Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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martes, 7 de mayo de 2019
Déjame a solas
Déjame a solas
con mi alma triste y taciturna,
buscando en mi interior
la paz y el amor dormido.
Déjame llorar la pena de no verte,
exhalar un suspiro de amargura,
refugiarme en los brazos de la muerte
para no sufrir ya tanta tortura.
Déjame a solas
para acariciar sólo el recuerdo
de los besos que me dabas con pasión,
déjame para ver
si es que me pierdo
en un profundo mar
de oscuras aguas.
Déjame recordar
que una mañana me brindaste
el rosal de tu
ternura
y que bebimos del azul fontana
la excelencia del sol y de la luna.
Déjame enloquecer,
pues eso quiero,
hundirme en el rincón del desconsuelo.
Déjame navegar como velero
que no tiene timón ni timonero.
Déjame a solas
en un desierto,
acompañada tan sólo de mi pena,
para pensar que vives
y que no has muerto,
porque no mueren las personas buenas.
Déjame trasladar a otros lugares,
quiero tomar la senda que cogiste
para ver si te encuentro en otros lares,
y me quieres como antes me quisiste.
Déjame a solas,
más breve flota la esencia de la carne,
más breve el viento devorando el llanto,
nada se agolpa y todo es un rastro
nada es inédito dentro del aire.
Tú debes saber
que mi edad invisible rueda triste,
emergen los recuerdos
de nuestras noches de amor
como el aire que respiro.
Entonces te diré,
como flor sangrando desde mi hoja,
venciendo el papel que voy llenando
Poesía es Soledad,
solamente una palabra contra el mundo.
Déjame a solas
para pensar eternamente en ti,
mi amado ausente,
decir que el vacío sopla la razón
aquí en los huesos donde existo
no habría nada que el alma despierte,
solo tú lo podrías hacer,
solo tú, el amor que hace que las palabras ardan.
Estoy acá
Estoy acá
cerca de ti
muy cerca,
mi vida en tu vida
y tú me desconoces
no sabes quien soy
Camino por las orillas del mar
y la espuma me acompaña
se creen que voy sola,
no, estoy contigo.
Los espejos,
el agua quieta
sombrean un solo cuerpo
pero en el alma hay dos sombras
unidas por lazos indisolubles.
Estoy acá
me debía bastar
con lo que ya me has dado
y pido más y más,
tú nunca podrías dar
otra cosa de ti
más perfecta.
Se cierran sin misión, ya, los ojos
a una luz, ya, sobrante.
Estoy acá
tal como me la diste
la vida está completa:
tú, terminado ya.
Pero de pronto te entregas a mí
es reconquista de ti
vuelta hacia dentro.
Estoy acá,
pidiéndote que me quieras
decirte que vivas,
que vayas más allá todavía
por los recovecos últimos de tu ser.
Estoy acá,
pidiéndote,
implorándote a ti, la vida,
inagotable,
alumbrada por el amor
al pedírtela.
Y no te acabaré
por mucho que te pida.
Estoy acá, acompáñame,
protégeme,
ampárame,
eres el amante de mi amor
y así puedo vivir en ti,
sin temor a lo que yo más deseo,
a tu beso,
a tus abrazos,
Estar ya,
siempre pensando,
en los labios,
en tu voz,
en tu cuerpo,
en tus brazos
y poder estrecharte sin fin
sin penas,
mientras se va inhacedera
con mi gran amor por detrás
tu solo cuerpo posible
tu dulce cuerpo pensado.
Te beso,
¿es obra humana tanto gozo?
¿Podrán los labios repetidos
hacer que vuele a mi el segundo beso?
Más que beso,
claridad que busca la certeza alegre
del don de hacer
milagros de amor.
Crónica de un sueño
Crónica
de un sueño,
mientras
te duermes
bajo el
trópico de tus párpados,
decrece
una selva alba.
Juguetones
ríos calmos
se
despliegan y se unen
para
inundar tu dulce mirada dormida.
Más
allá de tus pestañas
van
recostándose amplios montes,
pinares
de bosques primigenios
de luz
que besan su reflejo,
sosegado
en el ardid de las riberas.
Crónica
de un sueño
que
describe tu descanso,
tu iris
es el cobre que se oculta,
el
calor que sostiene a la sombra
como
una gota última de frescura,
el
lento fulgor que llena la tierra
y hace descansar, maduro, al fruto.
Crónica
de un sueño,
cuando
ya duermes
tus ojos son el pesado manto de la noche,
circulares cuevas para la nube,
palmas
de madre celeste,
arrullando
el pálpito, aún agitado,
en el
relámpago de la vida.
Tus
pupilas
son un
acuario de estrellas,
lámparas
floridas de profunda raíz,
cigarras
de estío
que
alumbran con el canto de sus alas
la paz
a tu sueño de tu cuerpo dormido.
Crónica
de un sueño,
del que
no es sencillo despertar
y la
estrella de mi númen,
brilla
en mi cielo de fantasía,
haciendo
real mi sueño
ejercitando
una precisa melodía.
En mi
duermevela
la inspiración se torna esquiva
y los
poemas, versos, frases,
giran y
revolotean sin cesar,
cayendo,
letra por letra
en una
danza circular.
Cada
suspiro
aporta
el amor al árbol del recuerdo
que
derriba el placer de la dulzura
que me reconforta.
Crónica
de un sueño
de un
poeta que plasma
el
sentido de una realidad
para
percibir la tan ansiada meta
de
encontrar el amor verdadero.
La meta
de pintar un mundo despierto
con un corazón fresco y abierto,
el límite entre lo cierto y lo incierto,
utilizando
las soñadas palabras
para
volcarlas puras y vírgenes
al
papel en blanco
que en
el sueño aparece.
En mi
pluma llevo el acero
de la
viva nostalgia,
en mi
corazón laten los poemas vividos,
en mi
sangre corre un río de sueños compartido,
mis
labios pintan versos y gritos reprimidos.
Crónica
de un sueño,
donde
se plasma el sentido
de una
realidad
para
percibir las tan ansiadas metas.
Y la
palabra tejida con amor
en el
sueño aparece
y el
verso diáfano y triste vuela alto
hacia horizontes lejanos
para
que lleguen a tus manos
en tu somnolencia despierta
en un
río de sueños
donde
prevalece el verdadero amor.