Palabras
desopilantes, imprevistas, irresistibles, que hacen cosquillear el alma y
reímos sin saber razones ni porqué.
Tienen luz
propia, irradian ternuras deseables, inocencias perdidas.
Palpitan
primero sin pronunciarlas y de golpe se asoman a nuestros labios y un vértigo
de risas por dentro nos inunda, hacia el mañana.
Ya las
siento llegar por entre el manto de llanto que me envolvía y la alegría de la
mano me llevó hacia ti, mi consuelo, mi cómplice de crear palabras nuevas, nuestras
sólo.
Palabras
desopilantes nos llegaban para existir despacio o de prisa y nos las decíamos
entre carcajadas de espuma para vivir sin más.
Y entonces
nos dejaban ingrávidos, flotantes en el
puro vivir si sucesión , salvados de motivos, de orígenes, de albas.
Y sin
mirarnos a los ojos, desde lejos , supimos tú y yo que nos hacía falta estar
juntos.
Besarnos, sí
, pero con unos labios tan lejos de su causa que lo estrenaban todo, beso,
amor, al besarse sin tener que pedir perdón a nadie, a nada.
Palabras
desopilantes, que nos unieron en plural, todo en plural, luces, vidas y mares y
cantándonos mutuamente a gritos, fúlgidos de días por venir, ¡ eso no es nada
aún, buscaos bien, hay más!
Los dos ¡qué
descarrío!, ¿este camino, el otro , aqué?, ¿este día, este hoy, este ahora?.
¡Qué alegría
vivir sintiéndose vivido!. De alegría, de risas cristalinas, diáfanas, claras,
secretísimas, con miedo de no hallarnos en umbrales, en bordes trémulos de
victoria, sin ganas de ganar, sólo de vivir una vida inocente entre errores
pasados con el júbilo único del existir del Hoy que va ya por encima de
triunfos o derrotas, embriagados en la
pura gloria de jugar con nuestras palabras desopilantes.
Me rindo a
la gran certidumbre oscuramente de que otro ser, fuera de mí, muy lejos, me
está viviendo y que cuando los espejos, los azogues de almas cortas, aseguran
que estoy aquí yo inmóvil como estatua de sal negándome al amor de luz, de la
flor, de los nombres, la verdad trasvisible es que camino sin mis pasos, con
otros, allá lejos y allí estoy besando flores, riendo, hablando porque hay otro
ser por el que miro el mundo y juntos
nos unimos entre palabras desopilantes que nos despiertan entre risas
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