Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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jueves, 2 de abril de 2020
Ardientes ensueños
Ardientes
ensueños,
entre
deseos y ternuras,
juntos
en el alma y el cuerpo,
nosotros
nos amamos
bajo la tormenta oscura
de
palabras no dichas,
en el
misterio de la mirada,
hasta la ira o la melancolía,
nos unimos en un nocturno abandono.
Ardientes
ensueños,
como
dos relámpagos
entre
el sueño,
amanecemos atravesando auroras,
llegando
al horizonte azul
donde
todo se olvida.
Vivimos
tú y yo
una
secreta existencia
donde
el deseo nunca se extingue.
Ardientes
ensueños,
donde el
amor impera,
rumorea
una bandera de rosas,
suspendiendo
mi voz
entre
suspiros entrecortados,
dulces,
leves y profundos.
La
transparencia de tus sueños,
galopa
en mi camino de sombras
y me
haces prisionera
de tus
sonrisas y besos.
Tu
nombre llueve en mi piel
como
una cadena de flores
y en tu
suave tiempo imaginario
soy tuya hasta la muerte.
Ardientes
ensueños,
palpitares
únicos, sin límites,
iluminados por el Amor,
salvándonos
de la
mediocridad y del tedio.
Nos
amamos en nuestros ensueños,
sin
prejuicios ni condiciones,
sin
esperas ni reservas,
sin
egoísmos ni sombras,
sin
cadenas ni sumisiones.
Ardientes
ensueños
que nos
conducen
a la
profundidad del océano
con la
claridad del Sol en las montañas,
con la
fuerza suprema de vientos huracanados.
Ardientes
ensueños
que nos
llevan a amarnos
con la
blanca llama
de
nuestras almas despiertas,
con la
alegría de cielos infinitos,
peregrinando
juntos
hacia
la dicha divina e inmortal.
Te
siento cerca de mí,
tu
canto me atrae hacia ti,
más no
sé de donde,
eres
algo que vive
más allá de sí mismo,
mis ardientes ensueños
te envuelven, te acarician
y
aunque siempre eres nube
y horizonte lejano,
sientes
mis besos sobre tu alma.
Mi
camino
está
sembrado con tu nombre,
mi
espíritu solitario
te sueña en todas las cosas,
mi
espíritu te busca tras toda emoción.
Ardientes
ensueños
que
abren las puertas de mi vida,
que me
hacen escribir
imaginando libre
de
confusiones y miedos,
estrofas, versos
que
vienen hacia mí
sintiendo
renacer en mi mente y alma
amores
ya vividos o por vivir.
Con
lazos eternos nos hemos unidos,
me
arrojo en tus brazos,
en tu
alma me imprimo,
te
infundo en mi ser.
¡Las
almas que se aman
no
tienen olvido,
no
tienen ausencia,
no
tienen adiós!
Ardientes
ensueños,
palpitan
sus aromas,
tiemblan
las brisas,
los
besos cantan como chispas
que
lanzan astros y flores
en
vagas notas
que el
arpa lanza
como un
gran himno
de
esperanzas y ansias.
Una mirada furtiva
Una
mirada furtiva,
huidiza,
escalofriante,
que me
deja anonadada,
en
temblores
que
provocan en mi alma
desazones
sin fin.
Entre
los dos
el
silencio se alarga y crece.
Sentidos
que laten los embates
que el
tiempo desafía entre cenizas y ruinas
que en
una larga agonía,
se
duermen en un escondite secreto.
Una
mirada furtiva
que
hace que cierre mis ojos
para no
sentir que te he perdido
para
siempre,
no
siento el cercado de tus brazos
ni veo
tu fuego
que en
los fuegos arde.
Te
llamo hasta quebrar mi voz,
por eso
me derramo
en
llantos y sangra mi corazón.
Una
mirada furtiva, cautelosa,
siguiendo
en pos de mí
como una aparición fantasmal
para no
dejarme encontrar
el
camino hacia mi espiritualidad toda,
conmigo
misma.
Así, en
movimientos lentos
como
alas de aves
en un
rítmico volar
mis
sueños se elevan a cielos infinitos
para
perderme lejos y no sentir
sobre
mis hombros cansados
tu
mirada furtiva, sigilosa,
cuando
tú y yo en pequeñas pláticas
hacían
nacer mis suspiros de desesperación.
¿Por
qué mis suspiros renacen
y
vuelven entrecortados y estremecidos
desde
el fondo de mi alma
cuando
estamos juntos?
