Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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martes, 19 de marzo de 2019
Volver a vivir
Volver a vivir,
en mi mundo interior
se levantan olas
gigantescas,
huracanes violentos
que me llevan en volandas
a la paz y al amor
que sigo buscando,
ese amor verdadero,
leal, fiel,
que una nuestras
almas
en instantes de
felicidad eterna.
Volver a vivir,
sé que te hallaré
estés donde estés,
en este mundo o en el
otro
y nos reconoceremos
tan solo sin mirarnos,
sin tocarnos,
sólo percibiendo
nuestra existencia.
Volver a vivir,
voy por caminos
florecidos entre azaleas,
amapolas, orquídeas,
rosas, veraneras,
papos,
de multicolores que
inundan de luz mi alma
enamorada del amor
bajo frondosos
árboles de corutú.
¡Deseo que cada uno
sea feliz
con su propia
persona!
Paremos el tiempo
hasta llegar a un ayer
o pasado reciente
y que podamos sentir
el amor vivido
y el que desde este
instante
al reencontrarnos
volverlo a vivir.
Mostremos a todos los
que nos rodean
el sendero que nos
conduce a superar
el presente en el que
vivimos,
mejorando nuestra
forma de vida a cada instante.
Volver a vivir,
es el estar otra vez
con mi misma,
viviendo sin
conflictos,
en plena paz,
sintiendo las gotitas
de felicidad
que me inundan el
alma.
Volver a vivir,
entrando en un gran
silencio,
sin acordes ni notas
acompasadas,
esperándote a ti,
mi amado amante,
porque ahora es como
si hubiera nacido de nuevo
sabiendo lo que
quiero,
¡a ti vida mía!,
ya no más llantos con
lágrimas agridulces
que borraban las
líneas que dibujaban mi vida.
Volver a vivir,
te estoy esperando,
sé que estás
acercándote
y antes de que esta
vida termine
estaremos como en
todas las que ya vivimos
como dos en uno.
Siento música de
flautas y violines
que me conducen hacia
ti,
que tocan mi corazón,
no más enferma de
tristeza
ni de deseos de
llorar con un nudo
que se formaba en la
garganta,
sí sentirme entre
flores que nacen
entre las piedras de
los Templos.
Vienen hacia mí
contigo la miel de los bosques,
el perfume del aire,
la dulzura de las
caricias,
el temblor del
abrazo,
la pureza del beso.
Volver a vivir,
¡amar hasta el fin de
nuestra existencia!
Estrellas peregrinas
Estrellas peregrinas
que como flechas perfumadas,
lanzarán mis palabras
y en poemas de amor
viajarán hasta tu alma.
Dulces estrellas de la pasión,
ojos de luna,
corazón suave y tierno
que te llama desde la lejanía
distante
sin ver tus ojos de amor.
Primero fue un poema de amor,
luego otro y luego otro.
Sobre las costas de tu espíritu
se fueron amontonando mis versos.
Estrellas peregrinas,
que me llevaron hacia ti
y tu voluntad fue cediendo
como una ciudad asediada
y las venas de tus sentimientos
se abrieron como flores.
Estrellas peregrinas,
mágicas y maravillosas
que nos llevan al infinito
desde que aquel poema de amor
primero te colmó el alma
y como los poemas son cosa de
magia y vida,
enamorarnos es lo insólito hecho
realidad.
Estrellas peregrinas,
lleven mis poemas a las almas
que grácilmente las reciban y las
amen
flotando liberadas por los anchos
espacios
de todos los crepúsculos,
como si fueran nubes escritas por
el viento.
Estrellas peregrinas,
despacio,
como soplo leve,
alterno,
entreguen a mi amante
mis palabras de amor,
escritas en un ritmo de mi vivir
soñando.
Estrellas peregrinas,
que en el espacio inmensurable
llevan el mensaje de amor
celestial
e intrasmutable e inspiran
sublimizados versos
que con efluvios recorren
el orbe hacia ti
con sus luces brillantes
Estrellas peregrinas,
a las que llevadas por vientos
cósmicos
les confié mis deseos de que mis
versos
vuelen a mi amor plenos de
esperanza
para que no sean sólo un sueño.
Tarde invernal
El viento helado era una pincelada de
rojo en mi mejillas y
un gozo bailarín en tus pupilas
húmedas.
Un aire inverosímil arremetió con el
sol, golpeteaba por dentro,
de los pulmones, empujaba la sangre.
La alegría, pensé, debe ser parecida
a un remolino de sol corriendo por los campos.
Y te miré, con calor en mi alma,
envíe caricias a tu corazón.
Y te miré aguardando, ni magia ni
milagro, que ya en dorado crepúsculo inundaras,
el cauce de la tarde.
Con el frio helado de afuera,
nosotros acurrucados y abrazados frente al fuego,
de la chimenea, nos besábamos
apasionadamente, éramos uno del otro,
corazón con corazón.
Y entre perfil y miradas , se sienten
frenéticos toques de diana,
anunciando nuestro amor infinito.
“Dame a beber
la poesía,
en el raudal
de inspiración,
que a la
noche es meditación”