Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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miércoles, 22 de enero de 2020
Herida en el alma
Herida en el alma,
que trata a diario de satisfacerse con la voz
del olvido,
gime con el placer de sufrir que fue amarte
y disfrutar en las noches pensando en ti con
todos los sentidos.
Tengo una herida que es desorden en el amor,
convulsiva la piel circúndate con sus yagas,
inunda los recuerdos con el dolor,
de
mantenerse abierta con el paso al mañana.
Herida en el alma,
tengo una herida en el alma,
que es sinfonía en el silencio,
juntando con su herencia de luto,
algo nuestro que relució como una luz
brillante,
en aquel cielo donde hoy por aquella
experiencia vive muerta.
Me duele tanto saber que te he perdido,
aunque la herida se tarde por cerrar…
Porque te quise tanto,
que el olvido no arribará jamás.
Herida en el alma,
son muchas las heridas las que el alma nos
laceran,
pero son las del amor perdido,
las que me agobian y desesperan.
Esta herida de amor que tu adiós me deja,
llegará un día,
a ser un dolor ausente,
un sabor lejano, de color transparente,
un adiós sin recuerdos, sin motivos ni quejas.
Hoy me mata lento, de a poco,
y en gotas tan despacio me mata,
que
aparenta ser eterno,
gigante, silente, sin refugio alterno,
páramo desolado que me azota y me bota.
Herida en el alma,
las heridas de amor que llevo dentro,
aquellas que aún sangran con el tiempo,
gritan y queman,
desde el cetro de esta alma mía,
como el tétrico silencio de los templos.
¡ay! si las heridas tomaran el camino del
olvido
Y la muerte de un destino,
diferente seria mi corazón
y no sufriría esta amarga desazón,
pero sé que mañana besaré otra boca,
alojaré otro abrazo,
serás frio recuerdo,
lejana noche,
sueño olvidado,
dejado, serás solo el silencio de un mundo
pasado.
Suspiros del destino
Suspiros
del destino,
al
encontrarte a ti olvidé mi pasado,
me
olvide de tropezones
y de
mis pasos equivocados,
enterré
mis angustias, mis temores y mis lamentos,
porque
aquella distancia nos separa,
mis
suspiros de amor te persiguieran hasta el infinito.
Suspiros
del destino,
te
tendré dentro de mis pensamientos
a
pesar de haber desaparecido de mi vida.
esta
carta de amor es para ti,
jamás
la leerás,
Tú
ya no estás en mi presente
como
un sol en el crepúsculo.
Suspiros
del destino,
el
destino de mi amor marcara un camino
lejos
de ti, sin tu pasión, solo en mi soledad
y de
una manera tierna, e implacable te fuiste misteriosamente,
despacio
de mi lado si ninguna voz.
aún
siento el respiro de tu amor,
que
me susurraba al oído
las
palabras que ya deben olvidarse.
Suspiros
del destino,
el
destino nos separó, desapareció la pasión
que
rebasaba cada vez que apareciste en mí.
atrapada
en un suspiro miro las horas pasar.
Sin
tu presencia no hay palabras, ni caricias.
Muda,
absorta, me encuentro mientras te pienso
y
oigo el suave murmullo del aire que respiro.
Suspiro
del destino,
como
evidencia de que existo,
tomo
mi pluma y escribo en papeles apergaminados,
en
trozos en blanco, poesías como prueba de mi sentir.
Pero
sigo aislada,
perpleja
sumida en el silencio
que
es mi tortura.
mis
ojos húmedos lloran y se entristecen,
mis
suspiros me envuelven como una nube
que
desea elevarme a lo alto
y es
que aún soy sensible.
Suspiros
del destino,
mujer
para el arte de amar, de vivir pasiones, que se estremece
mientras
te añora y te sueña
mis
suspiros me hacen estremecer, temblar,
inundarme
de pena por no estar contigo mi amor.
no
viviré en el encierro de mi pensamiento,
volare
lejos hasta encontrar mi destino con un nuevo amor.
Miedo a perderte
Miedo
a perderte
Ahora
que te nombro y te reclamo,
Se
aleja un rudo embarazo de silencios
Entre
tu cuerpo y mi presencia.
No
te vayas, tú eres para mí la vida entera
Recorres
mis sentidos sin orillas.
Miedo
a perderte
Eres
en mi otoño un viento adolescente en primavera
En
la estupre de mis cantos se levanta
Y la
sangre convoca en apetencia.
Te
nombro a cada instante
Y te
invoco con pasión y deseo, no me dejes.
Miedo
a perderte
En
las duros biseles del silencio
El
calor de tus hombros enlazaba
La
cima de los cielos con la tierra.
Crecías
hacia adentro, mi piel con tu belleza
Y al
roce, y al llamado de tus ojos…
Se
alzaba de mí siempre este poema.
Miedo
a perderte
No
me abandones, no te alejes, no te pierdas,
Te
buscaré entre el follaje de tu pecado
Y en
fresco temblor de tu rocío,
Reposaré
la cuidad, cada recóndito lugar secreto,
Explorare
el río e indagaré por el mar, por mi cantado.
Miedo
a perderte
No
te encuentro si me dejas sin el verde levantado
Del
árbol donde pierdo mi albedrío
Ni
en el viento caliente del estío
Ni
en la orilla del mar enamorado.
Miedo
a perderte
Y
así voy por verdes de la tarde perdida
Por
siempre en tu embeleso sin sentir el cercado
De
tus brazos, ni ver tu fuego que en los pueblos arde,
Te
llamo hasta quebrar mi voz, por eso,
Sangra
mi corazón y te derramas alejándote
Sin
sequia con una palabra de amor.
Miedo
a perderte
Si
regresas a mí, amado ausente,
El
sol iluminara nuestro amor,
Y
nuestra sangre con bilirrubina
Combinándose
en el fuego.
Están
fuertes mis manos y pasa un viento dormido
Ramos
verdes que cierran mi sueño
Y
torpe seré por siempre.