Amándote en silencio, vida mía, primavera dulce que me llena
de una tenue fragancia de tus rosas, en este otoño dorado de mis días.
Así van pasando las noches olvidándome del ayer y del
tiempo.
Ven amor, mis brazos te esperan para envolverte en
sentimientos profundos y plenos, siente la caricia de mis besos.
La distancia nos aleja, pero de noche la distancia parece
sólo oscuridad y niebla, que nos separa si no por lo ojos.
Amándote en silencio, el mundo se ha apagado, pasajera avería
del gozo del mirarte, pero todo lo que se quiere cerca está al alcance del
querer, cerquísima, como está el ser amado cuando siento su respirar, el ritmo
de su cuerpo, al lado de nosotros aunque sin verte.
Llegarás hasta mi alma y no sabrás que llegaste, sentiré el desafío
de retenerte en silencio, murmurando en tu pecho, palabras de amor.
Y tendré tu sonrisa desplegada en el viento, como un
estandarte de amor.
Amándote en silencio, viviré con el sueño de sentirte muy mío
y mirando tus ojos callará la ilusión.
Viviré sin tus labios contenidamente aunque tú nunca sepas
de mi gran amor.
Fingiré mi tristeza contrastando la pena sin besos en mi
alma.
Amándote en silencio, ¡qué difícil es!, vivo por este bien
de quererte en un ardor de ilusión.
Sueño en la esperanza del silencio profundo que a la luz
primera, nuestros labios, nuestros ojos, nuestras voces, se encuentren y
amanezcamos juntos sin que la luz nos separe, alargando las manos para alcanzar
el cuerpo de la dicha que en la noche tendido se sentía junto al mío, sin
prisas ni sobresaltos para entrar en el paraíso de dos donde solos se palpan
soledades nuevas, ofertas de la luz.
Amándote en silencio y las distancias son nada, son leguas, años,
cielos, es la luz de la distancia.
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