Amor otoñal, fragancias ignoradas, perfuman mi vida, tiembla mi ser cuando tu alma a mi alma reclama y puedo escuchar las voces del viento que desde las colinas orladas de cipreses y abetos me hablan de tu amor puro y diáfano.
Amor otoñal que te hizo orfebre, para cincelar la cristalina copa para calmar mi sed del inefable apuro de tu presencia.
Es tiempo de la vendimia y las uvas color violeta se pueden ver entre las espesas ramas que nos dan sombra y fecunda al arte con su hermosura y mis versos son ráfagas de nostalgia.
Amor otoñal, amor de colores amarillo y anaranjado, en el bosque tú y yo nos envolvemos en olores y aromas de frescas glicinas que se derraman en cascadas de azul suave.
Me he tornado en la encarnada esencia del amor, este sentimiento tiene suavidad de pétalo y fuego de volcán.
Como en un mágico instante, como por milagro, los ceibos florecen en color púrpura y los rosales florecen como si fuera primavera.
Amor otoñal que palpita en mi sangre como savia que renueva en una esperanza de ilusión.
Estamos juntos, tú y yo y nuestra morada nos envuelve entre las hiedras en llamaradas rojas.
Amor otoñal, ya el ansia de la espera, tormenta que asola el alma ha desaparecido, estamos juntos en un etéreo abrazo caminando sobre las piedras resbaladizas de musgo, rodeados de la naturaleza que nos cobija y nos da amparo.
Amor otoñal, en los árboles se va quemando el verde del verano pero nuestros corazones, en un bálsamo que calma las caricias transformadas en llamas, nos hacen ir en búsqueda febril de cantos y poemas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario