Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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domingo, 21 de abril de 2019
Desde el fondo de mi alma
Desde
el fondo de mi alma
escribo
para ti,
mi amado amante,
siento
fluir mis versos,
mis
frases, mis estrofas
al
pensar en ti,
es un
canto que perfuma
y ese
perfume canta
todo el amor de mis sueños.
Cada
estrofa es una nube
y para
flotar en ella
hay que
tener luz de estrellas
y
corazón de querube.
Desde
el fondo de mi alma
tu
sensualidad que me llega sin tocarme
me despierta
como gotas de rocío al amanecer.
La
inspiración más pura,
fluye
para escribir ideas,
frases, palabras,
dando
vuelo a mi todo.
Algunas
estrofas
que
aparecen en esas hojas en blanco
hacen
que mi corazón se asombre,
las
quiero por audaces
porque
sé que en mis anhelos
hay
horizontes
para
los mundos y los cielos.
Desde
el fondo de mi alma
surgen
los versos fugaces,
cubiertos
de diseños
en las
puntas de las olas
alumbrando
mis intentos
entre
curvas, más curvas,
se
inician dibujando mis anhelantes ideas.
Desde
el fondo de mi alma,
los monosílabos van diciendo
en la
arena sin huella,
más, más, más, más
y el
propósito se dibuja
en
prosas poéticas.
Los
deseos
de
hacerte llegar mis versos
convocan
desde las honduras,
descienden del firmamento,
luces, sombras, brisas, vientos, cristales
que son
espumas
surtidoras
de amores y de palabras.
Como
fugitivas centellas
rebotando
en sus reflejos,
van
cayendo de a poco
en
hojas sin estrenar,
hojas
de la orilla
que se
acercan
con el
seno de las olas, tiernas,
llegan
tibias al papel
al gran
taller del gozo, feliz,
de
hacértelos llegar a ti,
mi
amado amante.
Desde
el fondo de mi alma,
tan
blanco como la espuma
trabaja
mi pensamiento,
bosquejando entre haces de luces,
entre
resplandecientes afanes,
los
versos de amor
que
velando están en puro juego
en un
ardoroso buscar
la plenitud
del acierto.
Desde
el fondo de mi alma,
te busco a ti,
mi
inspiración.
¿Dónde
vives, solitaria misteriosa?
Por
hallarte mi alma no reposa,
vuela y
vuela bajo el cielo
y sobre
el mar.
Y tan
solo como un sueño
que se
esfuma,
ve un revuelo de tu clámide
en la
espuma,
ve en
los astros
tu
dulcísimo mirar.
Pálidamente
y en secreto
los
versos responden y aparecen
desde
lejanías o de frondas
donde se habían guarecido
y en
las estrofas
van los
sones brotando
como pasos de visiones
que conmigo
los estuvieron buscando.
Todo de mí
Todo de
mí,
soy
tuya,
mi alma
y mi cuerpo.
Te
busco entre el follaje de tu prado
y en el
fresco temblor del rocío
e
indago por el mar
por mí
cantado.
Todo de
mí
te
pertenece,
tu
estás en el verde levantado del árbol,
donde
pierdo mi albedrío
y en el
viento caliente del estío
y en la
orilla del mar enamorado.
Todo de
mí
es para
ti,
y así
voy por veredas de la tarde,
perdida
para siempre en tu embeleso,
sin
sentir el cercado de tus ramas
ni ver
tus fuegos que en los fuegos arde,
te
llamo hasta quebrar mi voz
¡ven
conmigo!
¡No me
dejes!
¡Todo
de mí es tuyo!
Ya que
si no estás a mi lado,
mi
corazón se desangra.
Tan de
cristal y oro perfumado
que te
cerca la garganta,
que
temo despertar en tus pupilas
por no
apoyar mis ojos en el aire.
Todo de
mí,
me
siento dentro de ti.
Tú
arriba, ingrávido, leve,
salvado
ya de ser vida tú mismo
para
vivir en el cielo monosílabico
del
puro arranque de sentirme tuya,
de la
chispa que de la nada se prende,
vivirás.
Todo de
mí,
siento
que hasta tu sombra me pertenece,
ayer la
acaricié
¡qué
extraño fue!
Pienso
en tus caricias,
mimos,
suavidades en mi piel,
que
corren hambrientas
para
recorrer todo mi cuerpo.
Todo de
mí,
hasta
tu perfume, tu sonrisa
que
está conmigo
y sigue
siempre clavada en mis ojos.
Necesito
que cada mañana
tu
aliento de cigarra,
anude mis ojos abiertos
en la
penumbra quieta.
No
estás,
pero sí
en mi mundo interior,
todo
unido a mí,
como un
ovillo de amores vírgenes,
plenos
de alegría y paz.
Todo de
mí,
es una
brizna viva
en tu
letargo de cariño.
Quiero
morir en tu calor
para
nacer en tus atardeceres
bajo el
canto de tus besos,
en la
danza de tus brazos,
¡tómame,
todo de mí es tuyo!
Me extrañas
Me
extrañas sin conocerme,
sólo nuestras palabras
nos
unen,
palabras
viejas
como el
mundo
que se
llenan de alas
y campanas
y
suenan nuevas,
nuevas
por completo
porque han sido pulidas
y
lustradas por la ternura,
la
dicha de habernos encontrado
en un
instante especial
y único
que nos
cubre,
que nos
rebasa,
que nos
estremece.
Me
extrañas,
dulces
palabras
que se
vuelven únicas
como
por milagro
y nos dejan suspendidos
en un
momento de felicidad.
Tú y
yo,
desde
la distancia
somos
pobladores
de la
maravilla de extrañarnos
sin
habernos visto nunca,
¿te das
cuenta?.
Somos
una canción,
dos
aves en vuelo,
dos
estrellas
de una
constelación de amor.
Ya
nunca seremos dos extraños,
porque
tanto tú como yo
tenemos en nuestras almas
nuestros
nombres
unidos
por una
invisible cadena
¡qué
milagro!.
Tú no
sabes,
solitario sacramento del nombrar
que
cuando te nombro,
te
pienso
y el
todo que nos separa
nos
acerca.
Me
extrañas
porque
somos un amanecer,
la llegada del sol
y del
verano
en una lluviosa tarde.
Me
extrañas
y más
me extrañarás
cuando
tus manos
se
posen en las mías
y tu
beso encienda
esta
cabeza mía
que
caerá
como un
fruto dorado
sobre
tu pecho.
Porque
eso es vivir…
¡vivir es renovarse cada día!,
es extrañar
sin saber por qué
a
alguien que se cruzó raudamente
por tu
vida
sin
remotamente esperarlo,
dejándose
caer
en tu
camino,
iluminando
creo
otras luces,
generando
expectativas nuevas
y
curiosas
como
una gracia
un poco
endeble
pero
arrobadora
como
una flor nueva.
Me
extrañas,
ser que
entiende,
comprende,
siente,
en mis
prosas de amor
lo que
éstas guardan:
temblores,
ansiedades,
emociones,
ese
perfecto deseo de amar
y ser
amada,
de esa
realidad de amor
que nos
hace inmensamente felices
y
volátiles,
levitando
ambos
en ese otro espacio
donde
sólo tú y yo
lo
recorremos.
Me
extrañas,
hablamos
y nuestras voces se unen,
se suspenden
en el
aire como para volar.
Que
extraño lo nuestro…
cada vez que hablamos
parece
que algo profundo
nos
acerca,
algo
con magia,
duendes,
hadas
que nos
entrelazan
con
hilos intangibles
que no
se desatarán
nunca
más.
Me
extrañas,
te
extraño
y la
espera de encontrarnos
se hace
larga,
quiero
compartir contigo
sueños,
penas,
alegrías,
canciones,
música.
Ser los
dos
la savia de un árbol,
las
alas del alma,
el
color del agua,
las estrellas
en el
fondo de los ojos,
la
locura
en el
pensamiento,
el
calor de la piel.
Dejar
que el amor
nos inunde
sin
miedos
y sin
temores.