Hay
algo en mi cuerpo
que
viene de un tiempo lejano,
es una
querencia,
un
ansia de volverte a ver,
a verte,
de
seguir contemplando tu antigua mirada brillante,
a veces
triste,
nunca
disimulada,
ni
solapada.
¿Por
qué amor mío,
tu
antigua mirada
no es
la misma en mi presente mirando?
Me
reconozco y la extraño.
¿Dónde
está?,
¿Vivo en ella?
¿O ella
en mí?
Mirada
furtiva,
cae
sobre mí como una fuerza
que me
invade y enajena mis sentidos.
¡Vete
ya de mi vida!
¡No te
quiero frente a mí, me desespero!
Sin
sintonía, mi cuerpo se marchita,
mi
mente se obstruye, mi corazón se agita.
Quiero
sentirme capaz
de ser
mi propio apoyo,
de ser
mi tránsito en esta vida mía.
Mirada
furtiva,
oculta
en tus ojos negros,
me
lleva al submundo del resto de la Creación.
¡Déjame
vivir libre,
con
sentimientos claros y preciados!
No
deseo sentir ningún vínculo con tu vida,
¡Haz la
tuya!
Tengo
sed de visiones nuevas,
las que me proyectan a un nuevo mundo,
azules
tenues
que me
llevan a azules perfectos,
lejos
de tu mirada furtiva,
ajena a
mí,
en un
callado empuje
que me
eleve por aires alados
a
horizontes plenos de luz y de amor.
Dame mi
libertad,
mi
espacio abierto
en
campos de amapolas y alelíes
entre
bandadas de visiones
con mis
ojos cerrados
que me
llevan
a mis
lugares íntimos y secretos.
Agobiante
Agobiante,
azotada
por fuerzas temibles,
me
siento zarandeada
como
marioneta al viento,
me
empujan,
me
arrastran,
me
hacen temblar,
me inclino
hacia la madre tierra
buscando
refugio
y la
invisibilidad.
Agobiante,
¿por qué los signos maléficos,
las sombras oscuras,
las envidias inevitables,
no me
abandonan
y me hacen dudar
de mis
actos,
los que
creo venturosos,
dignos,
necesarios?
Agobiante,
mi vida
serena
dejó de
serlo,
me
acosan sucesos siniestros
que mi
alma rechaza,
se cierra
como
pétalos de la flor
que no
alcanzó a ser fruto.
¿Dónde
está la humildad,
la solidaridad,
la ayuda mutua,
tan necesarias
para
crecer
y amar
hasta el infinito?
Agobiante,
es
vivir entre errores,
sin culpas,
en
equívocas ideas,
entre heridas
que
como saetas finitas
con
espinas de rosas
se clavan,
hundiéndose en mi alma
y dejándome exhausta,
triste,
solitaria,
sin mí
misma,
vacío
el espacio de mi mundo interior
pero
siempre,
defendiendo su verdad clara
y pura,
plena
de amor
aún
sangrante.
Agobiante,
quiero
volver al mundo
de las
sonrisas
que se
despiertan cada día
al
clarear el alba,
al
mundo mágico de las almas puras
y
plenas de amor
que me
rodeen
y giren
en vueltas eternas,
los Ángeles áureos
protegiéndome
del mal,
la traición,
la
mentira.
¡Bendita
es la vida con amor,
existencia
prodigiosa
sin
recuerdos dolorosos,
sin
memorias sufrientes!
¡Vivir
de frente
hacia
ese dónde
que nos
conduce a la paz de alma,
queriéndolo,
buscándolo!
Agobiante,
necesito
estar acompañada
por las
ansias de ese inmenso querer
de
estar conmigo,
riendo,
danzando,
cantando
en cada
segundo
de mi
vida.
Ir
hacia el paraíso
de los
tiempos del alma
y renacer
las palabras de amor escondidas
en la
memoria de tiempos ya idos,
frases,
poemas,
sílabas entrelazadas
que
corren hacia el papel
que las
espera dormido
en una
somnolencia de luces apagadas
que comienza a vibrar
al
recibirlas ansioso
y
expectante.
Mi
cielo se está
volviendo nítido,
todo
alado de olvido,
lleno de esperanzas en vuelo,
ahora
comienzo a vivir
el Hoy,
conmigo misma.
¡Qué
dicha vivir en la dicha,
plena,
del
estar sin vagar
y sin
rumbo,
sólo
vivir en gozosos instantes
que
nunca serán iguales!
¡Toda
la vida es única!
vivámosla en los días
y horas
en que
fuimos felices,
lejos
del agobiante dolor
que pudo rozarnos.