Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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jueves, 2 de enero de 2020
Quisiera que estés presente
Quisiera que estés presente
con el color de tus ojos o tu voz o tu
risa.
¿Lo sobrenatural nació quizás contigo?
Hoy estoy pensando en ti…
como lo hice ayer
y lo haré mañana.
Mi mente repite tu nombre,
mis labios lo gritan,
mi cuerpo extraña el calor de tu
cuerpo.
Te extraño,
extraño el sabor de tus labios…
Extraño la caricia de tus manos.
Quisiera que estés presente,
aquí a mi lado…
Quisiera poder besar tus labios
y tomar tu mano.
Pero no puedo,
no estás presente y te busco
en una búsqueda incierta,
inasequible, eterna,
jugando con nosotros a será o no será.
Sé que te encontraré,
estaré siempre al acecho en las altas
madrugadas
por si cruzases por mis soledades
entre alas invisibles que se cruzan
y envuelven mi cuerpo esperándote.
Quisiera tenerte a mi lado
en el frescor de mi cuerpo enternecido
donde la hierba se siente ya iniciada
entre musgo verde y recién brotado,
entre la sombra de los sauces
inclinados.
Quisiera que estés presente
y te entregaría un poema de amor
como puñado de agua límpida,
entre un espejo agradecido
donde acontece tamizada la tarde.
Estaré contigo agradecida
de tenerte entre mis brazos
pero es ardua la empresa,
la curva se endereza y pienso
que sin acertar el rumbo
ni la escala estaría mi cuerpo contra
el tuyo
en la alta luz que con ímpetu
resbalaríamos en nuestro nido de amor.
¿Cómo apresar la sosegada llama
que te entibia los ojos?
¿O el frenesí que tu mirar proclama
cuando se incendia pródigo de rojos?
Quisiera que estés presente
desvivida por besarte
y mi piel en este estío enamorado
tiembla como adolescente enamorada
y hasta mi corazón multiplicado,
arde entre las ramas del cerezo.
Hollo mi memoria en una espera
cotidiana,
corriendo por mis venas mi amor para
ti consagrado,
ajena a la honda espera que el tiempo
riguroso sazona.
De repente,
llegaste,
como llegan las nuevas
que sacuden las entrañas,
tiembla el aire,
temblamos los dos tan sólo con
mirarnos,
empañadas nuestras voces,
quebradas nuestras alas sólo sonrisas
y cantos,
besos sin fin
hundiendo nuestras cabezas confundidas
entre nuestros regazos.
Quisiera que estés conmigo siempre
ya que hambrienta de tu amor estoy
y mi cuerpo puro y casto
te reclama fatigando mi corazón y mi
respiro.
¡Quiero vivir los besos
con sensación de retorno siempre!
Sorpresa inesperada
Sorpresa
inesperada,
¿qué
viene por el sendero blanco
como
papeles de rocío,
revoloteando
el aire hacia mi?
Buscan
mi nombre,
hurgan
entre miles de huecos
de
arcones con cerrojos
y
llaves entreveradas en un ovillo metálico
que es
imposible desatar.
Sorpresa
inesperada,
como en
un combate
con
carcaj en nubes urdidas,
sueño
que despierto
entre
murmullos desnudos
donde
la luz en mis pupilas congrega
la
sangre en los sentidos y una tibia memoria
sin
contornos descubre lo que esperaba ansiosa.
Sorpresa
inesperada,
se
mueve la distancia hacia ella
como
alas batientes detrás de mi alma,
inútil
que te busque y te persiga,
vendrás
por el aire burilada
por el
talón de arcángeles invictos.
Sorpresa
inesperada,
mi
corazón tiembla,
la duda
me inunda,
¿es que
acaso llegará a mí,
a pesar
de todas las murallas que me envuelven
y me aprisionan
en castillos de cristal?
Un
miedo tibio padece lentamente mi alma
pero la
esperanza lo cubre con mantos verdes
haciendo
que el aire húmedo
me
lleve a cielos de alamedas de cristal,
esperando
en paz y sosiego.
Sorpresa
inesperada,
se
acerca despacio,
sin
prisa,
sobornando
las dudas que me acechan
que me
quitan el hechizo de mis sueños.
¿Será
verdad que me encuentra lo que más espero?
Mis
manos se agitan,
angustiándose
en el aire
en un
largo alumbrar del movimiento.
Cae el
pulso agitado de la sangre
sobre
el plato sonoro del silencio,
quema
la llama hirsuta de mi frente,
un ave
de marfil en primer vuelo.
