Y tú… me
acaricias, me estremezco de emociones reencontradas, de ilusiones níveas, el
estar entre tus brazos es llegar al infinito del existir.
Y tú… me
acaricias, el sol esconde los claveles de la brasa y mi cuerpo te siente y
vibra en las ondas del aire.
¡Ah!, qué emoción profunda me envuelve en el
tremendo afán de ser ola, nube de sal, deshaciéndose en la llanura fluyente del
mar de tu cuerpo extendido a mi lado.
¡Cuánta
gracia, me entrego a ti, soy tuya, pájaro de fuego y ramos de laurel en mi
enardecido pecho que se agita cual destellos de lirios de espuma .
Y tú… me
acaricias, es el minuto esperado, la hora larga, la noche entera, entre
suspiros entrecortados como sonoros espejuelos de plata.
Mis entrañas
se agitan con tremenda fuerza y me entrego a tus manos suaves y sedosas
envolviéndote con guirnaldas de flores y collares de música.
Y tú… me
acaricias y en tus brazos poderosos, me estrecho y nos elevamos juntos a la
divinidad misma por fuerza del Amor.
Nos vamos en
las manos del viento, sin dejar huella, como flores sin dejar rastro y nuestro
amor crece…crece, hasta llegar del crepúsculo al horizonte lejano.
Nuestras
miradas se cruzan y nos llevan al infinito anheloso que buscábamos.
Y tú…me
acaricias, con pámpanos de luz y yo como pájaro del canto voy feliz a tu boca
sensual, suspirando entre cada beso cálido.
La alegría
nos inunda y de nuestras diestras jamás se apartan y nuestras formas sobre la
arena de la playa se extienden en un solo ser.
El aire
salado, sensual, nos rodea y roza nuestra piel y somos felices, indolentes, sin
dejar de besarnos y de amarnos entre redes de antiguos violines que nuestros
cuerpos reclaman.
Y tú… me
acaricias riente y libre con guirnaldas de piernas y brazos y nos abrazamos
cantando por las aguas y arenas ociosas en la inmensidad verde y azul.
Y juntos
retozamos desnudos en las aguas entre azucenas de blanca hermosura y vestiduras
de música.
Y la luna entre los sauces se asomaba y
acompañaba nuestra danza de amor también desnuda y casta.
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