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miércoles, 31 de agosto de 2011

Tarde de lluvia

Tarde de lluvia, la tarde está llorando y es por ti.
La lluvia se desliza por el vidrio de mi ventana y a lo lejos vislumbro tu figura tierna y apasionada, imposible acercarme para tocarla.
Tarde de lluvia, te necesito a mi lado, sentirte cerca, abrazarte y estar oyendo el viento que apenas puede llevar al mar las nubes con su carga.
Hay silencio, nada responde y todo mi ayer se junta en este instante.
Cuando llueve te mezclas con la lluvia, cuando llueve en la calma de la tarde te siento conmigo, te siento en mi sangre, cuando llueve te tengo, nada puede sacarte de mi lado y me duele…
¡Cómo duele la quimera del tiempo! escucho el eco del olvido pero nada hay que no te recuerdo mientras en la tarde llueve.
La lluvia cae, moja mi alma, ¡cómo quisiera que aquí estuvieras! me dieras calma, esa calma que el amor sólo sabe dar… y no mira nada para entregar.
La lluvia golpea con sus caricias húmedas las aceras quietas, silenciosas, tus pasos están en otras veredas, mis pasos van en sombras a otros destinos…
EL viento doblega los árboles, sus hojas se sacuden y mis manos te dibujan en la oscuridad donde te sueño.
La tarde se colma de lluvia y cierro mis ojos, te veo, te palpo, te siento, eres parte de las sombras que me envuelve.
Escuchemos juntos con la imaginación el ritmo de la lluvia y así seremos esta tarde, los dos, un mundo aislado por el viento y la lluvia entre la cuenca tibia de nuestros abrazos.
Lluvia que penetra en la bruma oscura, grisácea, arribas a los campos del alma, levantas aquel grito de vida y esperanza, ven a renacer en gotas de agua lo seco, lo dormido, yaciente en la calma.
Lluvia, que en torrentes de cálida agua, aviva el corazón, el amor, la llama, vuélveme a la vida junto con mi amado, empápame mi razón, dale el color que extraña, trae luces nuevas a esta tarde larga, ilusiones, sueños a la espera del renacer del amor.

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