Sorpresa
inesperada,
¿Vendrás
a mí?
¿Me
encontrarás en el instante preciso
en el
que más te necesito?
Crece
en mí,
una
hiedra pálida de dudas,
ahogando
en desazón el pensamiento
y
deteniendo las horas de la espera
la
ramazón elástica del viento.
¿Cuál
es la sorpresa inesperada?
La que
agita mi alma,
la que
levanta la estirpe de mis cantos
y mi
sangre convoca con apetencia
haciendo
brotar de mi interior
las
palabras con sonidos,
las
frases de amor,
la que
despiertan mis sentimientos más íntimos,
los
secretos guardados con celo y artimañas
para
que nadie los encuentre en el nunca jamás.
Sorpresa
inesperada,
te
reclamo,
te
nombro para que me halles
y me
sumerjas fija en este mundo
entre
alegrías y cantos,
hacia
mi interior donde el deseo reverdece.
Queda
la incógnita,
lo no
sabido,
lo
imposible de anunciar,
el misterio
no develado,
el
ruego no escuchado,
la
quietud inmóvil,
la
soledad sin amor.
Sorpresa
inesperada,
eres el
solar de mi vida,
el
deseo consumado aún sin serlo,
coronas
los vientos serenados de mi vida
y haces
surgir los cánticos unánimes
de mi
frágil existencia.
Ya se
acerca,
notas
suben en números concordes,
el
mañana me espera y con sones de oro
te
proclamo dueña y señora del existir
en esta
vida donde la sorpresa inesperada
nos
conduce a dichas sin sonrojos
corriendo
por la cifra de mi nombre
hacia el
cuenco sellado de mi vida.
Invadiendo mi silencio
Invadiendo
mi silencio,
tú el
que intentas murmurar,
constantemente,
tus
palabras sentidas de amor
no
dejando que me encuentre
a solas
conmigo misma
para
borrar de mi mundo interior,
antiguas
desolaciones.
Quiero
mi silencio mudo
incluso hasta en el viento que toca mi oído,
o el
eco que se asoma a burlar mi voz.
Hoy
necesito soledad,
el
cielo está oscuro,
la luna
se ha ido,
las flores no tienen la esencia de ayer.
Las
aves volaron dejando su nido,
me
siento sola,
pero sé
que tú vendrás
al
grito desesperado de
¡vuelve
a mí, no me abandones,
necesito
tu amor!
Invadiendo
mi silencio,
estoy
en penumbras con todo mi hastío
y en cada suspiro lloro una oración
que
clamo en silencio
porque
sé que todo fue pasado
y que
tú vendrás a mí,
dejando
en tinieblas, dolores ya idos.
Invade
el silencio todos mis espacios,
mi vida
marchita navega sin ti,
en un
triste andar
se mueren mis pasos,
te buscan sin tregua
para
que me traigas al hoy
donde
tú me esperas.
Invadiendo
mi silencio,
sin
ningún encuentro, sé mi amor,
vigía de esta silenciosa
que
quiere regresar
de su
viaje interminable
en el
desierto de su alma
y que
su corazón,
de la
mano dulce de la brisa,
llegue
hasta ti.
En la
caricia de tu voz,
yo era
el umbral de tu presencia,
yo
estaba en la sombra de tu nombre,
yo
habitaba en ti,
pero en mi mundo de silencio,
no te
encuentro
y un
profundo dolor invade mi corazón.
No me
dejes estar en el completo olvido,
hazme
llegar sólo una caricia leve,
el
recuerdo de una sonrisa,
la mano dulce de la brisa
y
acércate con ternura
a mi
mundo de silencio.
Invadiendo
mi silencio,
tú, sin prisa, despacio, lentamente,
te vas
adentrando en mi mundo
para hacerme beber
la
fuente de la vida,
aquella
que dejé
sin casi
darme cuenta.
¡Ven!
¡Entra en mi alma y hazla renacer!
Que
poco a poco
tu
magia invada mi ser
despertando
sus deseos
de gozar y amar
y así
lograrás detener el tiempo
entrando
al silencio de mi alma
para
vivir contigo
suspiros
leves y caricias cercanas.
No
quiero que seas
en mi
mundo de silencio
un
simple reflejo
en mi
imaginación
y que
al despertar mis ojos no te lloren.
Invadiendo
mi silencio
con tu
presencia en mi cuerpo
para
darme la flor del amor de la vida
que hoy
desvela mis pensamientos
con
silencio de olvido.