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martes, 7 de febrero de 2012

Hojarasca de besos


















Se agitaban las hojas como en un mar de besos y en el concierto del otoño en la espesura del follaje se detuvieron los cantos y las risas.
Se disiparon las nieblas tristes del olvido y en la frondosidad de la zarza surgieron levitando los besos danzarines.
Hojarasca de besos, van y vienen, se elevan hacia el cielo y en rutilantes colores descienden hacia mí con místicos pudores.
Revolotean por doquier, deambulan en su movimiento constante pero vuelven por el mismo camino hacia el lugar donde se las espera .
El viento se las lleva otra vez pero del más allá en ráfagas inquietas y fugaces, se inclinan con sus besos.
Van y vienen en direcciones opuestas, bailan revoloteando y tratando de llegar a su destino final, danzan y se levantan presurosas buscando la luz, saliendo de las sombras.
Hojarasca de besos cruza los espejos del río, cantando vivamente para llegar a su amor que las espera con ansias.
El viento de otoño las vuelve hacia atrás, al lecho de aromas verde y perfumado, percibiendo los besos esperados.
Hojarasca de besos, las hojas bailan antiguas rondas junto a ninfas del bosque, mientras la tarde canta y ellas esperan el momento que con un gran remolino de viento las desplace, guiándolas ya casi a ciegas, encaminándolas al sol y al frescor del agua mansa, donde sus besos son esperados y deseados.
Un pájaro alza el vuelo y las guía, cambia su rumbo y caen en los brazos
temblorosos de la amada , que las hace revivir para nacer otra vez en el ciclo del tiempo envolviendo su amor con abrazos y besos en un instante suspendido en lo Eterno.

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