Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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miércoles, 20 de mayo de 2020
Nuestras miradas
Nuestras miradas
fueron como un primer
beso
de amantes
incipientes.
¡Asombro!
¿Es obra humana tanto
gozo?
¿Podrán nuestros
labios
encontrarse alguna
vez
y con apenas un roce,
sentir el placer,
el amor intenso,
la entrega toda de
uno en otro?
Volarán al segundo
beso
y al tercero
y hasta que los
abrazos
nos inunden en un
manto tibio de amor
envuelto tras gasas y
tules
abrazados nuestros
cuerpos desnudos
como uno solo.
Nuestras bocas
férvidas se encontrarán siempre
no sé si en este
mundo o en el otro.
¿Por qué si ya los
hálitos se juntas,
los labios a posarse
nunca llegan?
Tan al borde del beso
y no nos besamos
nunca.
Obediente al ardor de
un mediodía
muerdo la fruta
nueva.
Mi boca anhela el más
dulce jugo
y del anhelo no pasa.
Se le niega cuando el
labio
presiente su dulzura,
tus labios serán de
los míos
me hicieron sentir
primavera,
pulpas de mayo,
azúcares de junio,
día a día sumados a
la miel de tu boca,
consumación, feliz,
lejana y distante.
Desde rutas sin fin,
último paso te
presiento, amante,
pie en el aire
trayendo tu amor a
donde tu amor espera.
No podemos concebir
nunca
que de imposible se
vuelve la pareja.
Flechas del alba
cruzan
por los incorpóreos
aires,
llevándote todo mi
amor,
mi dulzura,
mi risa,
mis caricias,
mis pasiones.
No te voy a herir,
te voy a amar
con tanta intensidad
que la bóveda al
cerrarse
abre más cielo.
Y en la hermosura
basta de estos límites
siente el alma que
nada la termina.
Somos imágenes que
inclinan su rostro
sobre espejos que
nunca se reflejan.
Vivir amando
Vivir amando
sólo hay que vivir la
vida
que te conduce entre
alturas del mundo
sin sentir la fatiga
de haber subido como
recompensa
de vivir amando.
Mi ser en prosa,
en velocísimo viento
atraviesa la vida en
segundo, minutos,
horas,
sin que se caigan o
destruyan
todo lo que deseamos.
Nuestros esfuerzos
que cuestan a veces
sollozos
a veces risas que
como rosas secas
te alfombran el paso
convirtiendo los días
en peligros en llamas
al vivirlos con toda
intensidad.
Y entre galardones de
éxitos,
triunfos, amores
milagrosos,
prologamos el hecho
máximo de amar
con la pena y el
pecho.
Conquistando en
afanosas lides,
entre gozos parecidos
a juegos,
días, tierras,
espacios fabulosos,
a la gran disyunción,
que está esperando
hermana de la muerte
o muerte misma.
Vivir amando,
medalla que merece
recibirse,
cada beso perfecto,
aparta el tiempo,
lo echa hacia atrás,
para ensanchar el
mundo breve
donde pude besarse
todavía.
Va en el llegar,
ni en el hallazgo,
tiene el amor su
cima,
es en la resistencia
a separarnos
en donde se le
siente,
desnudo, altísimo,
temblando.
Suspiros del destino
Suspiros del destino,
¿a dónde nos llevan?
¿por qué se ciernen sobre mí,
como si mi alma fuera
tan solo un suspiro?
Me llevan a mi destino,
paraíso sin lugar,
isla sin mapa,
donde vivimos felices los amados,
los que amamos,
los que nos conducen
a una vida cierta y feliz.
Suspiros del destino,
en un puro volar sin hora,
quieta,
mi vivir es mi salvación
que sin saber por qué me lleva
a estar enamorada de la vida,
escribiendo siempre
en menudos pedazos de papel,
en pergaminos
trozados por el viento,
en páginas brillantes por el sol.
Milagro de vivir
lo sobrenatural de los suspiros
que colman mi destino
que quizás nacieron conmigo.
Es un prodigio tan íntimo
el que tú inspiras,
que hasta el color del cielo,
o tu voz,
o tu risa,
inunda mi vida en el aire
plenos de suspiros
surgidos del alma.
Las sorpresas del mundo
lanzadas desde lejos,
sobre ti,
mi amado,
como olas en mansa espuma blanca
a tus pies
se te quiebran,
dóciles,
esperadas
y a tu alma llegan,
desde el aire lejano,
mis suspiros de miel y amor.
¡Toda la vida es única!
¡Qué gozo que no sean nunca iguales
las cosas que son las mismas!
Suspiros del destino,
si el vasto tiempo entero,
río oscuro y sinuoso
se escapa.
en las manos nos deja
prendas inmarcesibles
llamadas días,
horas
en que fuimos felices,
enlazados
entre suspiros tiernos y dulces
Por eso los amantes
nos prometemos
los siempres
con almas y con bocas.
¿Y si no fueran los suspiros, suspiros?
¿Si los suspiros fueran
al estrecharlos y besarlos,
palpitaciones encendidas
entre el alma y el aire
como hilos finos y delgados
miedosos de ser escuchados?
Suspiros del destino
¿Y si hubiera otra luz en el mundo
para que nos condujera
despacio,
sin darnos cuenta
a otro destino más puro,
más fino,
más leve
que nos llevase a un mundo ideal?