Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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viernes, 10 de enero de 2020
Candidez amorosa
Candidez
amorosa,
mis
pasos de alondra,
pisaron
el otoño húmedo
y te
sentí volar entre la fronda
indiferente de viejos pergaminos,
te
fuiste lejos,
a
lugares inciertos.
Quise
seguir tu vuelo solitario,
quise
amarrar mis ojos
a tus
amadas alas,
quise
rehacer mis dedos
con tus
plumas,
quise
volar cerca de ti,
entretejiéndome
entre
tus cálidas caricias.
Candidez
amorosa,
inocente,
crédula,
creía
fácil seguirte y tenerte cerca,
más tú
volabas, volabas…
Autómata,
juguete de papel y cielo
y te
tragaba el viento
y te
mordía la distancia luminosa.
Y yo,
soñaba… soñaba…
que
hoy… tal vez mañana…
quizás
un día
yo
sería la rama de tu nido.
Candidez
amorosa,
entre
trinos y cantos, versos y metáforas,
tejiendo nuestro hogar
para
ser tuya en nuestra rama
y donde
allí posarás tu piel
con el
ahogo de tu aliento.
Pero el
tiempo pasó,
lento, muy lento,
no hubo
nido, tú volaste…
Fuiste
un cuento, mi sueño,
mi
leyenda de otoño en serenata.
Candidez
amorosa,
cuando
mis ojos gritan tu nombre
en la
soledad de la distancia imperdible,
el
recordar el abrazo de tu piel,
de nave
humedecida,
me
sacude y me hiere,
me
desdobla y me eleva,
buscándote
en esa distancia lejana
donde
tú te resguardaste,
te escondiste.
Mi vida
es ahora
un
cielo trivial de sueños locos
que
llenas con tu aliento
de
viajero errante y taciturno.
Aprieta
mis deseos,
caliéntame
las carnes
con tu
pasión de viento.
El sol
será mañana
un
plato de lujurias
y tú
serás mi boca
y mis
manos desgajadas.
Candidez
amorosa,
¿adónde
me conduces?
¿Por sendas de ingenuidad,
candor,
inocencia?
Creo en
todo lo que me rodea
y a
veces agobiada, debilitada,
por creer en imposibles,
me
tiendo
en el
manto oscuro y plácido
del
campo abierto a la noche
y entre
las estrellas rutilantes
me voy en tu búsqueda
con tus
sueños y pensando imposibles,
que
nuestro amor como pájaro sin alas,
se
acurruca desarmado
en
nuestros cuerpos,
en
nuestras bocas,
en
nuestros corazones.
Candidez
amorosa,
canta
el río mojado de tipas
y
empedrada en la sed del silencio
se
consumen nuestras formas
fundidas en el tiempo inagotable.
Placeres
y gozos,
caricias que desgarra,
besos
que dibujan
nuestros
rostros temblorosos.
Es
nuestro amor
que
muere cada noche
para
nacer…
y volver
a morir a cada instante.
Amor
mío,
desboca
los temores indefensos,
mi
aliento con tu boca,
haz mi
piel con tus ojos de humo
y del mundo sin final
la comunión de una eterna entrega.
Temor fugaz
Temor fugaz, breve, vacilante,
me enfrenté a él
reconcentrada y penetrante,
sola, muda, predestinada, esclarecida,
en mi aislamiento profundo, en mi hondo centro.
Mi sueño errante y mi soledad hundida
se dilataban por lo no existente,
hasta que vacilé
cuando la duda oscureció mi alma por dentro.
Temor fugaz,
que entre dos tinieblas me perdió
y me cobijó entre turbas alas,
sin riesgos ni desafíos
en una lejanía sin memoria
de encantamiento,
sin una presencia de deseo
alejándome por un instante de
ti.
Temor fugaz,
como un aterciopelado telón
se entreabre y deja pasar
una sombra oscura, de duda, de inquietud.
¿Por qué aparece de esta manera
misteriosa y solapada?
No quiero sentirlo,
trato de no sentirlo,
tengo la leve sospecha
de que me avisa
que en mi vida el amor se alejó despacio,
dejando tan sólo un rastro de recuerdos,
un indicio de imposibles
que me fustigan la piel
con una impaciencia dominante,
con un hervor que calcina
mi corazón desenfrenado
a encender nuevas fogatas
de amores renacidos
como las estrellas cuando brillan
con intensidad en el azul cielo.
