Ya brillan los colores de
la aurora fantástica, incierta, velada en su manto de fino tisú.
Alborada, las flores
despiertan y el amor en armonía con la luz del alba ilumina nuestras almas.
En el verde del bosque se
van abriendo las alas y el viento huye a su gruta en el frescor de la
madrugada.
Nuestros cuerpos se
alumbran, quietos y callados, esperando el canto roto de un grillo, la queja
oscura de un agua, como sol quebrando la alborada con rayos fundiéndose en
espejos.
Alborada, misterio develado
bajo el ritual del canto de los pájaros que con gotas de rocío, dibuja en las
palmas de tus manos, mis besos como brasas apasionadas.
Alborada que se asoma y
es testigo de cuanto nos amamos en una secuencia de torrentes de amores,
aproximando nuestras almas con ternura, riendo en el alba pura del éter.
Alborada donde se aloja
toda la soledad inexplicada, horas lentas, pausadas, que nos llevan al abrazo
cálido y al aliento con lágrimas de un todo en esta nada.
Reímos en el alba pura
del éter precipitando de mis ojos a tus ojos.
Alborada que hace cambiar
la mañana pálida con una sonrisa sonrojada que tú creabas, dibujándola en mi
rostro.
Alborada, traes claridad
absoluta, transparencia impoluta, limpidez como en el fondo del río, dando a
nuestro amor, horas de luz, claridad sin posible declinar.
Percibo en la alborada
que me abraza un símil del edén que me sublima y me lleva hacia ti mi amado
amante, como una llama de plata, una flor, una sonrisa que se abre maravillosa
en la luz que nos envuelve.
No hay comentarios:
Publicar un comentario