Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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domingo, 6 de abril de 2014
Abandono sin motivo
Abandono sin motivo,
¿cuál es la razón de que la ilusión
que me acompañaba de que mi mensaje de amor,
llegara hasta
el último rincón desapareciera sin motivo?
Creí encontrar lealtad,
paz,
fidelidad en alguien
cuya alma
estaba vacía,
seca,
plena de
dureza,
sin ninguna
estrella que la iluminara.
Pido a la mensajera alada
que viene de los cielos a protegerme
que me dé otra vez la luz y calor
en mi corazón
entristecido
y que se lleve los pensamientos
que pueden
destruir con el tiempo
el sufrir por
falta de amor.
Quiero seguir teniendo mi motivo de vida,
transmitir
cariño,
fe,
ayuda a quien lo necesite.
Abandono sin motivo,
es como si me quisiera transformar en un ser invisible
para la persona en quien confié mi amistad,
sin ninguna razón concreta,
tan solo es que las diferencias del interior del alma
hizo que dejara
de existir para ella
a quien lo
único que le interesa es lo fútil,
lo material,
lo aparente y
no la dulzura de las palabras
que llegan con amor desde la lejanía.
Dentro de mí hay una llama
que no se enciende apagada
por la tristeza de haber descubierto
que aún en este mundo existen almas sin amor,
por eso debo
entregar mi corazón
desde lo más
profundo para que el amor
vuele hacia
todos los lugares
donde mundos interiores
no sientan la
pureza de la amistad,
el viaje puro que toda alma siente
en lo hondo de
su corazón.
Abandono sin motivo,
no deseo que éste oscurezca mis días,
no quiero que
en mi camino aparezcan
nunca más un alma que quiere destruir mi alegría,
mi fe en lo que motive mi existencia,
sin piedad,
con salvaje deseo de dejarme sola
no se dio cuenta
que me entregó
el regalo más grande del mundo,
seguir tendiendo mi puente de admirar la belleza,
los árboles en
movimiento,
el cielo
límpido y cálido,
las aves que
vuelan llevando el amor por doquier.
Abandono sin motivo,
¡qué lástima,
qué pena,
es una gran desilusión profunda
ya que sin
saber realmente el por qué,
creyendo dejar
mi soledad parecida al desierto,
se fue hacia lo desconocido,
lo ignoto,
donde la maldad,
la envidia,
el egoísmo,
reinan y se hunden en el vacío de la nada!
Busco ahora con más pasión y paz interior
y ser guiada por el Destino hacia la eternidad
para que las almas que nos amaron
puedan
encontrarse en las próximas vidas
y perfeccionar el amor que iniciaron con total paz
interior.
Cada vida representa un árbol y los árboles
son sagrados
porque
representan la vida del ser humano.
Deseo despertar en cada ser
un corazón
inteligente que sienta la misión
de salvar a la humanidad
con la firme convicción de que todo cambiará.
¡Qué la fe
y el símbolo del Poder Divino
lo logren!
El viento que te trajo
El
viento que te trajo,
como
brisa suave llegaste a mí
para
borrar la tristeza
de no
tenerte junto a mí,
susurrándome
canciones
con
palabras dulces
para
enamorarme.
El
viento que te trajo
me
acunó suavemente en el aire,
llevándome
en volantas de caricias
como
trapecista de altas nubes.
Escribiré
en el viento
poemas
de amor,
seré
como fuego
que tu
cuerpo quema,
como
llama ardiente
y
pasión eterna.
El
viento que te trajo
buscó
en las nubes
almohadas
de seda
para
que al dormir tu sueño
no
pierdas nuestros silencios
de
caricias mudas.
Y
cuando en las oscuras noches,
el
viento, rumores,
llegan
y me tocan
me
asombro de ver
que el
brazo que te tiendo
no lo
estrechas,
ya que
aún me sigues buscando
en un
abrazo sin término,
buscando
un más detrás de un más,
otro
cielo en su cielo.
