Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
Páginas
▼
viernes, 21 de febrero de 2020
Ensoñación
Ensoñación,
me transporta
a mundos de amores
vividos
en pleno existir del
alma.
¿Dónde se esconden
los sueños?
¿Están entre los
duendes,
las hadas,
los gnomos,
las mariposas
transparentes,
las crisálidas de
seda,
los brotes de flores
de loto?
Ensoñación,
canciones sonoras
que flotan en el aire
diáfano
de un día especial,
el Hoy,
el día a día pleno de
felicidad
y amor a todos mis
semejantes.
Sueños locos,
descarriados,
distraídos,
que me conducen sin
darme cuenta
a momentos disímiles,
escondidos en el
orillar del mar.
Ensoñación,
entre latiros y
palpitares
la sangre vital corre
a prisa
por las venas del
cuerpo
llevando entretejidos
los recuerdos de
caricias no olvidadas.
¡Y, ay,
cómo quisiera ser una
alegría
entre todas,
una sola,
la alegría con que te
alegrarás tú!
Ensoñación,
¡cómo desearía ser un
amor sólo,
el amor del que tú te
enamorases!
Veo declinar la tarde
mientras voy
caminando lento
entre las sombras de
las horas
y la nebulosa de los
recuerdos imborrables.
Ensoñación,
¡qué tenues los
suspiros de la tarde!
¡Qué dulce es el
bramar del océano!
Si parece le hace
guiños a la luna
y parece en su
coloquio
más humano.
Ensueño de un amor
ilusionaría
que impele en
nuestras almas
la quimera,
destellos como luces
que se encienden
en fulgores de
firmamentos lejanos.
Ensoñación que nos
conlleva
a la viva caricia de
la brisa,
las flores de un
color mas encendido,
hay más risas y
alegrías en el aire
y se acaban las
tristezas en olvido.
Ensoñación,
me haces ascender la
vigilia
en mis ojos para
recoger tu imagen
amada y primigenia,
haces nacer al son de
mis deseos
viola de amor,
canciones puras,
palabras de amor
llevándome a la cima
de los cielos con la
tierra.
Ensoñación,
plena de sueños de
amor
entre aires
estremecidos de ternura
y bajados de
altísimas esferas,
perdida me haces
sentir por siempre
en tu embeleso sin
sentir
el cercado de tus
ramas.
Ensoñación,
colmada de verdes
esperanzas
que se nutre entre
delicias y caricias
naciendo de mi alma
los poemas,
las prosas,
como jóvenes olivos
recién brotados.
Ensoñación,
secreto que veda tu
figura crecida
entre pinos y
lloradas
mas llena de amor con
intención de amar
de mis cantares
y así alcanzar la
cumbre de tu nombre.
Ensoñación
que sacude las bases
de mi sangre
y hace aparecer tu nombre
contra el cielo,
amor,
que desnudándote
caminas sobre el muro
que cerca mi
silencio.
Quisiera estar
Quisiera
estar muy dentro de mí,
en ese
espacio secreto, íntimo,
donde
conmigo misma juego
y me
deleito con monosílabos,
ideas, palabras, frases de amor,
que
necesitan volcarse
con
frenesí en pergaminos en blanco
o
minúsculos trozos de papel
que
vuelan con el aire
cual
aves veloces surcando los cielos.
Mi alma
trasluce amor,
lo siento muy dentro de mí,
me conduce suavemente
por
sinuosas colinas verdes
o mares
azules transparentes y cálidos.
Quisiera
estar sumergida
en hondos y misteriosos
lugares
recónditos de mi alma,
sintiendo
la soledad mía, tan mía,
que me
embarga con dulce ternura
envolviendo mi yo todo.
Quisiera
estar llegando
hasta
horizontes infinitos,
en las
auroras plenas de colores
o en los crepúsculos tardíos
que
iluminan con diferentes matices
el
cielo azul.
Quisiera
estar buscando
sin afanes, ni prisas, ni ansias,
el amor
que me espera
en los
confines del orbe.
Ese
amor fiel, verdadero, único,
incomparable, lejano pero cercano,
el cual
anhelo con todo mi espíritu casto y puro.
Quisiera
estar en ese lugar inimaginable,
resplandeciente
de ilusiones
cual
verde follaje de cipreses altos
y
campos florecidos de amapolas,
lirios,
alelíes, azahares
entre
tus fuertes brazos
en un
nido tibio de ternura y amor.
