Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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miércoles, 2 de noviembre de 2011
Silencio del alma
Silencio del alma, en unión todas las voces se acallaron y la paz inundó mi mundo interior.
Silencio imponente, todo impregnado de calma cual un toque de oración que desciende sobre el alma y se hunde en el corazón.
Ondea entonces un canto en mi ser enamorado de dulzura y aura fresca y la risa me invade en trémulo esplendor entre el alegre cantar de nítidas notas.
Silencio del alma, la luz me inunda y estoy con mi Yo interior que con inocente ritmo despierta y me encuentra envuelta en renuevos y nubes flotando en la nada del sentir acunado.
Todo es música del alma con notas misteriosas en un silencio de paz y de sosiego, fantásticos pentagramas de ensoñaciones dormidas que me conducen a mi interior, a rincones y vericuetos en mi alma toda, encontrando un paisaje que canta y cantando me cuenta aquellos misteriosos y subyugantes amores de los ayeres que creí olvidados.
Silencio del alma, la claridad triunfante vuelve en la nave de la nube blanca y la vida se aclara, latiendo en cadencias inspiradas en recuerdos lejanos y vividos intensamente.
Mi corazón ajusta su rítmico latir a la cadencia inspirada con un millar de notas que me subyugan y en un millón de arpegios me lleva hasta brillar con la aurora.
Silencio del alma, hasta mi corazón late en silencio vibrando con inmutable compás, temblando a veces en la noche como gotas de rocío trémulas.
Silencio del alma, me invade un perfume de paz, ternura y amor, gozan mis anhelos, se oyen a lo lejos cantos en la lira y en mi alma vuelos.
Silencio del alma, mi fragante edén, ¿qué bien a este bien se puede igualar?, creo que sólo tus besos y oír tu sonrisa fugaz y clemente podría compararse a este bien mío, de mi alma toda.
El aire se hace más puro y en ti, aún en mi silencio, te pienso como con la luz del rocío, el cantar del ave, el reír del río.
Silencio del alma, ya borró todo lo sufrido, toda la húmeda neblina del pasado, ni tristezas existen en mi luz crepuscular y opaca.
Floto en un más allá distante, sola en una nada abierta y alborozada, sin oscuros pensamientos ni obsesivas ilusiones.
Silencio del alma, desapareció el cansancio y el desencanto y a través de la niebla que es un velo, vislumbro la luz brillante del amor que me espera, todo impregnado de dulzuras tiernas y promesas de ensueños.
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