Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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lunes, 18 de marzo de 2019
Instante de amor
Instante
de amor,
breve,
brevísimo
pero intenso,
apasionado,
haciéndome
vibrar
todas
las cuerdas de mi cuerpo.
¡Qué
olor de azahares y madreselvas
a mi
pecho se derrama
al
sentirte en mi alma!
Eres la
luz que ilumina mi alma encendida,
me
enseñas la orilla de ese mar que descansa
y al
rayar el alba puedo tocar tu silencio,
instante
supremo,
despierto
el tormento de un amor sin fronteras,
sólo
instantes,
pequeños
espacios de presentes eternos.
Instante
de amor y dulces miradas
con
cálido encuentro a puertas cerradas
con un
mar de palabras no pronunciadas
y
caricias aisladas con un verbo inspirado
en un
mar liberado.
Al
llegar el ocaso de una línea de mi vida,
recordaré
ese instante,
único,
reflejándose
siempre
en el
espejo de mis pensamientos
y
besaré en silencio
que dio
vida al placer de sentir en mi alma,
tu ser.
Lo que
sentimos es un camino sin un principio…
ni un
final.
Fiel a
mis instintos y al deseo de vivir
una
experiencia mágica,
única,
distante,
sobrenatural,
te
escogí a ti en un breve instante y tú a mí,
con la
única protección de mi secreto…
tú
secreto,
corriendo
juntos los momentos breves
como
los más vibrantes del amor.
Instante
de amor,
suspiros
entrecortados
como
cantos de aves en enero al abrirse
las
amapolas bajo nieve,
invisibles.
Se
escucha el canto del gran hallazgo
que al
amor se le oye,
su
soliloquio,
claro,
sin
esperar que llegue ese día preciso.
Sólo
cuando el amor despierta,
me roza
por instantes aún en una noche fría
ya que
el impulso del amor brota
con
música de liras el don de alegrarse,
seguir
su ímpetu y conquistar
su
forma por el aire diáfano.
Instante
de amor,
breve
pero lento,
pleno
de placer y alegrías,
deja
lágrimas de emociones llenas de ti
y de mí
en surcos de pasión aclarando
tristezas
y llenando melancolías.
Lágrimas
por quererte,
secarlas
con sentimientos
que
perdurarán por siempre.
Y de
noche te sueño,
te
contemplo a mi lado
y te
miro sin saber que existes,
en
poder pensarte y te siento con amor,
aún sin
saber si estarás junto a mí algún día.
Instante
de amor,
sueños
que ilusionaron,
sonidos
que se soñaron,
miradas
que pretendieron poseerte.
Suaves
llegaron tus palabras
¡todo
ilusión,
pretender
que existes,
que me
amas!
Déjame
amarte aún sin tu saberlo,
amarte
es mi presente,
es mi
futuro,
sólo sueño
amarte porque amarte es mi ser,
es mi
vida,
es mi
anhelo,
mi
deseo más profundo.
Instante
de amor,
te hago
llegar en él mis palabras,
mis
sentimientos,
¡siéntelos!
y
búscame más allá del final del mundo.
Miedo a perderte
Miedo
a perderte
Ahora
que te nombro y te reclamo,
Se
aleja un rudo embarazo de silencios
Entre
tu cuerpo y mi presencia.
No
te vayas, tú eres para mí la vida entera
Recorres
mis sentidos sin orillas.
Miedo
a perderte
Eres
en mi otoño un viento adolescente en primavera
En
la estupre de mis cantos se levanta
Y la
sangre convoca en apetencia.
Te
nombro a cada instante
Y te
invoco con pasión y deseo, no me dejes.
Miedo
a perderte
En
las duros biseles del silencio
El
calor de tus hombros enlazaba
La
cima de los cielos con la tierra.
Crecías
hacia adentro, mi piel con tu belleza
Y al
roce, y al llamado de tus ojos…
Se
alzaba de mí siempre este poema.
