Vuelve
a mí,
no
desaparezcas de mi vida,
no
rompas los sagrados votos
de amor
que nos
unían.
La vida
tiene altibajos,
penas,
ilusiones,
desgarrantes
dolores,
pero
también,
amor,
gozo,
placeres
infinitos.
Vuelve
a mí,
te has
convertido
en parte
de mi historia
y
vivirás por siempre
en mi
memoria.
Regresa
a mí,
a mi
vida,
porque
juntos venceremos
obstáculos,
derribaremos
muros,
abriremos
cauces nuevos,
escalaremos
montañas
para
ver el ocaso
en el
rojizo horizonte
y
destellará en nuestro derredor
un
símil de paraíso.
Vuelve
a mí,
mi alma
te está esperando
haz el
viaje completo,
del
silencio de tu ida
al
silencio de tu regreso.
Pasarás
sin
siquiera darte cuenta
por
alfombras
de
diseño de amor.
Cambia,
cambia
de vuelo
y
vuelve a mí,
como la
ráfaga del enjambre
bajo la
tormenta.
Vuelve
a mi umbral
para
colmar los huecos
que
fragua la nostalgia.
Regresa
paso a paso
por los
aires,
como un
equilibrista
en un
tablón de nostalgias,
desde
la encandilada transparencia
como un
fantasma al revés.
Mi soledad
está hecha de ti
lleva
tu nombre
en su
versión de piedra,
en un
silencio tenso
donde
pueden sonar
todas
las melodías
de
tristezas y lágrimas
que
crecen en los bordes del recuerdo.
Vuelve
a mí,
dejaste
mis puertas abiertas,
me
abandonaste de pronto,
como
alguien que vislumbra
que
jamás se vuelve.
Mi
soledad me inundó,
mis
poemas de amor
se
perdieron en la noche oscura
y en
las noches de tormenta
me
producen
espejismos
misteriosos.
Vuelve
a mí,
no
llenemos el cuenco de los años
con un
agua del olvido
quiero
sentir un canto
huracanado
de dicha
por
estar a tu lado, borrando,
con un
trozo de esperanza raída
ese
adiós que escribiste
con
sangre de mis sueños
en los
cristales de mi existir.
¡Vuelve
a mí
y ámame
otra vez!
No hay comentarios:
Publicar un comentario