Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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sábado, 25 de mayo de 2019
Silencio
Silencio, frio, helado,
tenaz, que nos inundó a los dos,
separándonos, nos alejó
uno del otro.
No quiero guardar mis
silencios entre tú y yo,
lleva tus manos a mi pecho
, amor, que desnudándote caminos,
sobre el muro que cerca mi
silencio.
En silencio la piel de tu
costado que une, enciende sobre el ojo,
avivado del deseo y flota
tú cintura sobre el agua que emanan,
mis recónditos adentros.
En silencio balancea en tu
frente una coraza de aire,
que se escapa de tus dedos
y sobre mis besos las palabras une,
tus oídos a mi verso.
Amor, eleva tu nombre
contra el cielo, amor que desnudándote,
caminas sobre el muro que
cierra mi silencio.
“La
luna es una espada,
en
cuyo filo duerme el amor”
Culpa
Culpa, ¿toda mía es la
culpa de tu ausencia?
No supe retenerte a mi
lado.
¿Será mi culpa?
¿O tu miedo a amarme y ser
amado?
Yo soy por siempre tu
amante hasta que deje este mundo.
Mi culpa es amarte con
toda intensidad, con mi cuerpo y mi mente,
con todo mi ser.
No estás.
Y estás en mí como una
lluvia de suavidades indefensas,
que braman por sacarme de
la rutina muerta,
para arrastrar mi sed en
el silencio de tus miradas grises.
Quisiera estar contigo sin
culpa alguna,
en un bosque de pinos para
seguir la travesía del aire,
telegramas de resina y de
esperanza.
¡Cuántas flautas
prodigiosas envolverán la culpa acumulada,
entre redes de hojas
perfumadas!
“¡Qué
feliz me siento con mi culpa!
¿Podrás
decir lo mismo de la tuya?”
Tiempo
Tiempo, mirando un retrato
mío y poesías de amor,
con ardor y pasión, son de
alguien ya definitivamente muerto.
Tiempo, pero aquí- según
creo- vivo, escribiendo.
¡Ilusionista, embaucador,
inimitable, mantenedor,
el todo poderoso señor
Tiempo!
Los segundos corren
sigilosos, los minutos vuelan en el aire,
las horas son esperas
interminables.
¡Oh, señor Tiempo!
Que desgranas nuestras
vidas, en un lapso corto,
breve, debemos vivirlo al
máximo, disfrutando todo a pleno.
Tiempo de colores, de
risas, de alegrías, de amores,
no de dolores ni penas.
Tiempo, cada minuto que el
reloj desgrana,
con sus pinzas prolijas y
puntuales,
mi entretenimiento tanto
más se afana por descifrar enigmas y señales.
“Detrás
la espesa niebla del misterio
y
más allá un dios mudo, sordo y ciego”