Saber amar, es
esconder con el alma lo que nos dice el corazón, descubrir la angustia encubierta, la soledad fingida, la alegría
simulada.
Poco a poco aprendemos a amar empezando a perdonar y lanzar
afuera las tristezas.
El amor se alimenta de cuidados, de protección, no cultiva
ofensas con lástimas, sí perdona,
olvida, extingue todos los trazos de dolor en el corazón.
Saber amar es vivir en libertad, igual que un viento
universal, tiempo para gozar como en una
bandada de visiones de cielos abiertos.
Amemos impidiendo que el mundo dormido nos rodee y poder ver
nuevas auroras.
Saber amar para dar al alma el poder decir levanta, protege,
cuida, el amor como semilla recién sembrada en la tierra fecunda del alma, honda
y fértil.
Saber amar para que al tocar el amor tiemblen las manos y el
cuerpo todo como fuego ardiente, con dulzura llegará a los confines del mundo
cantando loas hasta lejos del todo.
Saber amar como una gran estrella dentro del pecho que
titilando y destellando inunda de
claridades nuestros cielos invadiendo con aromas dulces los secretos escondidos
recién nacidos de nuestro nuevo saber amar.
Saber amar, saber mirarse por el mar y por la noche con ojos
de terciopelo dando ternuras suaves para conquistar para todos los frutos del
amor compartido…
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