El
viento que te trajo
me
llevó flotando a la deriva,
confusa
me siento
en mi
existencia misma
y sigo
mi trayecto
tan
sólo tras de ti,
no
quiero perderte,
sólo
encontrarte.
Oigo
voces de asombro
en la
boca del viento,
nos
esconde de este mundo,
en un
íntimo secreto
confundiéndome
en nuestro vuelo
en aves
de fantasía,
dejando
una rosa de agua
en
nuestros ensueños.
El
viento que te trajo,
mi
viento que me alzó
desde
las rudas cuestas a buscarte
con mis
pálidos anhelos,
dejando
estelas de poemas
en el
río y un río
en el
poema de mis primeros sueños.
¡Cómo
sueño las horas azules
que me
esperan tendida
en el
aire a tu lado,
sin más
luz que la luz de tus ojos,
sin más
lecho
que
aquél de tus brazos!.
El
viento que te trajo
me
arrebató mis días
y mis
noches
y me
dejaste vagando
por el
infinito en una luz difusa
y
violeta sin más frases,
palabras
que en mi boca
se iban
encendiendo como estrellas,
buscando
donde posarse
para
que tú las recibieras
al
abrir los secretos de la noche.
El
viento que te trajo
me
embriagó el alma con tu amor,
labrando
muy hondo dentro de mí
la
dócil materia eterna
que te
amará por siempre.
Te
sentí llegar,
parecías
una nube alta,
un
fantasma sin asidero,
un
horizonte sin llegada,
pero sí
ahora a mi lado
vamos
juntos entre vientos más ligeros,
entre
nubes,
soñando
los sueños
nuestros
que nos llevan a encontrar
otros
nuevos que nos empujen
a estar
siempre juntos
como
dicha futura llamándonos…
Cenizas
Cenizas,
la
noche se astilló de estrellas,
la
música detuvo sus notas,
el aire
se detuvo en un soplo,
sólo
quedaron mis arcanos sueños,
antepasados
de mis sonrisas,
cuando
nuestro amor nos unía.
Cenizas,
hay
ahora tan solo candados
pero no
llaves
y hay
temores pero no lágrimas,
porque
sin ti no tengo mañana,
porque
sin ti mi noche sufre.
Te
esperaré
desde
el oscuro principio,
intentaré
que las cenizas desaparezcan
y daré
vida a secretos cegados
con
recónditos signos
que
estaban callados
para
que desde recuerdos hondísimos
emerjan
nuestras canciones
desde
mis labios
que en
cenizas se habían transformado
en un
puro dolor atónito
de mi
interior llama viva.
¡Cenizas,
ya no
más!
Quiero
letras de amor,
nuevas,
sin
tristezas,
ni
mansos llantos,
sin
dolores con luces
que
aniquilan,
sí con
brillantes y tersos colores
de un
nuevo amor,
aquel,
el
olvidado.
Cenizas
doradas del fénix
que
nace
de los
ingenios sin demora,
ni
palabras que se desintegran
en el
sendero de la vida,
sin
despojos ni amores ingratos.
No
quiero la llave del olvido,
sí el
sol del amor
que
queme mi pecho,
ir por
donde el agua canta
alguna
estrofa
de
algún sueño perdido,
mientras
por la orilla,
lentamente
se encienden
recuerdos
escondidos.
Cenizas
despojadas,
ya no
existen en este otoño infinito
con la
nostalgia
acunando
en silencio
el
dolor ya dormido.
Y así
sobre la dolorosa soledad
que
busca sin tregua
su
imposible destino,
allá
muy lejos
quedaron
las cenizas
de
nuestro amor perdido.
Los
lugares de la ausencia
siempre
quedan
como lo
único que existió
en
nuestra vida.
Ya no
más cenizas,
ahora
iré a empaparme
entre
hierbas húmedas
y
campos floridos
para
encontrar el amor,
el que
no tiene límites,
el que
se siente cerca,
aunque
esté tan lejos
y así
de las cenizas
el
fuego se levanta
y se
reaviva lo que se creyó olvidado.