Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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martes, 21 de abril de 2020
Volver el tiempo atrás
Volver
el tiempo atrás,
nunca
más , no quiero sufrir con tu presencia a mi lado,
ni
un solo pensamiento de lo que fue mi vida contigo.
Te
despediste sin un adiós,
el
adiós viene de lejos, de muy antes,
largo,
claro, lo sentíamos venir.
Mi
cabeza esta inclinada,
pensando
en el sufrimiento pasado.
Sin
amor, ¿ilusión, sueño?
Quieta
ya, estás contigo misma.
Me
desarmo como una nave deshilachada,
en
penas.
Quiero
volver al pasado, pero debo estar acá,
buscando
escribir poesías de amor,
cartas
sobre mi dolor y pasión,
frases
que te erizan la piel.
Por
su amargura y pensamiento sin forma.
Volver
el tiempo atrás,
y
estas cartas deshacían como telas en desuso,
como
cenizas de la hoguera apagada.
El
amor nunca perdona a quienes saben amar.
Se
cobra su tributo, le pago sin demora,
con
el dolor de la distancia… Y ahora.
La
luna es una espada en cuyo filo duerme el amor,
ese
amor ya perdido, al cual no buscaré más,
tu
sombra de fuego enloquecido es ahora un fantasma,
sin
asideros,
horizontes
sin llegada.
Si
éramos nubes yo volaré más lejos a las altas y grises,
tú
volaras en remolinos a los algodones sin rumbo.
No
quiero ni debo volver al pasado,
esté
ya olvidado del todo.
Volver
el tiempo atrás,
La
tarde reclinada en el poniente,
cuelga
en los bordes de la blanca nueve,
llevando
mis plegarias y mi lloro.
Siento
pena por tantos sueños muertos a mis espaldas,
Siento
un dejo de lástima por ti,
mi
amor ya ido a otros lares donde la maldad te rodea.
Tú
ya no eres más mi respaldo, mi derecho,
eres
el fin, mi revés, acabemos con esto por última vez.
No
quiero saber más tu derecho y tú revés.
¡adiós!
marcha a tu paso.
Yo
iré al mío.
Trota
mapas de tersa cartulina,
que
yo galoparé mi desvarío,
para
trocar un ya por un acaso.
¡adiós
por siempre amado ausente!
me
causaste mucha aflicción y pena,
pero
ahora basta ya,
¡vete
de mi vida!
¡vete
de mis pensamientos que ya locos,
aun
lloran por ti!
Despedida en silencio
Despedida en silencio,
tétrica, solitaria, atascada en el tiempo.
Te digo adiós y acaso te quiero todavía.
Quizás no he de olvidarte, pero te digo adiós.
No sé si me quisiste…
No sé si te quería…
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.
Este cariño triste, apasionado y loco,
se sembró en mi alma para quererte a ti.
No sé si te amé mucho, no sé si te amé poco,
pero sí sé que nunca volveré amarte así.
Despedida en silencio,
Sufro silenciosa con ese gran silencio,
de la luz y el saber, no me besaras más
y desoladamente me duele el alma.
la desolación del que no tiene al lado otro
ser,
un dolor ajeno, del que está solo ya con su
pena,
no puede vivir en paz.
Queriendo consolarse con otro quimérico,
amor , para que el dolor ya no sea suyo.
Sabías que cuando te irías atrás de mí,
volvería a ese sordo mundo,
sin diferencias del gramos, de la gota ,
en el agua, en el peso.
Despedida en silencio,
Una más seré yo al tenerte de menos
y perderé hasta mi nombre, mi edad, mi señas,
todo perdido en ti, de mí.
Me voy al osario inmenso,
de los que no se han muerto
y ya no tienen nada que vivir en la vida.
No quiero que te vayas, así , en silencio,
dolor, ultima forma de amar.
Estoy sintiendo vivir a pleno,
cuando me dolía estando a tu lado.
Despedida en silencio,
Si tú no me querías, dolor irrefutable,
yo me lo creería, pero tú,
me aseguraste que nada fue mentira,
en ese pasado lejano.
y mientras yo te sienta tú serás dolor,
prueba de otra vida en que esto ,
no sucederá jamás.
ni un quejido , ni un lamento,
tu perdida ya no existe
¡ Qué pasos inmensos, orbitas celestiales,
se apoyan – maravilla- milagro, en aires,
en ausencias, en papeles, en la nada!
Despedida en silencio,
Te digo adiós en esta carta
y acaso con esta despedida mi más,
hermoso sueño muere dentro de mí.
Pero te digo adiós para toda la vida,
aunque toda la vida siga pensando en ti.
Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo
y el corazón me dice que no te olvidare,
pero , al quedarme sola, sabiendo que te
pierdo,
también empiezo a amarte como jamás te amé.
Alma cercenada
Carta cercenada,
yo que te quiero y he querido,
como nadie en el mundo puede querer,
ahora que vives en el infinito,
siento hundirse mi indeleble ser.
Te quise en el más alto riesgo,
juntos tu vida y la mía,
te tuve al de ayer,
te conocí,
entré por laberintos fáciles gracias a ti,
a tu mano que ya no la tengo más.
Alma cercenada,
cual estrella, para mi fulgía esperanza,
donde hacia penumbra,
ahora fidedignas,
me rinde pleitesía, en manojos de angustia,
que me nublan, cercenándome un brote de
alegría.
Añoranzas
engendradas en remolinos,
Se alojan tenaces en mi alma,
desfilando lamentos entristecidos,
en halos de tú mirada aúrea.
Alma cerceada,
y grito al pronunciar tu nombre.
Rasgando con vigor las tinieblas,
Implorando una voz que me diga,
donde tú te encuentras.
Más… en vano son mis lamentos,
en vano mi sangrante duelo herido,
en vano mis insistentes desvelos,
por vislumbrar tu cuerpo querido.
Y halarte del inesperado adviento.
No consiento en mi mente tu ausencia,
ni recuerdos en tiempo consumido,
no permito a mi alma aunque duela,
anuencias para borrarte de mi camino.
Alma cercenada,
pero tú eres tu propio más allá,
como la luz y el mudo:
fatalmente te vas sin dejar de ser tú en la
constate fidelidad,
de no cambiar, sólo irte sin más,
dejándome triste y adolorida en constante
camino,
de búsqueda sin parar.
Camino floreado en filial amor,
abrevados en repiques de alegrías,
adobados de incertezas, de dolor,
cual flor es de su tallo unidos losados,
Íbamos en nuestro vero amor,
pese a todo, esto se terminó.
Alma cercenada,
ni el viento huracanado,
bramando enloquecido, ni en el relente,
abrevado, llevará tu estela al olvido,
el tiempo en ambos transcurrido ,
cómplices de amor y ternura,
van ahora e mi ser adheridos,
llorándote por siempre con amargura.
Recordándote en mi primavera,
sinfonía a mis sagaces penurias,
impoluto cofre a impías penas,
aurora a mi alicaída pena.
Alma cercenada,
y un día te fuiste, no me me fui contigo,
a amarnos, a vivir temblando de futuro,
todo se acabó.
¡ay!, ¡cuántas cosas perdidas que no debieron
perderse nunca!
menudos granos de tiempo,
que un día se llevó el aire.
alfabetos de la espuma,
que un día se llevó el mar.
Ya todo está en el pasado
y en este Hoy estoy conmigo recordándote por
siempre.