Turbulencia,
remolino de amor que regresa a mi vida, en un instante tenue, impreciso, que
turba mis pensamientos cuando en la metáfora de la vida apareces meciendo mis
recuerdos.
El amor se
levanta de sus cenizas, parece eterno, siempre regresa, cuando menos lo esperas
lo tienes en mente, resurge de sus cenizas brotando como una flor y vuelve a
desplegar sus alas ¡nunca muere!
Torbellino,
perturbación de placer y gozo, deja que te invoque en la litúrgica hora de tus
ansias al momento que calla el tiempo.
Algarada que me
deslíe en piezas concéntricas como gotas
de agua cayendo de la nada, abrazada al borde de la prisa… Turbulencia
abstracta que no se separa de mis labios, puente levadizo permitiendo el paso
del bergantín del amor al puerto seguro.
Manifestación de
estrellas en el manto de la noche, un cúmulo de silencio, reverberando de
pasión el amor encontrado.
No más vacío,
como un oscuro vuelo repiqueteando la veta en mis pupilas, haciéndome ínfima en
la elevada cumbre de tu aliento.
Turbulencias de
ilusiones y esperanzas que se levantan hasta el cielo navegando con la luz de
las estrellas, no traspasan el aire, no se envuelven con las nubes y con
donaire claro el espacio llenan con amor de alas de seda y besos de colores.
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