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Déjame a solas


Déjame a solas
con mi alma triste y taciturna,
buscando en mi interior
la paz y el amor dormido.

Déjame llorar la pena de no verte,
exhalar un suspiro de amargura,
refugiarme en los brazos de la muerte
para no sufrir ya tanta tortura.

Déjame a solas
para acariciar sólo el recuerdo
de los besos que me dabas con pasión,
déjame para ver
si es que me pierdo
en un profundo mar
de oscuras aguas.

Déjame recordar
que una mañana me brindaste
 el rosal de tu ternura
y que bebimos del azul fontana
la excelencia del sol y de la luna.

Déjame enloquecer,
pues eso quiero,
hundirme en el rincón del desconsuelo.

Déjame navegar como velero
que no tiene timón ni timonero.

Déjame a solas
en un desierto,
acompañada tan sólo de mi pena,
para pensar que vives
y que no has muerto,
porque no mueren las personas buenas.

Déjame trasladar a otros lugares,
quiero tomar la senda que cogiste
para ver si te encuentro en otros lares,
y me quieres como antes me quisiste.

Déjame a solas,
más breve flota la esencia de la carne,
más breve el viento devorando el llanto,
nada se agolpa y todo es un rastro
nada es inédito dentro del aire.

Tú debes saber
que mi edad invisible rueda triste,
emergen los recuerdos
de nuestras noches de amor
como el aire que respiro.

Entonces te diré,
como flor sangrando desde mi hoja,
venciendo el papel que voy llenando
Poesía es Soledad,
solamente una palabra contra el mundo.

Déjame a solas
para pensar eternamente en ti,
mi amado ausente,
decir que el vacío sopla la razón
aquí en los huesos donde existo
no habría nada que el alma despierte,
solo tú lo podrías hacer,
solo tú, el amor que hace que las palabras ardan.

Estoy acá


Estoy acá
cerca de ti
muy cerca,
mi vida en tu vida
y tú me desconoces
no sabes quien soy

Camino por las orillas del mar
y la espuma me acompaña
se creen que voy sola,
no, estoy contigo.

Los espejos,
el agua quieta
sombrean un solo cuerpo
pero en el alma hay dos sombras
unidas por lazos indisolubles.

Estoy acá
me debía bastar
con lo que ya me has dado
y pido más y más,
tú nunca podrías dar
otra cosa de ti
más perfecta.

Se cierran sin misión, ya, los ojos
a una luz, ya, sobrante.

Estoy acá
tal como me la diste
la vida está completa:
tú, terminado ya.

Pero de pronto te entregas a mí
es reconquista de ti
vuelta hacia dentro.

Estoy acá,
pidiéndote que me quieras
decirte que vivas,
que vayas más allá todavía
por los recovecos últimos de tu ser.

Estoy acá,
pidiéndote,
implorándote a ti, la vida,
inagotable,
alumbrada por el amor
al pedírtela.

Y no te acabaré
por mucho que te pida.

Estoy acá, acompáñame,
protégeme,
ampárame,
eres el amante de mi amor
y así puedo vivir en ti,
sin temor a lo que yo más deseo,
a tu beso,
a tus abrazos,


Estar ya,
siempre pensando,
en los labios,
en tu voz,
en tu cuerpo,
en tus brazos
y poder estrecharte sin fin
sin penas,
mientras se va inhacedera
con mi gran amor por detrás
tu solo cuerpo posible
tu dulce cuerpo pensado.

Te beso,
¿es obra humana tanto gozo?
¿Podrán los labios repetidos
hacer que vuele a mi el segundo beso?
Más que beso,
claridad que busca la certeza alegre
del don de hacer
milagros de amor.

Crónica de un sueño


Crónica de un sueño,
mientras te duermes
bajo el trópico de tus párpados,
decrece una selva alba.

Juguetones ríos calmos
se despliegan y se unen
para inundar tu dulce mirada dormida.
Más allá de tus pestañas
van recostándose amplios montes,
pinares de bosques primigenios
de luz que besan su reflejo,
sosegado en el ardid de las riberas.

Crónica de un sueño
que describe tu descanso,
tu iris es el cobre que se oculta,
el calor que sostiene a la sombra
como una gota última de frescura,
el lento fulgor que llena la tierra
 y hace descansar, maduro, al fruto.

Crónica de un sueño,
cuando ya duermes
 tus ojos son el pesado manto de la noche,
 circulares cuevas para la nube,
palmas de madre celeste,
arrullando el pálpito, aún agitado,
en el relámpago de la vida.

Tus pupilas
son un acuario de estrellas,
lámparas floridas de profunda raíz,
cigarras de estío
que alumbran con el canto de sus alas
la paz a tu sueño de tu cuerpo dormido.

Crónica de un sueño,
del que no es sencillo despertar
y la estrella de mi númen,
brilla en mi cielo de fantasía,
haciendo real mi sueño
ejercitando una precisa melodía.

En mi duermevela
 la inspiración se torna esquiva
y los poemas, versos, frases,
giran y revolotean sin cesar,
cayendo, letra por letra
en una danza circular.

Cada suspiro
aporta el amor al árbol del recuerdo
que derriba el placer de la dulzura
 que me reconforta.
Crónica de un sueño
de un poeta que plasma
el sentido de una realidad
para percibir la tan ansiada meta
de encontrar el amor verdadero.

La meta de pintar un mundo despierto
 con un corazón fresco y abierto,
 el límite entre lo cierto y lo incierto,
utilizando las soñadas palabras
para volcarlas puras y vírgenes
al papel en blanco
que en el sueño aparece.

En mi pluma llevo el acero
de la viva nostalgia,
en mi corazón laten los poemas vividos,
en mi sangre corre un río de sueños compartido,
mis labios pintan versos y gritos reprimidos.

Crónica de un sueño,
donde se plasma el sentido
de una realidad
para percibir las tan ansiadas metas.

Y la palabra tejida con amor
en el sueño aparece
y el verso diáfano y triste vuela alto
 hacia horizontes lejanos
para que lleguen a tus manos
 en tu somnolencia despierta
en un río de sueños
donde prevalece el verdadero amor.