Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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viernes, 20 de marzo de 2020
Un rincón de mi vida
Un
rincón de mi vida,
allí
estarás tú,
en un
escondite en mi alma,
sólo y
reprimido.
No
quiero que golpees
con
desesperación
la
puerta de mi fantasía,
sólo
dame el silencio
que me
conlleva a un ritmo carismático
de
soledad que ansía algo más.
Un
rincón de mi vida
lo
ocupas tú,
el que
fue,
el que
era,
el que
nunca será
mi amor
verdadero.
Tenías
para mí
gotas
de agua amarga
escurriendo
por la pendiente del crista,
buscando
mi fragilidad de mujer.
Quédate
allí,
en el
rincón más oscuro de mi vida,
así no
mojarás
mis
sueños con cada mirar.
Deja
que mis minutos
se
vayan de tu vida,
que mis
horas no te busquen más,
que hoy
me pueda esconder
en la
casa de los días y mañana
podré
emprender una huída
al
lugar de los años
y no te
tendré
más en
el rincón de mi vida.
Mi
ahora pasa,
sin ti
vivo el hoy,
instantes
de una supuesta vida
que se
irán a la esencia
de un
deseo de amor.
Recorro
el valle de los recuerdos,
de
aquellos remansos de tus dulzuras,
el
dulzor de tus palabras,
aquel
acento de tu voz
y me
doy cuenta de que te extraño
pero es
mejor
que
pase el tiempo eterno
en un
mustio alejamiento
y no te
encuentre más
en el
rincón de mi vida.
Te
quiero en el rincón de mi vida,
no como
sombra pareja
que me
sigue apenas raya el sol.
Quiero
olvidarte
en un
impecable adiós
a un
desconocido
en una
oscura lámina
de un
rincón de mi vida.
Eres
ahora
tan
sólo un charco mudo a mis pies,
te dejé
en una estacada negrura,
cruzando
concéntricas tinieblas
¡libre
al fin de ti!
¡tu
rincón en mi vida ya no existe!,
entreluces
doy por fin
con el
sendero que hollaré con fuerza
para
encontrar aquel ser
que me
dará su luz
y su fe
para no vivir
condenada
sin remedio
a tus
veloces fechorías,
pasiones
aparentes,
falsos
besos.
Vuelco
a mi blanca soledad,
blanca,
inmaculada,
ajena a
las falsas maldades,
malévolas traiciones
y como
leve hilo de vida
que
renace en la noche vuelvo a ser yo,
conmigo
misma inocente y pura
¿hasta
cuándo?
no lo
sé todavía,
hacia
un hoy corro,
hacia
un mañana
con
toda mi alma entera y casta,
sin ti
en ningún rincón de mi vida.
Y de a
poco surgirán otra vez los versos,
las
sílabas mudas,
se
oirán desde la lejanía
y los
poemas llegarán tejiendo amores,
reflejando
edenes,
esperas
no estrenadas,
caminos
buscados en una palabra
que en
el papel amanece
como
una virgen radiante.
Bien lejos
Bien lejos,
desde la distancia imprevisible,
te invoco, a ti,
señor de mis amores
y entre sílabas deslumbrantes
quizás te diga:
¡Ven a mí!
¡Acércate!.
Bien lejos,
por el aire,
sin volar,
sin tocar tierra,
mi vida está suspendida
sin tiempos puros,
equidistante de los dos
crepúsculos,
solamente por buscarte a ti.
Tiempos de gozos ya idos,
horas limpias,
esperando nuevos alfabetos
que se hacen y deshacen
en rapidísimas palabras
como versos tendidos en el cielo.
Bien lejos,
los caminos pueden recorrerse,
sin dar más que un paso,
un paso que se convierte en el
deseo,
en la necesidad de estar con el
ser amado.
Amor lejano,
lejos como una estrella,
tú mi amado te encuentras de mí.
Y aunque no pueda verte
por la distancia mi amor
se expande por toda la tierra
y toda ansia se calma
tan sólo en escribir versos para
ti.
