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Silencio


Silencio, frio, helado, tenaz, que nos inundó a los dos,
separándonos, nos alejó uno del otro.
No quiero guardar mis silencios entre tú y yo,
lleva tus manos a mi pecho , amor, que desnudándote caminos,
sobre el muro que cerca mi silencio.
En silencio la piel de tu costado que une, enciende sobre el ojo,
avivado del deseo y flota tú cintura sobre el agua que emanan,
mis recónditos adentros.
En silencio balancea en tu frente una coraza de aire,
que se escapa de tus dedos y sobre mis besos las palabras une,
tus oídos a mi verso.
Amor, eleva tu nombre contra el cielo, amor que desnudándote,
caminas sobre el muro que cierra mi silencio.

“La luna es una espada,
en cuyo filo duerme el amor”

Culpa


Culpa, ¿toda mía es la culpa de tu ausencia?
No supe retenerte a mi lado.
¿Será mi culpa?
¿O tu miedo a amarme y ser amado?
Yo soy por siempre tu amante hasta que deje este mundo.
Mi culpa es amarte con toda intensidad, con mi cuerpo y mi mente,
con todo mi ser.
No estás.
Y estás en mí como una lluvia de suavidades indefensas,
que braman por sacarme de la rutina muerta,
para arrastrar mi sed en el silencio de tus miradas grises.
Quisiera estar contigo sin culpa alguna,
en un bosque de pinos para seguir la travesía del aire,
telegramas de resina y de esperanza.
¡Cuántas flautas prodigiosas envolverán la culpa acumulada,
entre redes de hojas perfumadas!

“¡Qué feliz me siento con mi culpa!
¿Podrás decir lo mismo de la tuya?”

Tiempo


Tiempo, mirando un retrato mío y poesías de amor,
con ardor y pasión, son de alguien ya definitivamente muerto.
Tiempo, pero aquí- según creo- vivo, escribiendo.
¡Ilusionista, embaucador, inimitable, mantenedor,
el todo poderoso señor Tiempo!
Los segundos corren sigilosos, los minutos vuelan en el aire,
las horas son esperas interminables.
¡Oh, señor Tiempo!
Que desgranas nuestras vidas, en un lapso corto,
breve, debemos vivirlo al máximo, disfrutando todo a pleno.
Tiempo de colores, de risas, de alegrías, de amores,
no de dolores ni penas.
Tiempo, cada minuto que el reloj desgrana,
con sus pinzas prolijas y puntuales,
mi entretenimiento tanto más se afana por descifrar enigmas y señales.

“Detrás la espesa niebla del misterio
y más allá un dios mudo, sordo y ciego”