Temor fugaz, me hace perder
en el medio de palabras diferentes.
No deseo dentro de mí, la ilusión
de la incertidumbre, la inconsistencia.
Deseo una nueva estación en mi vida,
el viento del amor
golpea a mi puerta
pero la pasividad me impide abrir.
La prevención
de un torbellino de emociones
como una tormenta
puede lavar las heridas más profundas.
Temor fugaz,
pasó y no dejó huellas,
ahora revivo, canto,
creo en el amor que me espera
renaciendo en mi vida
la alegría de vivir
con emoción, desorden, ligereza.
Necesito todos esos sentimientos
que vienen con sabor,
con una cierta mezcla
de un pedazo de soledad
sediento de amor.
Temor fugaz,
se que nunca será demasiado tarde,
el dolor y el miedo,
nunca serán mortales,
hasta la herida más profunda
se cura en el mismo lugar
donde una nueva piel se formó.
El amor puede tocar en cualquier momento.
¡Estoy aquí!
¡Siempre voy a estar aquí,
esperándote, amor,
sin dudas ni sombras titubeantes!
Surgió la luz y me elevó
al cenital esplendor
donde todo está claro,
no hay dudas ni temores.
Ya no estoy dentro de la niebla,
el tiempo eleva las anclas,
el silencio pleno de amor
echa al vuelo enmudecidas campanas
y cumplen su juramento
los horizontes del alba,
la vida toda de día, pura,
flota en el agua,
en el aire, en la nada.
Pasiones Encontradas
Pasiones
encontradas,
ocultas
en
secretísimos rincones
de mi
alma,
confundiéndolas
con
palabras de amor no dichas,
con
anhelos de ilusiones
y sueños
remontándose
a las nubes altas
sin
soledades ni llantos.
Tú,
mi
nuevo amor,
desde
la colina del nardo,
irradias
el fulgor
que
seca la fuente de la tristeza
y de
las lágrimas.
Pasiones
encontradas
que
como nardos juveniles
guardan
en mi entraña
los bálsamos
y la
secreta lumbre
que de
mi pecho
palpitante
lleva las blancuras de un astro.
Pasiones
encontradas,
vienen hacia mí
y me
aturden
por un
momento
con su
interno bullicio
y sus
ideas locas,
dejándome
ilusiones
fulgurantes
que
embellecen
todo lo que tocan.
Me
llevas a carismas divinos
de auroras y cantos,
de
nubes nacaradas
y
gentiles,
de
arrullos de calandrias,
de ternuras suaves
y
níveas
donde
el gozo
se hace
puro y eterno.
Los
ángeles
dueños de la flor del alba
nos
guían
y
protegen
en
nuestro mundo irreal
y mágico,
donde
juega la brisa
y hay rumores de música de alas
y goces
en nuestras miradas.
Pasiones
encontradas,
nuestras
sombras
se
rompen
y se
aclaran,
sonríen
y
tiemblan de risa
las
lágrimas que enjugaste
con tu
labios,
son
como un hálito
que
reflejan nuestras almas.
¡Ven
hacia mí
y
atúrdeme un momento!
¡Déjame
estar en tus bazos!
La
ilusión
que en
tus juegos te acompaño
es un
cuento
de
hermosura extraña.
Pasiones
encontradas,
que nos llevan
a caminar al azar
sin
rumbo cierto.
Mi
corazón descansa
ahora
en la
rama suave de tu pecho
y aunque muera
sé que vivo
en los
claveles futuros
de tu
cuerpo.
Pasiones
encontradas,
que
esta noche descansan,
como
centinelas eternos
que
guardan mis secretos
en una
túnica
de
lentos deseos
contando
las glorias
de este
amor sincero,
pleno
de
grandes momentos,
de
verdades dichas.
Y río y
canto
con tu cuerpo
donde
la luz tímidamente
se
asoma
bajando la luna en tus brazos
y acunándome
con
sentimientos nobles.
¡Cuánto
perfumes de árboles
se
derraman por tus brazos!
Amor
perdido
entre
bambúes incipientes,
¿cómo encontrarlo cantando?,
con
galas de volcán
al sol
radiante en el aire
y en
los sones
en que
arden las cañas,
asomando
a tus ojos
el amor
que por
mi sientes.
Pasiones
encontradas,
sublimes
y majestuosas,
con
libertades mudas
y
silencios virtuosos
que nos
unen
en un
apretado abrazo
que nos
funde
en
cuerpo y alma.