Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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lunes, 20 de abril de 2020
Fuiste tú
Fuiste
tú,
me
dejaste en el mundo irreal de la poesía,
mundo
mágico donde estoy sola,
en otra dimensión,
viviendo
momentos únicos conmigo misma.
Mis poesías
de amor,
son
paradisíacas,
tiernas,
dulces, a veces severas, duras,
despiadadas,
adoloridas
y ¿cuál
es la razón que me insta
a estar jugando con las palabras,
saboreándolas,
deleitándome
con ellas?
¿Es que existe una razón verdadera?
No, es
irreal,
es del otro mundo,
de otros cielos, de otros horizontes
y
vienen despacio, sin apuro,
sin
prisas a buscarme
y a
llevarme a lugares lejanos y secretos.
Fuiste
tú…
mi
inspiración, mi numen,
mi amor consagrado
hasta
el último anhelo de mi alma.
Me
haces vivir
en
nostálgicos y melancólicos suspiros
que
desde mi mundo interior
surgen
aún más allá de la nada,
del no
existir
en esta
realidad sin amor verdadero.
Fuiste
tú…
me
transformaste,
soy y
seré un ser diferente
desde
el instante
en que
apareciste en mi vida,
me enamoré del AMOR,
me
diste el todo
que
siento que soy hoy.
Entre
metáforas,
sílabas, letras, frases, sinónimos,
mi mente se va sola
con
ellas a danzar,
a disfrutar de la música,
a amar la vida con total intensidad.
Sin
saber por qué, las poesías,
con prisas, con prioridades inusitadas
quieren
ir a las páginas en blanco.
Corren, se entrecruzan, se vuelcan
perdidas
sin saber qué expresar,
si es el amor el intenso
o el
tranquilo dulzor
de
caricias no sentidas.
Se van
enhebradas en letras tejidas
con
encajes de fulgores brillantes,
opacos,
refulgentes
a
recorrer el orbe
en
mantos de amor
para
envolver en redes
las almas necesitadas
de
sentimientos puros,
inocentes y vírgenes.
Fuiste
tú…
cambiaste
mi entorno,
mi
sensibilidad más honda, más sentida,
me
elevó a bordes abismales
de
remotos tiempos,
de
ayeres y de presentes inesperados
con
profundos deseos
de amar
y ser amada.
Fuiste
tú…
el que
despertaste mis ansias,
mis
angustias, mis puros deseos
de
volar sin alas, lejos, muy lejos,
a cielos azules entre nubes áureas
como
campos de algodón,
buscando
el don de la esperanza,
el
deseo de vivir
volcando
mi sentir
en
trozos minúsculos de papel
o en
hojas apergaminadas
o en
caminos de arena
donde
se borran con la espuma del amor.
Fuiste
tú…
me
diste la vida, esta vida mía
que me
hace amar por sendas sin fin,
derramando como pétalos de jazmines
sentimientos
hondos, sinceros, únicos,
transferibles
de un alma a otra,
tendiendo
mis anhelados puentes
donde
la vida renace
y el
ser humano se une
entrelazando
dedos, manos, brazos, mentes
para
limpiar nuestro planeta
de
oscuros y misteriosos sentimientos
malvados y mezquinos.
Manto De Flores
Manto
de flores,
me
envuelven
con su
fragante aroma
y su
cadena de colores,
rojos,
amarillos,
blancos,
lilas
y su
dulce perfume
perturban
mi alma plena de amor.
Entre
rosas,
nenúfares,
amapolas,
azahares,
azucenas,
almendros
en flor,
dalias,
tulipanes,
calas,
aterciopelan
mi cuerpo
y me
inundan de dulzura y paz,
aureolan
mi ambiente.
El amor
es como la flor
todavía en capullo bello
donde
ha brotado pureza,
suavidad,
delicadeza,
pasión.
Manto
de flores
que a
su través
me
lleva al mundo de tus brazos,
me
siento cobijada,
amada
entre
colores y perfumes.
En el
aire sensual
y tibio
de la tarde
me
acarician sus pétalos,
es un
manto dulce,
mágico,
luminoso,
que
nunca se olvida.
Como el
arco de los cielos
sus
olores llegan
y crecen
y luces
me envuelven
y el
ángel verde
de la
esperanza
me
llena de alegría.
He
perdido el miedo
en tus
brazos
que me
estrechan poderosos
con la
fuerza del amor.
