Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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martes, 19 de noviembre de 2019
Suspiros en silencio
Suspiros
que surgen en el silencio
desde
lo hondo del alma,
parecen
clamores de murmullos
elevándose
al viento.
Surgen
poemas, frases, ideas,
profusos
versos con suspiros entrecortados
que
desgranan mi amor hacia ti.
Yo
intento siquiera emitir en silencio
la historia en mares sin calma,
me
despego tan solo
en
suspiros al viento
aunque
en esos suspiros
se vaya
mi alma.
Me
detengo un instante en este verso
y entro
a través del cauce de mis palabras
hacia el suspiro oculto en el silencio.
Dibujo
tu paisaje al compás de un poema,
en él
te acaricio y manifiesto,
una vez
más que el dolor de quererte
es el
fuego que me quema,
sin
embargo, te quiero
sin
querer renunciar.
Ya no
tengo lenguaje para escribir poemas,
sólo me
queda el suspirar en silencio,
en él
he tratado de esconder el secreto
pues
grande es el reto
por no
saber dónde estás.
Los
suspiros en silencio se extinguen
como
acontece siempre
en cada
paso al andar.
En mi
amor te distingues
porque
eres poesía
y
aunque ya no te encuentre
en mis
versos estarás
y mis
suspiros en silencio
volarán
hacia ti.
Suspiros
en silencio,
van despacio, leves,
como
soplos alternos se entregan a ti,
al
ritmo de tu vivir soñando.
Veo la
estrofa
de que
está hecho tu sueño,
la
tienes en tu alma tendida
esperando
los besos
que ya
son tuyos
son el
misterio en el alto silencio de la noche,
ya que
un soñar mío
empieza
al borde de tu cuerpo
y en él
el tuyo siento.
Tú
dormido, yo en vela,
hacíamos
lo mismo,
no
había que buscar tu sueño,
ya que
era mi sueño, mis suspiros
eran tuyos.
Suspiros
en silencio,
entrecortados,
diáfanos,
van
hacia el aire entre murmullos de amor,
respirando en tus caricias
y
despertando entre tus recuerdos.
Mi
corazón palpita y vibra
entre
mis suspiros, en silencio
y mi
alma se va con ellos
añorando
tu ausencia.
Mis
suspiros son de puro amor por ti.
Si los
cielos iluminan
trasluces
de paraíso,
islas de color de edén,
es que
en las horas sin luz,
sin
suelo,
hemos
anhelado el estar juntos los dos,
sin palabras,
dejando
como una gran estela de luz,
el amor
detrás cuando cruza
por la
noche eterna del mundo.
Suspiros
en silencio,
me los
ha llevado el viento
en la
dulzura del alba
y
buscándonos a tientas
con las
bocas
que el
vacío besaba
en
prodigioso pacto
nos
encontramos siempre.
Pequeñas promesas
Pequeñas
promesas,
vienen desde muy lejos,
nos
atrapan, nos envuelven,
dándonos
alegrías al escucharlas.
Son
fugaces y tiernas,
nos
despiertan sentimientos
que creímos ocultos,
que ya
nos habían abandonado.
Pequeñas
promesas de amor,
de un
amor que arrastra recuerdos vagos,
ya casi
olvidados,
los
cuales creí inexistentes
pero
cuán profundos
se
arraigaron en nuestras almas.
Nos
hacen crecer poderosas alas
para
cortar como golondrina
el
cielo azul y celeste
de esta
aurora nueva
y me
siento casta, luminosa,
transparente, serena,
andando
libre y sin sombras
en un
camino de estrellas.
Pequeñas
promesas
que
pasan por el aire como ramos verdes,
cercando
mi sosiego,
posando
un viento en mis labios,
guardando tu augurio en cofre de plata.
Mis
manos están prontas
a recibir tu ofrecimiento,
rogando
que se cumplan mi deseo
de
estar junto a ti,
tan sólo instantes, minutos de mí existir,
calmo y
sereno.
Pequeñas
promesas,
te escucho, te nombro y te reclamo
y mi
deseo reverdece hacia adentro,
puliendo artesonados tu ausencia.
Recorre
mis orillas
un
viento adolescente en primavera
y en
este otoño mío
la
estirpe de mis cantos se levanta
y la sangre vibra, palpita,
te
convoca y te necesita a mi lado,
entre suspiros entrecortados y hondos.
Pequeñas
promesas,
el indicio de ti, es como un signo
de
dorada abeja en el aire de alelíes,
la miel de mis labios muda
al
carmín tus besos esperados.
