte y viril,
espléndida,
el hombre más deseado para Amar.

¡Qué belleza!
¡Ah!
LUNA, LUNA, LUNA.
Gracias por este momento,
gracias por este numen,
gracias por verte e imaginar que estoy a tu lado
y por tenerte abrazado en mi lecho,
estrechándonos con pasión.
Aun no has alcanzado
la gloria de tenerme,
perdiendo el sosiego cuando te alejas de mi.

Te amo en silencio.
Esta hoguera que hemos encendido,
que hemos gozado con pasión y fuego
por estar unidos en una sola carne.

Te amo en silencio.
Quiero tenerte a mi lado,
en nuestro nido de amor,
eres mi amado amante,
el único,
el verdadero,
el diáfano.
El amor sí se nutre jamás muere,
es inocente y puro.

Afanosamente te busco,
sin discreción,
eternamente,
no desesperes que algún día te hallaré.

Te amo en silencio,
sin ecos,
sin sombras,
sin misterios.
Soy tuya y quiero demostrártelo
con caricias, besos, mimos,
adaptando nuestros cuerpos como uno solo.

Te quiero tal cual eres,
trasuntas transparencia,
diafanidad,
sigilo.
Tu discreción aflora
cuando te vas acercando a mí,
la distancia se acorta y sin disimulo
nos miramos a los ojos profundamente
con deseos de estar muy juntos,
sin secretos,
en paz,
la paz del amor.

Te amo en silencio
y te pregunto ¿que sientes cuando me intuyes?
¿de quién eres?
Y abres los lazos y me enseñas
la alta imagen de ti y me dices que mía.

Te veo como un cóndor, aguerrido,
con tus garras afiladas
buscando llevarme entre tus alas
como una presa entregada
a los altos abismos del mundo, donde
la soledad nos hará sentir
que por fin estamos juntos.

Déjame a solas


Déjame a solas
con mi alma triste y taciturna,
buscando en mi interior
la paz y el amor dormido.

Déjame llorar la pena de no verte,
exhalar un suspiro de amargura,
refugiarme en los brazos de la muerte
para no sufrir ya tanta tortura.

Déjame a solas
para acariciar sólo el recuerdo
de los besos que me dabas con pasión,
déjame para ver
si es que me pierdo
en un profundo mar
de oscuras aguas.

Déjame recordar
que una mañana me brindaste
 el rosal de tu ternura
y que bebimos del azul fontana
la excelencia del sol y de la luna.

Déjame enloquecer,
pues eso quiero,
hundirme en el rincón del desconsuelo.

Déjame navegar como velero
que no tiene timón ni timonero.

Déjame a solas
en un desierto,
acompañada tan sólo de mi pena,
para pensar que vives
y que no has muerto,
porque no mueren las personas buenas.

Déjame trasladar a otros lugares,
quiero tomar la senda que cogiste
para ver si te encuentro en otros lares,
y me quieres como antes me quisiste.

Déjame a solas,
más breve flota la esencia de la carne,
más breve el viento devorando el llanto,
nada se agolpa y todo es un rastro
nada es inédito dentro del aire.

Tú debes saber
que mi edad invisible rueda triste,
emergen los recuerdos
de nuestras noches de amor
como el aire que respiro.

Entonces te diré,
como flor sangrando desde mi hoja,
venciendo el papel que voy llenando
Poesía es Soledad,
solamente una palabra contra el mundo.

Déjame a solas
para pensar eternamente en ti,
mi amado ausente,
decir que el vacío sopla la razón
aquí en los huesos donde existo
no habría nada que el alma despierte,
solo tú lo podrías hacer,
solo tú, el amor que hace que las palabras ardan.

Quebranto tu voz


Quebranto tu voz,
la que se quebró en mil pedazos
de cristales angulosos,
ante el muro que,
infranqueable,
puse entre tú y yo
por la pena insondable que dejaste en mí
al irte sin siquiera un adiós.

No muy lejos… de frente…
viene un cuerpo sin vida,
es el mío,
desvitalizada el alma
que de pena lo contiene.

Quebranto tu voz,
para siempre no quiero
más rocío cristalino,
la ventana de mi alma exhala,
bajando en rapel por mi mejilla
que tú dejaste de acariciar.

Me heriste al desaparecer
y yo sola,
ante un alma vacía
que sufre y pena,
sin pudor se muestra.

Noche tormentosa,
madrugada solitaria,
recuerdo triste,
¿cuál fue el motivo de este alejamiento?

Quebranto tu voz,
no quiero ni de lejos que me llegue su eco.

Te vi
te amé
callé
sufrí
¡desesperación inmemorial!
lloré
sentí
morí
recé
pero por fin con fe
el dolor se fue.

Tú eres como el viento huracanado
quebrando las ramas de los árboles
buscando debilitar mi fuerza,
mi alma pura y noble.

Vivo ahora un sin rumbo ni distancia,
en un esperar callado y dolorido,
en una ansiedad de amor sin ilusión
al contemplar lo triste de tu olvido.

Este terrible dolor
que me atormenta,
esta angustia de saber
que no me quieres,
las horas de mi vivir
pasan muy lentas
sangrando mi corazón doliente.

¡Este tedio,
esta ruina de vivir sin esperar ya que tú regreses,
este miedo de tener que morir
esperando en vano que me beses!

Convertí sufrimiento en pena
y dolor en poesía,
olvido que espero para cantar poesía,
pido a Dios, Señor,
dé amor de nuevo
brótame a veces pidiendo que regreses.


Aquel amor
sin dolor
sin heridas
sin olvido
¡un amor tan sólo yo quería
y convertí mi ruego en poesía!