Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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sábado, 1 de febrero de 2020
Fuiste tú
Fuiste
tú,
me
dejaste en el mundo irreal de la poesía,
mundo
mágico donde estoy sola,
en otra dimensión,
viviendo
momentos únicos conmigo misma.
Mis poesías
de amor,
son
paradisíacas,
tiernas,
dulces, a veces severas, duras,
despiadadas,
adoloridas
y ¿cuál
es la razón que me insta
a estar jugando con las palabras,
saboreándolas,
deleitándome
con ellas?
¿Es que existe una razón verdadera?
No, es
irreal,
es del otro mundo,
de otros cielos, de otros horizontes
y
vienen despacio, sin apuro,
sin
prisas a buscarme
y a
llevarme a lugares lejanos y secretos.
Fuiste
tú…
mi
inspiración, mi numen,
mi amor consagrado
hasta
el último anhelo de mi alma.
Me
haces vivir
en
nostálgicos y melancólicos suspiros
que
desde mi mundo interior
surgen
aún más allá de la nada,
del no
existir
en esta
realidad sin amor verdadero.
Fuiste
tú…
me
transformaste,
soy y
seré un ser diferente
desde
el instante
en que
apareciste en mi vida,
me enamoré del AMOR,
me
diste el todo
que
siento que soy hoy.
Entre
metáforas,
sílabas, letras, frases, sinónimos,
mi mente se va sola
con
ellas a danzar,
a disfrutar de la música,
a amar la vida con total intensidad.
Sin
saber por qué, las poesías,
con prisas, con prioridades inusitadas
quieren
ir a las páginas en blanco.
Corren, se entrecruzan, se vuelcan
perdidas
sin saber qué expresar,
si es el amor el intenso
o el
tranquilo dulzor
de
caricias no sentidas.
Se van
enhebradas en letras tejidas
con
encajes de fulgores brillantes,
opacos,
refulgentes
a
recorrer el orbe
en
mantos de amor
para
envolver en redes
las almas necesitadas
de
sentimientos puros,
inocentes y vírgenes.
Fuiste
tú…
cambiaste
mi entorno,
mi
sensibilidad más honda, más sentida,
me
elevó a bordes abismales
de
remotos tiempos,
de
ayeres y de presentes inesperados
con
profundos deseos
de amar
y ser amada.
Fuiste
tú…
el que
despertaste mis ansias,
mis
angustias, mis puros deseos
de
volar sin alas, lejos, muy lejos,
a cielos azules entre nubes áureas
como
campos de algodón,
buscando
el don de la esperanza,
el
deseo de vivir
volcando
mi sentir
en
trozos minúsculos de papel
o en
hojas apergaminadas
o en
caminos de arena
donde
se borran con la espuma del amor.
Fuiste
tú…
me
diste la vida, esta vida mía
que me
hace amar por sendas sin fin,
derramando como pétalos de jazmines
sentimientos
hondos, sinceros, únicos,
transferibles
de un alma a otra,
tendiendo
mis anhelados puentes
donde
la vida renace
y el
ser humano se une
entrelazando
dedos, manos, brazos, mentes
para
limpiar nuestro planeta
de
oscuros y misteriosos sentimientos
malvados y mezquinos.
Te necesito
Te
necesito,
abro
mis ventanas con flores
de
múltiples colores
para
darte una señal,
un
signo
por
donde puedas encontrarme.
En mi
jardín envuelta
en un
manto de esperanza
mi
cálida voz te llama
para
encontrar tu sonrisa
cálida y sonora
detrás
de un heliotropo,
de un
alelí,
de una
rosa.
Te
necesito,
hablaré
con las mariposas,
les
mencionaré mis deseos
alumbrando
mis movimientos,
buscándote con el pulso agitado
de la
sangre
sobre
el plato frío de mi silencio,
poblado
de ecos y de sombras
como un
ave de marfil en primer vuelo.
Te
necesito,
recorre
mis sentidos sin orillas,
un
viento adolescente en primavera,
la
estirpe de mis cantos se levanta
y mi
sangre convoca tu presencia
y ahora
que te nombro y te reclamo
floto
con movimientos lentos
en el
aire,
en un
rítmico volar de dulces sueños.
