Instantes breves, impredecibles, atisbos de
momentos de felicidad vivida al máximo, contigo, mi amor.
Ensueños inagotables, sintonizados en el dar,
en el entregarse entre risas y cantos, sonidos de la vida que llevan al frenesí
de danzar y amar hasta el infinito.
Instantes resplandecientes, dan luz porque se
ama donde fugaces brillos de amor nos inundan soñando despierta, sin nostalgias
ni pesares.
Instantes plenos de suspiros, como unidades de
tiempo, volátiles pero sentidos que, como dormidos, nos inundan por dentro,
Es el tiempo en el que el amar se queda
inmóvil en un plano de poemas internos que nos salpican por dentro y quieren
buscar el papel, aquel, el blanco, para escribir lo que estaba oculto, con un
estilo propio, diferente, para que suene la vida en este instante pleno.
Instantes en los que me reclino, me vuelco, me
asomo y veo tu mirada dulce y tierna y escucho tu voz única que clama por mí.
Instantes que hacen de la nostalgia un
recurso… de gozoso futuro,
Mi alma espera como las alondras, cuando hacen
nido en primavera, clamando por ti, mi amado.
Instantes dichosos, de temblores de amor, de
íntimos besos anhelados, de noches dulces y cálidas, jamás olvidadas.
Instantes de soñadores de infinito, que me
hacen sentir hondas vibraciones encerradas en mi mundo interior.
Instantes soñados, donde forjamos poemas nuevos,
audaces, rítmicos, sonoros, cual canto de aves o como corceles ágiles, llevando
las palabras de amor más allá de las distancias hacia hondas lejanías al compás
de la vida.
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