Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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sábado, 4 de enero de 2020
Sólo tú
Sólo
tú, mi amor ausente,
me
instas a que mi cuerpo y mi alma
se
abran como un gran abanico
de
sentimientos, risas, deseos,
gozos,
alegrías sin fin.
Quiero
estar contigo donde estuve.
Contigo,
volver
¡Qué
novedad tan inmensa ésa,
volver
otra vez y repetir
lo
nunca igual de aquel asombro infinito!
Sólo
tú, en cualquier instante,
segundos,
años,
puedes golpear mi corazón
porque
sé que donde estuve
sólo se
va contigo, por ti.
Tus
besos los beso yo por ti,
saben, tienen sabor a los zumos del mundo.
¡Qué
gusto negro y denso
a
tierra, a sol, a mar!
Se
quedan un momento en mis labios,
indecisos,
imprevistos
y sin percatarme
no se si son para mi,
por ser algo irreal y mágico,
¡Son
estelas, son signos,
son
condenas o auroras!
Sólo
tú, creas en mi rostro un velo de lágrimas.
Si tú
supieras que ese gran sollozo
que
estrechas en tus brazos,
que
esas lágrimas que tú secas besándolas,
vienen
de ti,
son tú
dolor hecho lágrimas
más
sollozos míos.
Sólo
tú, el único,
traído
por el viento crepuscular
y el
silencio boreal,
hizo latir aprisa,
acompasado
mi corazón enamorado.
Dime
el porqué de nuestro encuentro
en la
sintonía del existir
en este
Universo que nos rodea
y nos
envuelve en redes invisibles,
diáfanas,
entrelazadas
con
hilos de mil hojas verdes
y capullos sin abrir de flores multicolores.
Sólo
tú, es al que espero,
a nadie
más esperaré nunca,
como
Penélope tejiendo mil telares
frente
al mar mirando
casi
sin ver el horizonte
fruncido
por la pena de la distancia.
Cuando tú
me elegiste, el amor eligió,
salí
del gran anónimo de todos, de la nada
y mi
tristeza se trocó en alegría
más
alta que las estrellas o nubes,
me
elevaste.
Y mi
gozo se echó a rodar,
prendido a tu ser, en tu pulso.
Posesión
tú me dabas de mí, al dárteme tú.
Viví,
vivo, ¿hasta cuando?
Sé que
volverás atrás,
cuando
te vayas retornaré
a ese
sordo mundo sin diferencias
de la
gota en el agua,
del
gramo en el peso.
Una más
seré yo
al
tenerte de menos
y
perder hasta mi nombre.
Soñar y recordar
Recuérdame
siempre
(Entre
las alegrías y las tristezas,
mi alma
te busca y te encierra
como el
vuelo del ave
encierra
el suyo preferido
en una
red de ansiosas
idas y venidas en su entorno)
Sueña
conmigo
Recuérdame
siempre
(No
puedo olvidarte,
fluyes dentro de mí,
vas por
mi ser entero,
por mis
venas hasta mi corazón,
aún hoy
en la fervorosa negación
de tu
ausencia).
Sueña
conmigo.
Recuérdame
siempre.