Te
necesito, amor,
te
necesito más aún
cuando
los astros encienden sus lumbreras,
mientras
hallan trasluces en las tinieblas,
claridades
en secreto,
noches
que lo son apenas.
Te
necesito,
ven a
mis brazos que ansiosos te esperan,
que
cuidan su misión de fuego puro,
un
caliente perfume de cipreses
tienden
un arco de paz sobre el camino,
las nubes que sustentaban a los cielos,
sueltan
al aire pájaros al vuelo.
Te
necesito,
eres mi
ancla de oro
y
cadena de mi anhelo,
piel
que adivina el pulso de mis ojos,
cruz
que aprieta las nubes contra el cielo.
Quiero
que bajen sombras de amor
a
nuestro cielos,
circundando
nuestro mundo,
sólo
nuestro.
Te
necesito,
estoy
en tus islas encallada,
hambrienta
de amor,
soy una
llama que tu cuerpo reclama.
Es el
capricho que risueño rompe
la cerradura del secreto
que
padece mi corazón.
Ese
miedo tibio que revuela
entre
alegrías e ilusiones hacia tí,
como
alas batientes en el aire,
que
sigue y canta.
Te
necesito,
los
signos de tu voz me reclaman,
despiertan
mi ternura,
desparraman
mi alma enternecida
toda
por tus dulces palabras.
¡Te
necesito!
¡Búscame!
¡Atrápame!
¡Conquístame!
Y dame
algo que sea nuevo.
El
tiempo ya no existe,
aunque
exista la templanza
y la
experiencia de nuestras vidas,
pues
nuestro amor nos llevará
a nuestra auténtica realidad y destino.
No regresaré
No
regresaré
por el
camino
donde
quedaron tus huellas marcadas,
porque
me llevarán
por un
sendero oscuro,
sombrío,
hondo
y con
obstáculos
que
lastimarán mi alma.
No
volveré
a
pronunciar tu nombre,
sola
vagaré
en
bosques umbríos
y
campos de flores,
jugaré a no recordarte
y
beberé
la luz
de las estrellas
buscando nuevos horizontes.
No
regresaré
a
compartir tu destino
aunque
quieras tenerme
cerca
porque
no quiero volver
a bajar al abismo contigo,
porque tú
ya no
significas nada para mí.
Ya
desapareciste de mi ser,
no quiero sentirte otra vez,
lo nuestro desapareció
hace
tiempo
y no
quiero
volver
a pensar.
No
regresaré,
no me
interesa tu mundo
sin
luz,
no me
mereces
y no te
daré el gusto
de
volverme a tener.
No
regresaré
porque
tus sueños
sólo
viven en la bruma,
vagan
sin empeño,
sin
rumbo,
en un
mundo fantasmal
donde
la risa,
el
canto,
ya no
existen,
sólo se
escuchan lamentos,
llantos,
tristezas.
No
regresaré,
mis
puertas y ventanas
bajo
candados,
herrajes,
cerrojos,
están para ti
selladas
para siempre.
Dejo tu
recuerdo
enterrado
en la
arena de los tiempos
para
que se desvanezcan
por cada lágrima
que me
hiciste derramar
desangrando
mi alma.
No
regresaré,
ni te
escribiré versos de amor,
ni
malgastaré minutos
de mi
existencia
pensando en un ser terrenal
que
sólo trajo
frustración
y dolor.
Ahora
voy a llenarme de luz,
abriendo
mis alas
en
busca de amores alegres,
de
nuevas fronteras,
nuevos
perfumes,
muchas
sensaciones nuevas.
No
regresaré a ti,
escribiré
poemas de amor,
frases,
palabras,
donde
tú
sólo
seas un recuerdo,
crearé
el tiempo
haciendo
correr mis versos
como el
agua
que
recorre su cauce
por los
afluentes de mi alma
alimentando
el desierto
con los
latidos del corazón.
Adiós
amor de solitarias citas,
de promesas incumplidas,
¿por qué seré cruel dirás?
Será
porque no quiero
sentirte
otra vez,
lo
nuestro desapareció,
mi
ausencia desnuda
de
sombras
y dudas
quedará
en el olvido.
No
volveré.