Miedo
a perderte
No
me abandones, no te alejes, no te pierdas,
Te
buscaré entre el follaje de tu pecado
Y en
fresco temblor de tu rocío,
Reposaré
la cuidad, cada recóndito lugar secreto,
Explorare
el río e indagaré por el mar, por mi cantado.
Miedo
a perderte
No
te encuentro si me dejas sin el verde levantado
Del
árbol donde pierdo mi albedrío
Ni
en el viento caliente del estío
Ni
en la orilla del mar enamorado.
Miedo
a perderte
Y
así voy por verdes de la tarde perdida
Por
siempre en tu embeleso sin sentir el cercado
De
tus brazos, ni ver tu fuego que en los pueblos arde,
Te
llamo hasta quebrar mi voz, por eso,
Sangra
mi corazón y te derramas alejándote
Sin
sequia con una palabra de amor.
Miedo
a perderte
Si
regresas a mí, amado ausente,
El
sol iluminara nuestro amor,
Y
nuestra sangre con bilirrubina
Combinándose
en el fuego.
Están
fuertes mis manos y pasa un viento dormido
Ramos
verdes que cierran mi sueño
Y
torpe seré por siempre.
Amor sin dueño
Amor
sin dueño,
quiero
que mi alma se eleve hacia lo alto
entre
suspiros entrecortados y anhelos de amar
con
total intensidad
haciendo
palpitar el corazón con ritmos placenteros
y
sin ansias ni afanes,
sin
que un ser me esconda entre sus brazos
y no
pueda sin límites amar hasta el infinito.
Necesito
que mis armoniosas
y
pequeñas risas y lloros en flor
se
congreguen al son de las alas de mis sueños.
Mis
frases,
mis
estrofas de amor,
son
nubes que flotan
y para
ello hay que tener luz de estrella
para
iluminar mi vida en silencio plácido y sin fin.
Amor
sin dueño,
quiero
ir por veredas de la tarde perdida y sola,
sin
sentir el cercado de ramas
que
quieran encerrarme con trabas ni cerrojos.
No
quiero que nadie pase por mi mente
como
un aire domado con ramas verdes
que
cercan mi sosiego.
Amor
sin dueño,
no
se atreva ningún ser
a
entrar en el plato sonoro de mi silencio
queriendo
quemar la llama hirsuta de mi frente
como
un ave de marfil en primer vuelo.
No quiero
ser un pentagrama vacío,
me
quiero llena de notas
que
palpiten en mi alma encontrando los versos,
las
prosas,
que
abren las alas
y
vuelan levantando un remolino de cadencias
que
como ecos lejanos llegan a horizontes cercanos.
No
deseo que mi corazón
de
poeta sea un rojo sol prisionero,
quiero
sentirme libre para amar
con
todo mi espíritu por doquier,
aquí,
más allá,
lejos,
en
infinitos espacios.
Necesito
cruzar el éter
dormitando
en el silencio blanco de la luna llena
o
como en potros de llamas
cabalgar
en los cometas.
Hundirme
libre en el mar
o
bajar libre al abismo
donde
la luz no penetra
y
donde millones de ojos
me
sorprenden y contemplan,
son
los diamantes
que
el gnomo amontonó en sus cavernas.
Amor
sin dueño,
vuela,
corre,
descansa,
se
lo coge a puñados como al mar
y
cae sobre las almas que me rodean
en
un sueño eterno sin despertar ya más.
Suelto,
escapado
va,
sin
que se sepa dónde,
sí
pisando los cielos que miramos
o
bajo el techo que es la tierra nuestra,
inasequible,
incierto,
eterno
jugando a existir siempre
y a
su paso en las altas madrugadas
unas
alas invisibles lo golpean,
lo
llaman,
lo
necesitan,
es
el amo seguro que se cierne
volando
a ras de tierra
para
todos en un enamoramiento total de la vida.