(Quiero
estar junto a ti,
acunarme
en el cansancio
y en
él, tenerte entre mis brazos
aunque
no nos toquemos,
sólo
con nuestras miradas)
Sueña
conmigo
Recuérdame
siempre
(Mi
amor inmóvil, flor sin otoño,
está
siempre presente
en un
frenesí de quererte,
seguro
de no acabar
cuando
terminen los besos,
las
miradas, las señales)
Sueña
conmigo
Recuérdame
siempre
(Mis
palabras te llegan en un eco,
buscando
tu ser
y no te
encuentran,
retornan
al silencio esperándote
para
cumplir el anhelo impaciente
de
esperar tus tibios besos)
Sueña
conmigo
Recuérdame
siempre
(Deseo
que tu ausencia termine
para
tenerte a mi lado,
muy
junto a mí
en
nuestro mundo de lo prometido
que
enternece el alma
donde
oscilan los imposibles,
tan trémulos como cañas
en la
orilla de los ríos)
Sueña
conmigo
Recuérdame
siempre
(Eres
mi ser amado,
necesito
el ritmo de tu cuerpo
cuando
respiras cerca de mí,
tendidos
juntos en nuestra noche,
alargando
nuestras manos
para
sentirte a mi lado)
Sueña
conmigo
Recuérdame
siempre
(Vamos
sin prisas a nuestro paraíso celestial,
iluminado ya para que nuestro paso,
al fin
del día, gane la orilla oscura
donde
la felicidad nos inunda
y nos colma con júbilos,
con
besos, con placeres infinitos)
Sueña
conmigo
Recuérdame
siempre
(Apenas
te has marchado
y yo ya
te espero,
anhelo
todos tus movimientos,
tus
pasos, tus latidos, tus caricias,
sé que
volverás,
que una
nueva aurora
brillará
en mi existir
sin
vagas sombras ni infinitas distancias)
Sueña
conmigo
Recuérdame
siempre
Todo
sonido en eco tuyo
me lo
convierte mi alma
que te
espera,
sé que
vienes hacia mí
y tus
pasos se sienten
aún en
ese largo rodeo
que das
para volver.
¡Qué
dicha sin sonrojos
la que
corre por mis venas
al sentirte llegar!
La espera
La
espera,
con
infinita calma y paciencia,
expectante,
te
busco como a una flor,
no
lejos de la noche,
mi
cuerpo mudo se abre
a la
delicada urgencia del rocío.
Hay en
la espera, un rumor a lila,
rompiéndose.
Y hay,
cuando viene el día,
una
partición de sol
con
pequeños soles negros.
Y
cuando es de noche, siempre,
una tribu de palabras mutiladas,
busca asilo en mi garganta
para
que no canten ellos,
los funestos, los dueños del silencio.
La
espera,
en ella
he dado el salto de mí al alba,
he dejado mi cuerpo junto a la luz
y he
cantado la tristeza de lo que nace.
Soy la
silenciosa en el desierto,
la
viajera con el vaso vacío,
la sombra de mi sombra.
Sin
desesperación ni ahogos,
sólo
con penas profundas,
te espero tan sólo por un minuto
de vida
breve, único,
de ojos
abiertos
que te
ama en su mirar,
danzando
de alegría entre flores pequeñas
como
palabras sentidas y dulces.
La
espera,
desnuda
en el paraíso de mi memoria,
sin
conocer el destino de mis visiones,
tengo miedo de no saber nombrar
lo que no existe.
Salto
de estrella a estrella,
de
sombra en sombra,
muero
de muerte lejana,
la que
ama al viento.
La
espera,
mi memoria iluminada
es como
una galería
donde
vaga la sombra de lo que espero.
No es
verdad que vendrá.
No es
verdad que no vendrá.
La
espera,
no quiero ir tras tu búsqueda
como
sonámbula y transparente
en
nuestro nido de hilos que tú dejaste
y ahora
rígido sólo me danzo
y me
lloro
con tus
recuerdos
doblemente
sufrida
en la
memoria de aquí y de allá.
Y en la
noche un espejo de cenizas
como una visión lejana
refleja
tu amado rostro,
en mi
corazón de medianoche.
La
espera interminable,
pasa
lenta, con pausas dolorosas
y en un
canto arrepentido,
vigía
detrás de mis poemas,
me amordaza, me quiebra,
me
inunda de llantos largos.
La
noche que fue de los dos,
se
dispersó con la niebla
y
quiero mirar tu rostro una vez más
hasta que se aleje de mí
el miedo
como un
pájaro al borde filoso de la noche.
Pero el
silencio sin ti es cierto
y por
ello mis palabras vuelan en el aire
porque
estoy sola y escribo.
No, no
estoy sola,
hay
alguien junto a mí que tiembla.
Delicia
de perderse en la imagen presentida,
voy en
busca de quien soy,
peregrina
de mí,
voy hacia la que duerme
en un
país al viento.