Aquiétame
las ansias, yo no sabía que el amor es como una llamarada que en el silencio
quema todas las palabras .
¿ Cómo pude
olvidar que fosforece , ahogado en un gemido y en el eco sin eco de una
lágrima?.
Aquiétame
las ansias, me duele el alma como herida quemada de sollozos , tiembla como una
flecha hundida en las entrañas y ante el umbral, enmudecido, habla.
Señor, ¿por
qué no me dijiste que el amor no se escribe con palabras?.
Vengo a ti
como el viento del erial, herido por los cactus, como tierra sin agua.
He quebrado,
a tus pies , todas las metáforas y supe al fin, con el sabor dolido de mi
carne, que el amor no conoce otra palabra que la sangre hecha ríos y el
clamor hecho llantos.
Aquiétame
las ansias, despierta mis deseos de estar junto a ti. Señor, dame una gota del
mar de tu silencio y quemaré en la hoguera de tus aguas mis tormentos entre
espumas que se rompen en la arena.
Ahógame esta
sed. Apágame este grito, aquiétame esta llama.
Vísteme Amor
la desnudez de mi cuerpo con túnica de
lirios en el alba.
Desata con
tu aliento el corcel de mis ansias y ven antes que la noche con sus dormidos
pies de sombras a anegar mi morada.
Aquiétame
las ansias, ya que el amor no se escribe con palabras, precisa de tu calma.
Soy mujer de
inmensidades , de plenilunios, de profundidades, de corazonadas ciertas y mi
amor resuena en ti.
Quiero que
seas refugio, mi aldaba, mi copa con tu amor desaforado y que se extasíen mis soles con tus ríos claros.
Aquiétame
las ansias , quiero ser tu todo, quiero que seas mi plenitud más íntima, mí
ánfora y mi cayado , mi brújula y mi designio.
Cálmame ,
aquiétame , apacíguame, arrúllame, aquiétame las ansias.
No tendré
más futuro ahora que ser con tu rosa, mi rosa, vivida en ti, por tí en
su olor , en su tacto.
Aquiétame las ansias y pon tus manos sobre mi
cuerpo estremecido, buscando el vino de amapolas que borra las huellas del
dolor y nos lleva al panal de luz y música del alma.