Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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sábado, 25 de abril de 2020
Eres mi música
Eres mi música,
mi numen,
mi inspiración,
mis poemas nacen
al compás de tu sentir,
al latir de tu corazón.
El pentagrama de tu amor,
con notas claras,
redondas,
tibias,
despacio se van a su
destino,
para encontrarse más tarde
en mi cuerpo,
siguiendo el curso largo
de una huella imborrable.
Eres mi música,
toda de espuma blanca
que me besa
con sabor a los zumos del
mundo.
¡Qué gusto denso y
aromático a tierra,
a sol,
a mar!
Son sonidos dulces que me
llegan,
no sé si de las estrellas
o de las auroras de cielos
nuevos con un asombro
infinito
y mientras no vengas tú
yo me quedaré
en la orilla de tus notas,
de tus vuelos,
de tus sueños,
de las estelas,
inmóvil,
esperándote
y escuchándote expectante.
Eres mi música,
sé que sólo quiero estar contigo,
canturreando,
susurrando tus sones
únicos e inolvidables.
Ni en el mirar,
ni en el besar aprendí
lo que tu música
me quería hacer llegar
y entonces
sin que tú supieras un gran sollozo
estalló en mi ser
para que tú me besaras
y me estrecharas en tus
brazos,
lágrimas que tú secarías
besándolas gota a gota
entre música de agua clara.
Eres mi música,
cuando tú me elegiste,
el amor eligió,
salí del gran anónimo de
todos,
de la nada,
recibí tus compases de amor
que llegaron al fondo de mi
alma,
hasta las profundidades más
hondas
y mi tristeza fue toda
alegría,
gozosa de que tú me
encontraras
y me hicieras rodar,
prendida a tu ser,
en tu pulso,
en tu corazón.
Eres mi música,
no te vayas nunca
porque si lo haces
retornaré a ese mundo
imperfecto
en que vivía
sin diferencias en el agua,
en la gota,
en la nube y en mi boca
quedará tan sólo tu nombre
perdiendo yo el mío.
Eres mi música,
tus compases caminarán
conmigo
y mientras yo te sienta mi
ilusión,
mis anhelos brillarán
intensamente
con luces parpadeantes
buscando el horizonte tuyo y
mío.
Siento que tu sueño es mi
deseo,
siento que tu mirada es mí
descanso
y que la música de tu alma
me colma de paz infinita…
Indiferencia
Sentí total indiferencia,
me despegué de ti,
ya no estoy a tu lado,
mi amor se fue
como vuelo de golondrinas.
¿No sientes mi resistencia
a que tu nombre sea mi canción?
Mi desencanto por ti
es como un volcán
que surgió en un minuto de adentro,
muy adentro,
desde el fondo de mi corazón.
Ya nada palpita entre los dos,
ni besos,
ni miradas,
ni gozos esperados
y en este expirar del amor,
la apatía me inunda
y me lleva por caminos curvos
entre selvas vírgenes
y roquedales altos.
Indiferencia,
desamor que se desató
como vendaval brisa
o suspiro bajo mi submundo,
como temblor y calor de tierra
en mi angustia desolada.
Indiferencia,
mi espacio está vacío de ti,
el gran aire que me aleja
me aísla de tu lado
y sólo avizoro en mi horizonte
un nuevo sendero
que me conduce a un nuevo amor
con el cual seguramente
la felicidad me inundará.
La frialdad se adentró en mi alma
y la despojó de memorias,
de recuerdos vividos plenos de amor,
ya no existes en mi vida,
siento tan sólo desinterés y desdén
por algo que fue maravilloso y único.
Indiferencia,
sentimiento de incomprensión
por no ser tú parte de mi vida,
es una verdad definitiva
que traspasa los límites antiguos.
Desencanto tras el hallazgo de la realidad
de saber quien realmente eras.
Indiferencia
porque todas tus palabras
repetitivas y falsas
eran presagio de verdades no dichas
y tu inventada figura
se convirtió en miles de cristales rotos.
Eras tan solo un espejismo
en un desierto de oscuridades
y silencio.
Indiferencia,
cual triste sentimiento
en lentas claridades,
muy despacio me hace ir
hacia las puertas del olvido
para encontrar mi paz
en otros rumbos.
Indiferencia,
testigo cierto de la firmeza
de que Hoy ya no significas nada en mi vida,
fuiste un fuerte soplo de la suave brisa
que golpeó mi alma
pero desperté ante la realidad
inundada de pesares
y herida en mis sentimientos
que tan celosamente defendí
de injustas vanidades y desoladas sombras,
dudas de existencia.
Te recuerdo
Te
recuerdo
(cuando
en las noches estrelladas y brillantes
y la
luz de la luna baña de plata
las aguas tranquilas del agua,
te pienso).
Te
recuerdo.
Te
añoro
(tu
perfil desdibujado
bajo la
pálida luz de la aurora
viene
en mi búsqueda con ansias locas).
Te
recuerdo.
Te
añoro
(evoco
los instantes preciosos
pasado
juntos, muy juntos,
en silencios prolongados y profundos,
entre
suspiros de amor
y besos
apasionados).
Te
recuerdo.
Te
añoro
(eres
el ser que mi nostalgia despierta,
mi esperanza
renovada,
quisiera
cercar tu aroma con mis manos
y la
dulce potencia de tus brazos).
Te
recuerdo.
Te
añoro
(tus
cantares son con sones armonizados
siguen
persiguiéndome sin descanso
y tus
notas suben
al
igual que ayer en numerosos acordes
y son
para mí tu regalo).
Te
recuerdo.
Te
añoro
(todo
sonido en eco tuyo
me lo
convierte en alma que te espera,
y tus
pasos se sienten siempre
de
estar viniendo por la ausencia).
Te
recuerdo.
Te
añoro
(tengo
miedo de no poder encontrarte,
de que
mis besos se pierdan
en otro
cielo
como el
amor que vive de ola en ola).
Te
recuerdo.
Te
añoro
(perdida
voy en las tardes
por
siempre en tu embeleso
sin
sentir el cercado de tus ramas,
ni ver
tu fuego que en los fuegos arde).
Te
recuerdo.
Te
añoro
(te
llamo hasta quebrar mi voz
en
cristales translúcidos,
por eso
sangra mi corazón
y me
derramo entre lágrimas y sollozos).
Te
recuerdo.
Te
añoro
(dame
mi libertad,
no
quiero tu fatiga,
quiero
sentirte como se siente el agua,
hermosa,
libre y límpida
entre
tu libre albedrío y el mío).
Te
recuerdo.
Te
añoro
(busco
tu imagen en mi cuerpo
con el
frescor de la creación primera
en las
densas ondas de la noche,
con
afán de encontrar la luz primera).
Te
recuerdo.
Te
añoro
(así te
hallé, sin muros ni rejas,
entre
luceros y luces fugaces,
como manojo de iluminado amor,
el que
te ofrendaba,
al día
que alboreaba
cuando
ganaba la aurora sus matices).
Te
recuerdo.
Te
añoro
(quiero
fundir mi figura con tu bronce,
andar
entre los peldaños del deseo,
hasta
alcanzar la cumbre de tu nombre).
Te
recuerdo.
Te
añoro.
Llévame
con mi recuerdo,
mis
manos a tu pecho, amor,
que
desnudándome caminos
sobre
el muro que cerca mi silencio,
siente
mis besos en tu frente
para
que de mis labios surja el verso
que
encienda la sangre en tus venas
y me
sientas pegada a tu cuerpo
apareciendo
mi nombre en tu cielo.