Bien lejos,
distingo los destellos
de tus besos apasionados,
son relumbres,
claridades,
alejándose,
acercándose y en delirantes
titubeos
los siento cerca,
cerca de mí,
a la sangre de mis venas
que van en busca de su centro,
mi corazón enamorado.
Bien lejos,
vienes y vas
y tu canto vive dentro de mí,
alma arriba,
alma abajo,
cantando y recantando.
En la lejanía,
cuando se va tu sol cantas
estrellas,
se va estrellando el alma,
con los ojos cerrados,
de luceros,
en tu cantar nocturno,
me brisas y él me entrega
desde la distancia al mismo río
de tu eterno cántico.
Vienes y vas desde bien lejos,
desde el humo a la nada,
a través de los poemas.
¡Cuántas más luces hay,
más dudas tiemblan y vibran
de pena mi alma toda!
Delicadas,
ardientes,
nuestras almas se buscan
por nuestro diferir,
como por un camino
donde no hay despedidas.
Y al final,
el hallazgo,
el contacto del uno con el otro,
la nueva separación vencida,
la unión pura,
brotando de la lejanía.
Y mirándonos en el triunfo
como de un agua quieta,
tú y yo,
otra vez sólo veremos un rostro.
La noche no es más solitaria,
ni serenamente triste,
sin manto de tinieblas,
nos encontramos desde lejos,
bien lejos,
para encender la pasión
que no estaba dormida.
Espejismo
Espejismo,
tú eres un espejismo en mi vida,
eres una mentira de agua y sombra
en el desierto de mi existir.
Espejismo,
tú no brillas en mi vida,
aunque brilles con una luz de agua.
No amarras aunque amarres la vida.
No llegas aunque llegues,
no besas aunque beses…
Reflejo,
falsedades de agua en tus ojos
que como prismas de plata
no brillan con el amor que dices sentir.
Espejismo,
eres el verde que no existe,
la frescura de ninguna brisa,
la palabra de fuego
que nadie escribió sobre el muro
de mi vida…
Yo misma,
proyectada en la noche por mí,
en ensueño,
¡eso eres tú!...
Espejismo,
sólo eres el espejismo de lo que un día fuiste,
una luz difusa que se apagó en la nada
cuando la memoria del tiempo
se propagó en el más allá.
Espejismo,
ilusión de entretejer
lenguajes entrecruzados,
engaños de tu voz,
de tu susurro,
de tus te quieros apasionados,
eras delirios de un amor fracasado,
antes del sollozo de los sauces
y de las flores que acabaron en rimas,
versos que empezaron tallos.
Espejismo,
fuiste tan sólo inocente tacto
de tu trémula mano
que volvió derrotado como visión de engaño.
No eres más el único y verdadero
ni el gran dolor que consuela
al desnudo del alma.
Espejismo,
sólo pasiones aparentes,
falsos besos,
¿de dónde se han oído?
¿Cómo se creen reflejados
en esa forma turbia de un espejo de agua?
Cruzando concéntricas tinieblas entre luces,
vagas historias de amor,
creídas por mi verdaderas y por ello,
día a día,
noche a noche estoy volviendo a mi interior
para encontrarme a mi misma,
limpia, casta y pura,
con fe en que los espejismos desaparezcan
ya de mi vida y broten nuevos arrullos
a mi alma triste,
dulce y melancólica en claridades de luna
y brisas del jardín florido.
El húmedo espejismo
borró toda la gala matutina,
ni un árbol,
ni una nube se destaca y
a en esta blanquecina cerrazón
que entristece el alba y no ilumina,
débil luz crepuscular y opaca,
¡eso eres tú!
Espejismo,
¡hálito de abismo!
flotas en esta alborada agonizante
que me fatiga y marea
y me marca de oscuros pensamientos,
obsesionantes.
¡Desaparece ya!
¡húndete en el más allá,
en el desierto lejano!
¡Déjame vivir esperando
sin cansancios ni desalientos,
el amor que me busca detrás de ti.