Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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jueves, 27 de febrero de 2020
Compréndeme
Compréndeme,
tú, el esquivo,
el que
hace piruetas danzarinas en el aire,
soy en tu existir ya una nada
ya que
dentro de mi corazón
surgen
las palabras tan plenas de significado
que
desaparecen sin ser comprendidas
porque
es muy difícil recibir un poema con letras
de
néctar y miel
y
construir el amor con la mente.
Compréndeme,
soy una
mujer poeta
que
necesita ser amada,
no me
juzgues
y sólo
trata de escucharme
porque
si hoy muero dentro de mis letras,
me voy
con ellas.
Estoy
pasando por un diferente sendero
sin estar junto a ti,
pero si
me amas
y estás
a mi lado
mis
poemas tendrán dueño.
Seguiré
escribiendo para ti
porque
te tengo encerrado
dentro
de mi mente.
Compréndeme,
la tristeza de que tú te alejaste
es como
una agonía del no existir
y no
quiero hacerte daño
diciéndote
¡vete ya de mi vida!
o trata
como el aire con su brisa nueva
sentirme
en mi tonada de vida.
Compréndeme,
con el
tiempo no me olvidarás, tócame…
yo soy
la zarza
que en
tiempos de lluvia, quema, llámame…
Al
escuchar tu voz
mi alma reconocerás vencida en esta guerra,
mírame.
Eres tú
mi agua quieta,
la turbulencia, calma y tempestad
que al mismo tiempo me doblega,
fórjame.
Compréndeme,
siente
en las palmas de tus manos,
en los
labios,
mi cálida
huella aún del tibio abrazo
en el
que dejamos de ser uno en dos.
Estamos
al otro lado
de los sueños que soñamos,
a ese lado
que se
llama la vida que se cumplió.
Y
ahora,
de
tanto haber realizado nuestro soñar,
nuestro
sueño está en dos cuerpos.
Compréndeme,
la
vida, si estamos juntos
se
siente como un sueño trémulo,
recién nacido.
Compréndeme,
mi silencio torvo y gris,
nace de
sentir que estamos separados
por
rejas punzantes y dagas afiladas
y por
el viento,
ahogándonos
de luz
el anverso
de nuestro cielo.
Respóndeme
a la armonía absorta
que
hallarás en mi alma
antes
de que el sol caiga,
ayudándome
a sobrevivir
sin tu
mirada encantada,
ésa la
que alivia mi espíritu
cuando
se aleja de ti.
Enséñame
a escribir
entre
penumbras de amor
al
recorrer los misterios respirados
juntos
en quebradas y curvas.
Compréndeme,
mi
fragilidad de mujer
que
como cristal suave
se
quebranta en ritmos
al
escuchar los latidos de la luna,
cuando
el viento se calma
y solo
se escucha mi voz,
rogando
que el deseo de tenerte,
de
acariciarte
para ir
de prisa en momentos de segundos
a enredarme con el calor de tu luz
en la
aurora,
en el
fuego,
en el
verso.
Candidez amorosa
Candidez
amorosa,
mis
pasos de alondra,
pisaron
el otoño húmedo
y te
sentí volar entre la fronda
indiferente de viejos pergaminos,
te
fuiste lejos,
a
lugares inciertos.
Quise
seguir tu vuelo solitario,
quise
amarrar mis ojos
a tus
amadas alas,
quise
rehacer mis dedos
con tus
plumas,
quise
volar cerca de ti,
entretejiéndome
entre
tus cálidas caricias.
Candidez
amorosa,
inocente,
crédula,
creía
fácil seguirte y tenerte cerca,
más tú
volabas, volabas…
Autómata,
juguete de papel y cielo
y te
tragaba el viento
y te
mordía la distancia luminosa.
Y yo,
soñaba… soñaba…
que
hoy… tal vez mañana…
quizás
un día
yo
sería la rama de tu nido.
Candidez
amorosa,
entre
trinos y cantos, versos y metáforas,
tejiendo nuestro hogar
para
ser tuya en nuestra rama
y donde
allí posarás tu piel
con el
ahogo de tu aliento.
Pero el
tiempo pasó,
lento, muy lento,
no hubo
nido, tú volaste…
Fuiste
un cuento, mi sueño,
mi
leyenda de otoño en serenata.
