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domingo, 29 de abril de 2012

El amor y yo








El amor y yo, llega a mi vida en ráfagas intensas haciendo que mi corazón vibre y se agite. Dura tan sólo instantes recordados por siempre.
Me hace falta porque consuela el dolor del vivir en el exsistir de siempre, me amparas sin confines ni lejanías, en templanza infinita me cobijas como el aire al pájaro.
El amor y yo, enamorada de la vida, es un viento que canta, que arrulla, un hálito que se alza puro, antiguo, reciente.
Júbilos y milagros empavesan el ámbito del mundo que soy yo cuando el amor me rodea, me ampara.
Siento el triunfo en mi, feliz en las alas del mundo.
Amor que ha vencido en mí y se lleva mi alma en un gran silencio heraldo de mi suerte.
¿A dónde me llevas amor?. Eres un soplo entre los labios, imitación sin canto de la música, tránsito de humo a la nada.
Amor eres todo para mí, esperanzas, anhelos paz y felicidad.
Amor, entras en silencio ha sido tu primer manera de entrar en mí, tu entrada por mi alma callada brisa todopoderosa aventando los dolores que en vano me poblaban.
Amor, es tan silencioso tu inicio, el de tu imperio que se nota apenas, por tiernas diferencias con la nada.
Amor eres como el cielo entre la noche y el día medianero que parece vacío y que de improviso invade el alma hasta lo profundo y en breves momentos la felicidad y la alegría me inunda.
Amor, y fuiste voz, al fin y tan hermosa que puede confundirse con mirada, voz de lengua alguna, ni de palabras dicha, sólo son teclados donde tocas tu eterna melodía.
El Amor y yo, el imposible que se hace realidad, sin angustias ni temores, sólo esperándolo con ansia locas de sentirlo llegar cuando menos lo espere en un amanecer de aurora.
El Amor y yo, sube por mi corazón, ¿o es acaso por el cielo por dónde sube? Es mi luz cegadora, lo mismo que el sol velando la claridad decisiva con su propio resplandor, llevándome a su irremisible cenit, al mediodía del sino de la mujer que desea amar

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