Renuevas
mis anhelos y esperanzas
y
siento crecer en mis solares,
olivos,
laureles y mirtos blandos
y
proclama con todos mis sentidos
¡tuya
soy entre aires de cristal
y oros
perfumados!
Pequeñas
promesas,
tan
sentidas y anheladas
que
temo despertar en tus pupilas
por no
apoyar mis ojos en los tuyos
y por
un breve resquicio de mi frente
se
asoman a mi pecho tus sentidos
y
tiemblan las barandas de mi cuerpo
al
sentir apoyar tus leves
y
deseados brazos
en mi cuerpo estremecido.
Pequeñas
promesas,
siento
promisiones que de tu piel sin nubes
se
levanta un sol joven de rosas circuido
y mi boca en la boca del estío
se
inicia en el secreto de nombrarte.
Te
llamo hasta quebrar mi voz,
no me
defraudes,
prométeme no olvidarme,
sé que
el amor se despertó en los dos
y se
derramó en nuestras almas,
reflejándose
tu imagen en mi cuerpo
como el
frescor de la creación primera.
¡Pequeñas
promesas,
acérquense,
arrumáquenme,
denme
la tibieza primera
de un
amor amanecido y luminoso!
No estar contigo
No
estar contigo,
te desviaste
de la
senda
en la que yo te estaba buscando.
Te
entreví soslayadamente,
intuí tu venida,
te
esperé con todas mis ansias,
mi
cuerpo entero
clamaba
por ti.
Viniste
hacia mí
raudamente
como
relámpago de luz
iluminando mis mares internos
y te
internaste con alegrías,
con
ternuras
y
deliciosas caricias
como un
pájaro
picoteando
un campo pleno
y
fecundo
de
semillas estremecidas
de ser
encontradas.
Tu
llegada
duró
sólo instantes,
ya no
estoy contigo
y te
extraño tanto
que mi
corazón se estruja,
vibra,
palpita
y se
anega de lágrimas
largas,
interminables,
la
desilusión me colma
y los
pesares
inundan
mi alma
que
confundida
y
estremecida
no
puede comprender
los por qué
de
estos tan sólo instantes
de
felicidad total
y
pródiga.
No
estoy contigo,
no lo
estaré nunca más
en esta
vida del Hoy,
ni del
mañana.
Mi afán
ciego
por
creer
en tus promesas de amor
no me dejaron ver
que
ibas a ser
en mi
camino
sólo
una estrella fugaz.
Bañaste
mi alma
de luz
por un instante
y como
un cometa raudo
y veloz
su
estela
dejó
marcas indelebles
en mi
cuerpo
y en mi
espíritu.
Contigo
sentí el perfume
y la
suavidad
de una
flor recién abierta.
Suave
curva
la
entrega de nosotros
como
pájaros
que en
busca de lo soñado
hacia
todas partes vuelan
ensayando todos los cantos
de las
aves
que toda la Tierra pueblan.
No
estar contigo
es
sentirme
como
colmena vacía,
sin
zumbidos
ni
latidos
ya que mi alma está seca,
es como
hundirme
en un
mar de dolorosas tragedias,
me
hiciste mal,
me
hiciste bajar
a un
abismo
donde
la luz
no
penetra.
No
estar contigo
es
sentirme atrapada
en un
laberinto
de
verdes follajes
donde
los pájaros
no responden
y en un intangible ensueño
lejano
donde
las flores
se
esconden.
Y así
dejaste mi alma triste
y
abatida
viviendo
sólo en
la bruma
donde
mis ilusiones
se
pierden.
Te
pienso
y te
retrato fiel
sobre
el heliotropo
del
crepúsculo
idealizándote
con
ímpetu alado.
Sólo
eres ahora
un triste recuerdo,
un tesoro no conquistado,
un
espejo
donde
no se reflejan
nuestras imágenes.
¡Vete
ya!
¡No regreses!
No me
encontrarás
en la
inmensidad del tiempo,
ya eres
una saeta
que se
perdió
en el
azul cielo.
Para ti
escribí
los versos de amor
que no
llegaron nunca al papel
que los esperaba
con
ansias
entre
el olor de tomillos
y de
madreselvas.
¡Qué
dolor a mi pecho se derramó!
Voy en busca
de la
lluvia que limpia
y
rejuvenece mi alma
e
ilumina mi rostro
con una
sonrisa
para el
nuevo amor
que se
acerca.