Candidez
amorosa,
cuando
mis ojos gritan tu nombre
en la
soledad de la distancia imperdible,
el
recordar el abrazo de tu piel,
de nave
humedecida,
me
sacude y me hiere,
me
desdobla y me eleva,
buscándote
en esa distancia lejana
donde
tú te resguardaste,
te escondiste.
Mi vida
es ahora
un
cielo trivial de sueños locos
que
llenas con tu aliento
de
viajero errante y taciturno.
Aprieta
mis deseos,
caliéntame
las carnes
con tu
pasión de viento.
El sol
será mañana
un
plato de lujurias
y tú
serás mi boca
y mis
manos desgajadas.
Candidez
amorosa,
¿adónde
me conduces?
¿Por sendas de ingenuidad,
candor,
inocencia?
Creo en
todo lo que me rodea
y a
veces agobiada, debilitada,
por creer en imposibles,
me
tiendo
en el
manto oscuro y plácido
del
campo abierto a la noche
y entre
las estrellas rutilantes
me voy en tu búsqueda
con tus
sueños y pensando imposibles,
que
nuestro amor como pájaro sin alas,
se
acurruca desarmado
en
nuestros cuerpos,
en
nuestras bocas,
en
nuestros corazones.
Candidez
amorosa,
canta
el río mojado de tipas
y
empedrada en la sed del silencio
se
consumen nuestras formas
fundidas en el tiempo inagotable.
Placeres
y gozos,
caricias que desgarra,
besos
que dibujan
nuestros
rostros temblorosos.
Es
nuestro amor
que
muere cada noche
para
nacer…
y volver
a morir a cada instante.
Amor
mío,
desboca
los temores indefensos,
mi
aliento con tu boca,
haz mi
piel con tus ojos de humo
y del mundo sin final
la comunión de una eterna entrega.
Recordándome
Recordándome
(Desde
un olvido lejano,
viniste tras el viento,
buscándome)
no
quise escucharte.
Recordándome
(Llegaste
a mí
cantando
sueños
que
volvían de los tiempos de antes
porque
en tus estrofas amantes
querías
que mi voz
te
acariciara)
no
quise escucharte.
Recordándome
(Traías
en tus palabras
el pasado compartido,
entretejido con latidos de amor
entre inquietudes
de
momentos pasados juntos)
no
quise escucharte.
Recordándome
(Querías
que volviéramos a estar juntos
prendidos
a los restos del silencio
de este
tiempo ya pasado
y del
que escapamos
por
milagro)
no
quise escucharte.
Recordándome
(Esperabas
mi pura promesa
de
volver a estar juntos,
pero al
despedirnos de lo gozado,
lo
sufrido quedo atrás)
no
quise escucharte.
Recordándome
(Pensaste
que
nuestro sueño de amor vivido
aún persistía
y que
nuestra ansia de vivir,
amándonos,
latía,
aún,
en
nuestros corazones)
no
quise escucharte.
Recordándome
(No te
diste cuenta
que
estamos al otro lado de los sueños
que soñamos,
a ese
lado que se llama la vida nuestra
que ya
se cumplió)
no
quise escucharte.
Recordándome
(Me
dices que me quieres
y es
como un despertar
de un
no decirlo,
sin
designio de lo que lo sepa nadie,
ni tú
siquiera)
no
quise escucharte.
Recordándome
( me
dejas el mensaje
de tu
gran querer callado
que sólo
tú crees sentir,
lo que fuimos,
ya no
somos,
son sólo
imágenes pasadas
de ti y
de mí)
no
quise escucharte.
Recordándome
(Rompes
mi mañana
que es
de cristal
por
esperar
y
apareces cuando tu quieres
para volver
a ser lo que fuimos
y ya no
somos)
no
quise escucharte.
Recordándome
(Sin
vacilaciones
creíste
volverme a tener,
abrazarme sin término,
pero me heriste
en lo
hondo
al
buscar tú,
otros
ojos,
otros
cuerpos)
no
quise escucharte.
Recordándome
(Después
de vivir
tus breves amores,
quisiste estar conmigo
otra
vez
pero
nunca supiste
que ya
no estabas más
en mi
vida,
sólo
eras una huella
que se
desdibuja en el aire)
no
quise escucharte.
Recordándome
(Tu
sensación de retorno
que te
estrecha el alma,
déjala ir
tras el
más allá
porque
ya nuestra realidad,
la ya vivida,
no existe más)
no
quise escucharte.