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domingo, 10 de junio de 2012

Dos caminantes




Dos caminantes de la vida, tú y yo, juntos en un pedazo de cielo con vibraciones distantes y entre sueños envueltos en tules y mantos, caminaremos unidos hacia el más allá que nos espera, entre nuestras sonrisas que alegran la soledad ya ida.
Dos caminantes rodeados de blancas nubes vigías, flotando sobre el agua con luces encendidas que el amor arrulla.
Dos seres que sin mañanas, sin neblinas y sin misterios en tardes otoñales, silenciosos van, sin alas, por los aires como aves ligerísimas.
Dos caminantes, los que a su paso arrullan las oscuras golondrinas entre frondas verdecientes buscando una mirada donde el amor gozoso encuentra sombras bellas, gráciles que se deslizarán en su ruta, entre besos y escenas de colores.
Dos caminantes que viven el amor con la hermosura posible, entre tinieblas con las luces que esquivan.
Ya no más esperanzas perdidas en éste hoy, se ofrecen breves dosis de retorno a ilusiones ya idas.
Dos caminantes ansiosos de estar juntos, revoloteando por el aire sus voces apocalípticas con alas de profecía.
Dos caminantes que piensan y aman en el crepúsculo para alcanzar con suspiros el cielo y volar libres y danzar en un cortejo de besos rozándose casi sin tocarse, ya que en dulce tibieza, de a poco encender el fuego del amor en insaciables ansias de amar.
Dos caminantes que arrobados marchan paralelos al tiempo en un afán sin término para salvarse de no encontrarse.
Rodeados de esa luz inextinguible ya que el camino bordeado de estrellas los conduce a su lar, avanzando en claridades casi a ciegas porque la búsqueda es donación de la vida, entrega total, sin misterios, donde las preguntas retumban y los ecos contestan.
¡Amor, eres mi vida!

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