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lunes, 14 de mayo de 2012

Cenizas


Cenizas, la noche se astilló de estrellas, la música detuvo sus notas, el aire se detuvo en un soplo, sólo quedaron mis arcanos sueños, antepasados de mis sonrisas, cuando nuestro amor nos unía.
Cenizas, hay ahora tan solo candados pero no llaves y hay temores pero no lágrimas, porque sin tí no tengo mañana, porque sin ti mi noche sufre.
Te esperaré desde el oscuro principio, intentaré que las cenizas desaparezcan y daré vida a secretos cegados con recónditos signos que estaban callados para que desde recuerdos hondísimos emerjan nuestras canciones desde mis labios que en cenizas se habían transformado en un puro dolor atónito de mi interior llama viva.
¡Cenizas, ya no más! Quiero letras de amor, nuevas, sin tristezas, ni mansos llantos, sin dolores con luces que aniquilan, sí con brillantes  y tersos colores de un nuevo amor, aquel, el olvidado.
Cenizas doradas del fénix que nace de los ingenios sin demora, ni palabras que se desintegran en el sendero de la vida, sin despojos ni amores ingratos.
No quiero la llave del olvido, sí el sol del amor que queme mi pecho, ir por donde el agua canta alguna estrofa de algún sueño perdido, mientras por la orilla, lentamente se encienden recuerdos escondidos.
Cenizas despojadas, ya no existen en este otoño infinito con la nostalgia acunando en silencio el dolor ya dormido.
Y así sobre la dolorosa soledad que busca sin tregua su imposible destino, allá muy lejos quedaron las cenizas de nuestro amor perdido.
Los lugares de la ausencia siempre quedan como lo único que existió en nuestra vida.
Ya no más cenizas, ahora iré a empaparme entre hierbas húmedas y campos floridos para encontrar el amor, el que no tiene límites, el que se siente cerca, aunque esté tan lejos y así de las cenizas el fuego se levanta y se reaviva lo que se creyó olvidado.

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