Quisiera
estar rodeada de mantos brillantes
en una
noche iluminada
por una
luna resplandeciente
que
baña nuestros cuerpos
con su
luz de plata.
Quisiera
estar tendida en tu regazo,
envuelta
en tus brazos,
mi
rostro inundado por tu mirada,
tus labios pronunciando mi nombre,
los
míos acercándonos aún más.
¡Cuánta
felicidad nos enlaza
uniendo
nuestros cuerpos y almas!
¡Loor a
ti, Eros, Dios del amor!
La
poesía nos invade,
recorre
los cielos y las nubes,
la esparcen por doquier,
uniendo
corazones sensibles por una eternidad.
Quisiera
estar volando alto
hacia nubes viajeras
para encontrar aún lejos el destino cierto,
inolvidable, único,
donde
las horas en silencio pasan
como
estrellas fugaces con un ritmo lento y acompasado.
Quisiera
estar en ese día
en el
que nos encontraremos,
frente
a frente, tristes
en el
camino de la vida
y así
ofrendarte todo mi ser.
No
transitar por senderos equívocos,
oscuros, misteriosos,
las
huellas largas y angostas,
sí por amplios horizontes claros
y
resplandecientes
donde
el amor renace cada día.
Quisiera
estar reconfortada y calma
haciendo
danzar en una danza sin fin
mis
versos de amor sinceros y diáfanos,
uniendo
tu alma con la mía,
solos
tú y yo
en
noches nostálgicas.
Sabores y aromas del amor
Sabores
y aromas del amor,
nuestro
amor florece
entre
la lila buganvilla,
la
blanca,
amarilla y roja
de la
gracia que,
pensativa,
en el conjunto de pétalos,
lleva
su aroma al viento
y la
cala que tiene la forma
y el
declive de una lágrima,
pronta
a desprenderse
de unas
grandes
pupilas
invisible.
Nuestro
gozo es intenso,
la luna
empalidece
al
contemplar la naturaleza
que nos
ofrece,
en un
estremecimiento contemplativo,
en una
mullida alfombras de tréboles
y el manantial
su espejo
donde
nos mecemos suavemente.
Al
morir el sol,
en el
ocaso,
nuestros
anhelos se desangran
en
resplandores de sabores
y
aromas del amor
entre
alpinas rojas
y
heliconias naranjas,
rojas y
multifacéticas.
Néctares
de amor,
sabores
que inundan
nuestros
poros
y
llegan con deliciosa ternura
a
nuestras almas anhelosas de amor
entrelazándonos entre labios húmedos
de
perfumes,
entre carambolas suaves de sabor
y color
diferente,
verdes
y blancas.
Sabores
del amor
que nos
llevan a ser dos,
unidos
por la acidez del maracuyá,
la
dulzura de la melancia,
lo agridulce del abacaxi
y la
frescura de la Eugenia.
Sabores
que inundan como ríos
nuestras
venas
y nos
llevan
por senderos ondulantes,
transparentes,
a
nuestro nido de amor.
Amantes
de colores nuevos
y
aromas de blancas bromelias,
rojas
equisorias
que
como una sola flor une sus pétalos
en un gran resplandor rojizo
y entre estos aromas
vivimos
entre gozos y dichas,
lejos del mundanal ruido
y ecos
repetitivos
que nos
permiten comunicarnos
hasta
lo hondo del alma.
Silencios
sin ecos,
entre
perfumes envolventes
y
sabores deleitantes
que nos transportan
en tan
sólo instantes
a
sentirnos más unidos
en
verdes hojas
del
follaje del bosque,
moviéndose
al compás del viento
que nos
arrulla y acuna
en este
paraíso único que vivimos.
El
tierno mangostán
une
nuestros labios
con
gusto a manga y a cacao.
Sabores
y aromas del amor
que
como gotas minúsculas
invaden
nuestro cuerpo
y nos
hacen amarnos
con
total intensidad.
Nuestra
intimidad secretísima,
trémula
de dicha
se
rinde ante tanta belleza,
colorido,
hallazgo
necesario
para
que nuestros besos
vayan
más lejos,
estrechados
y plenos.
Lo
dulce del gusto
y la
vertiente de los olores
arriban
a nuestra carne
transcorpórea
del cuerpo
y ya
quedan en nuestras almas
como
campos florecidos
entre
azahares
de
frutos esperados.
Y el
zumo vital
es el
agua nuestra,
que fría corre
desde
nuestra boca
por nuestra piel,
haciendo
que el amor,
renazca cada día
con
nuevo y renovado
sabor y
aroma.