Tengo las manos colmadas de deliciosos momentos vividos
con intenso amor, plenas de recuerdos inolvidables y de penas ya olvidadas.
Tengo mi cielo de día con un vestido azul y un botón de
oro, de noche con un vestido de luto y un botón de nácar.
Tengo de día todo el esplendor y el brillo por que es
cuando llega el amor, de noche me sumerjo en la invisibilidad porque es cuando
el amor se aleja.
Tengo todos los encuentros fugaces entre luces distantes
y azahares sin respuesta.
Toda mi vida me palpita encendida entre tus brazos,
cuerpos finos y delgados, todos miedosos de carne.
Tengo, desde que naciste, al son de mis deseos viola de
amor, altar en el Olimpo, cintura cincelada en nácar verde y perfil modelado en
blanda cera.
Tengo el calor de tus hombros enlazado, apretado en mis
brazos y me siento en la cima de los cielos con la tierra.
Crecías hacia dentro de mis dedos cuando herías mi piel
con tu belleza y al roce y al llamado de tus ojos tengo en mi alma todos los
poemas alzados desde mi sangre.
Te tengo en el verde follaje levantado del árbol donde
pierdo mi albedrío y en el viento caliente de estío y en la orilla del amor
enamorado.
Tengo mis sentidos creciendo a tu espalda, flamígeros
cipreses en hileras por los aires, un círculo amarillo me inundaba de cuerpo
entero.
Tengo tu figura vedada a mis poemas, a mis prosas de amor
como un cerco de jóvenes olivos.
Tengo en mi boca tu nombre y llevando las manos a tu
pecho, amor, desnudándote, caminas sobre el muro que cerca mi silencio.
Tengo un aire domado por donceles, ramos verdes que rodean
mi sosiego posando un viento en mis labios que te acercan más a mi y soy feliz.
Eres mi sol y mis cánticos unánimes, el brillo de mis
bienes ya logrados y el aire para el vuelo de mis ángeles.
Tú conservas los labios sobre el musgo y tu nombre en el
silencio, riela, espero que no te apartes nunca y siempre nazcan de tus ojos el
verde azul que refresque mis sentidos.
Tengo, te tengo, tengo todo en mí, eres mi luz en el
zócalo del viento rezagando mi camino, ancla de oro y cadenas de mis anhelos.
Eres mi música del viento, tan leve en extensión al
amparar su son tan breve tiempo.
Te tengo y al tenerte ¡qué sensación tan profunda arranca
de mis entrañas! ¡qué grito de amor desgarras de mis poros y mi sangre!
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