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miércoles, 29 de mayo de 2013

Tengo

Tengo las manos colmadas de deliciosos momentos vividos con intenso amor, plenas de recuerdos inolvidables y de penas ya olvidadas.
Tengo mi cielo de día con un vestido azul y un botón de oro, de noche con un vestido de luto y un botón de nácar.
Tengo de día todo el esplendor y el brillo por que es cuando llega el amor, de noche me sumerjo en la invisibilidad porque es cuando el amor se aleja.
Tengo todos los encuentros fugaces entre luces distantes y azahares sin respuesta.
Toda mi vida me palpita encendida entre tus brazos, cuerpos finos y delgados, todos miedosos de carne.
Tengo, desde que naciste, al son de mis deseos viola de amor, altar en el Olimpo, cintura cincelada en nácar verde y perfil modelado en blanda cera.
Tengo el calor de tus hombros enlazado, apretado en mis brazos y me siento en la cima de los cielos con la tierra.
Crecías hacia dentro de mis dedos cuando herías mi piel con tu belleza y al roce y al llamado de tus ojos tengo en mi alma todos los poemas alzados desde mi sangre.
Te tengo en el verde follaje levantado del árbol donde pierdo mi albedrío y en el viento caliente de estío y en la orilla del amor enamorado.
Tengo mis sentidos creciendo a tu espalda, flamígeros cipreses en hileras por los aires, un círculo amarillo me inundaba de cuerpo entero.
Tengo tu figura vedada a mis poemas, a mis prosas de amor como un cerco de jóvenes olivos.
Tengo en mi boca tu nombre y llevando las manos a tu pecho, amor, desnudándote, caminas sobre el muro que cerca mi silencio.
Tengo un aire domado por donceles, ramos verdes que rodean mi sosiego posando un viento en mis labios que te acercan más a mi y soy feliz.
Eres mi sol y mis cánticos unánimes, el brillo de mis bienes ya logrados y el aire para el vuelo de mis ángeles.
Tú conservas los labios sobre el musgo y tu nombre en el silencio, riela, espero que no te apartes nunca y siempre nazcan de tus ojos el verde azul que refresque mis sentidos.
Tengo, te tengo, tengo todo en mí, eres mi luz en el zócalo del viento rezagando mi camino, ancla de oro y cadenas de mis anhelos.
Eres mi música del viento, tan leve en extensión al amparar su son tan breve tiempo.

Te tengo y al tenerte ¡qué sensación tan profunda arranca de mis entrañas! ¡qué grito de amor desgarras de mis poros y mi sangre!

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