Manto
de flores,
el lirio de la ternura crece
en la
pradera celeste
del agua
como
los nenúfares en flor
quietos y anhelantes
que
parece que esperan las canciones
que
alguien los acompañe
en su
danza de círculos.
Los
camalotes cándidamente se asoman,
castos
y libres
y las
aguas nos brindan
sus vestiduras de melodías
haciendo
que nuestra total entrega
sea
duradera y dichosa.
Mantos
de flores,
la lluvia se inicia ya,
las nubes
en su
tránsito lento
hacen
brotar los retoños luminosos,
que
crecen libres
en las
ramas perfumadas
haciéndonos
sentir
entre vergeles
floridos,
caricias
nuevas.
El
radiante césped trémulo
se viste de perlas de agua,
dando a
nuestro amor
frescura
que
espera botones,
capullos
y
tenues lazos
que
entre grises y rosas
se
entrecruzan.
Manto
de flores,
en la
calma
de unos
pétalos
nuestro
amor resurge,
se
retrata fiel,
entre
rosales
y
madreselvas
con
comunicativa ternura.
Olor de
nube en la flor celeste,
en la
tierra verde,
en tus
brazos
mis
manos leves
encuentran
los carmines que busco.
Manto
de flores,
feliz la nube de mayo,
que es
ésta
o
aquella rosa,
déjenme
vivir feliz
con mi
amado
entre
guirnaldas florecidas,
límpidas y libres,
y entre
enredaderas
de
campanillas azules
aquellas
que allá se asoman.
Bajo la
esmeralda temblorosa,
amado
mío,
te veo
y te
siento
con
corona de jilgueros
y
pétalos de amapolas,
siguiendo
yo
alegre
tus pasos
hacia las islas
y los
bosques florecidos
del sueño.
Soy
feliz,
estoy
en el valle perfumado
de tu
ágil cuerpo
y en tu
regazo
me dejo
caer
cual
frágil flor
recién
nacida.
Amor sin dueño
Amor sin dueño,
quiero que mi alma se eleve hacia lo alto
entre suspiros entrecortados y anhelos de amar
con total intensidad
haciendo palpitar el corazón con ritmos placenteros
y sin ansias ni afanes,
sin que un ser me esconda entre sus brazos
y no pueda sin límites amar hasta el infinito.
Necesito que mis armoniosas
y pequeñas risas y lloros en flor
se congreguen al son de las alas de mis sueños.
Mis frases,
mis estrofas de amor,
son nubes que flotan
y para ello hay que tener luz de estrella
para iluminar mi vida en silencio plácido y sin fin.
Amor sin dueño,
quiero ir por veredas de la tarde perdida y sola,
sin sentir el cercado de ramas
que quieran encerrarme con trabas ni cerrojos.
No quiero que nadie pase por mi mente
como un aire domado con ramas verdes
que cercan mi sosiego.
Amor sin dueño,
no se atreva ningún ser
a entrar en el plato sonoro de mi silencio
queriendo quemar la llama hirsuta de mi frente
como un ave de marfil en primer vuelo.
No quiero ser un pentagrama vacío,
me quiero llena de notas
que palpiten en mi alma encontrando los versos,
las prosas,
que abren las alas
y vuelan levantando un remolino de cadencias
que como ecos lejanos llegan a horizontes cercanos.
No deseo que mi corazón
de poeta sea un rojo sol prisionero,
quiero sentirme libre para amar
con todo mi espíritu por doquier,
aquí, más allá,
lejos,
en infinitos espacios.
Necesito cruzar el éter
dormitando en el silencio blanco de la luna llena
o como en potros de llamas
cabalgar en los cometas.
Hundirme libre en el mar
o bajar libre al abismo
donde la luz no penetra
y donde millones de ojos
me sorprenden y contemplan,
son los diamantes
que el gnomo amontonó en sus cavernas.
Amor sin dueño,
vuela, corre,
descansa,
se lo coge a puñados como al mar
y cae sobre las almas que me rodean
en un sueño eterno sin despertar ya más.
Suelto,
escapado va,
sin que se sepa dónde,
sí pisando los cielos que miramos
o bajo el techo que es la tierra nuestra,
inasequible,
incierto,
eterno jugando a existir siempre
y a su paso en las altas madrugadas
unas alas invisibles lo golpean,
lo llaman,
lo necesitan,
es el amo seguro que se cierne
volando a ras de tierra
para todos en un enamoramiento total de la vida.