Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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domingo, 16 de junio de 2019
Desierto
Puede
ser tierra yerma resquebrajada,
seca
sin vida, muerta esperando torrentes de gota simiente.
Solo
el viento, el sol, el polvo, que se une con el cielo,
formando
un puente para ascender al infinito,
los
cerros callados, intensa espera escuchando el silencio, silencio anodino,
adormecedor,
eterno.
Quebrado
por el granizo de algún pájaro o por los pasos rápidos de un roedor al acecho.
El
tiempo en suspenso, el desierto espejo de mi vida vibrante y seca esperando
torrentes,
de
gotas simientes.
Desde
tiempo atrás no hubo ni un momento ingrato, ni de aspereza diestra, los
temores,
indefensos
y será entonces el fin y la común unión.
El
amor nunca perdona a quienes saben amar.
“De día…
como cuando el amor llega.
De noche…
Como cuando el amor se aleja”
Miedo
El sol enredaba sus hilos
con el viento, orillando el vuelo de mariposas tibias.
La siesta se hamacaba bajo
los sauces,
mientras río arrullaba el
sueño enamorado,
de las sombras frescas y
los paso otoñales.
Dos. Eran dos con miedo de
ser uno.
Miedo a amar y dejarse
amar.
Miedo a pasión desbocada.
Miedo y besos furtivos.
Miedo a hacer ramas
entrecruzadas bajo las ramas confundidas de los ligustros anhelantes.
Miedo a ser naturaleza
viva, en la naturaleza.
Los otros… los otros…
siempre los otros.
¿Y nosotros? … ¿Cuándo? …
Miedo de que con el viento
cañero, con los lapachos, con las flores sin nombre,
con los naranjos, por
jardines y plazas te vayas filtrando al campo,
para llegar al más allá y
no te vea más.
“Cupido
tiene una espada
por flecha, no hiere,
mata”
Caminemos
Caminemos juntos porque la
vida nos hizo encontraros cuando,
cada uno viajaba por el
suyo.
En el amor todo es posible,
antes que nada, después de todo.
Caminemos juntos muy
juntos, para que nuestro amor crezca y reverdezca.
Todo es posible, tu amor
traslúcido vela mi cuerpo,
acaricia en silencio mis manos mientras
caminamos.
Caminemos juntos, muy juntos,
yo temblando de emoción,
tú mirándome a los ojos.
Somos pareja a la sombra
del árbol edénico, unidos por siempre.
Caminemos como felices
amantes mientras duerme la pradera,
en brazos de su estío,
cuando los pájaros a nuestro pasar,
inician un dúo de
improviso.
Caminemos que muy lejos,
violines dibujan una alegría y
prodigios del aire la convierten por nuestra presencia
en mágica música,
de amor y canto.
“El
amor perdura antes que nada”