El tercer beso,
el que se desliza sin saber a dónde,
suavemente,
como una leve caricia
tibia y cálida,
lleva entre sus
labios
el mensaje secreto,
único,
de tu amor por mí.
Entre tu verdad más
honda y yo,
me entregas siempre
tus besos.
La presiento cerca,
ya, la deseo, no la
alcanzo,
cuando estoy más
cerca de ella,
me cierras el paso,
tú,
te me ofreces en los
labios
y ya no voy más allá.
Tú triunfas, olvidas,
besando tu secreto
encastillado.
El tercer beso en la
frente,
es más seguro,
los labios ceden,
rinden
en forma al otro
labio
que lo viene a besar.
Mientras me mirabas y
yo te miraba,
se detuvo el tiempo
en medio instante,
el amor me llamaba y
yo le obedecía.
Mientras me
susurrabas
y yo te amaba
se alzaron los sentimientos,
mandó tu voz,
el cielo se hizo
visible en tus ojos
y yo renuncié el
querer en tus labios.
El tercer beso,
preámbulo de una
mirada,
para llegar como
lluvia
a un frenesí de
besos,
una lujuria de
sentimientos.
Fue un instante sin
fin,
sin tiempo para soñar.
El tercer beso,
es el que trémulo y
ansioso, vacilante
es el que quiere
besarme en tu ausencia sin labios.
Besos me entregas,
sin ruido, esquivos a
veces,
dulces otras,
como un gran fruto
redondo,
aquí en mis labios.
En el paraíso de tus
ojos me pierdo
porque estoy perdida,
en la paz de tus
labios,
me encuentro porque
estoy contigo,
en el universo de tu
alma vivo
con mil sentidos, en
ti, vivo, amándote.
El tercer beso,
el que sabe a
silencio y a sueños,
con melodías de
ternuras
y tacto de deseo,
sabes a mi mundo,
a todo lo que anhelo,
sabes a amor, a mi
amor.
Ten presente que un
día el beso tuyo,
va a nacer de lo que
estás escondiendo
y te saltará todo a
los labios.
Y lo que tú me niegas
me lo entregas,
me lo das sin querer,
donde querías
negármelo.
El tercer beso,
despacito, sonrosa la
piel,
disfraza levemente
la defensa absoluta
del ser último.
Besas mi rostro, mi
frente
y me siento la más
amada,
la más distante, la
más última,
ésa que ha de durar,
secreta,
cuando pasen mis
labios, tus besos.
Quiero el amor,
libre, suelto,
sin sombras, sin
puertas
con trabas ni
cerrojos
para vivir en ti sin
temor
a lo que yo más
deseo,
a tu beso, a tus abrazos,
a tu solo cuerpo
posible,
a tu dulce cuerpo
pensado.
Dime, ¿por qué tarda
tanto
en llegar ese tercer
beso,
el anhelado, el sólo
mío,
el que mi corazón
espera
porque sabe que hay algo en él
que es saber que tú quieres dármelo?
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