Vivir en vaivenes, en movimientos
continuos en un ir y venir por un azaroso camino sin final sobre la eternidad
del tiempo.
Vivir en la nada es como un barco
sin puerto donde anclar, es como querer alcanzar lo inalcanzable.
Silencio, silencio en la nada, no
repican las campanas pero el sol ya se asoma iluminando mi andar aún solitario.
Ya en la penumbra de la noche las estrellas titilan destellan suplicando luces
en el tiempo de la nada,
Misterios, goces eternos que nos
llevan a buscar lo no logrado, a buscar lo que no está en pretender instaurar
la calma en la tormenta, para colmarnos de ilusiones vanas y felicidades
perdidas.
Se detuvo el tiempo en la nada y
surgió de lo profundo el amor olvidado y cada noche resurge a cada instante
llevándonos a sendas ya transitadas.
El aire está lleno de esperanzas
en vuelo las encuentra y las traspasa y con su inmensa fuerza ciega, encuentra
el camino hacia lo esperado.
Volver a soñar, amar, a vivir y
compartir la dicha de un amor nuevo encontrado en el tiempo de la nada…sin
ausencias rotas ni nulidades vanas, dejando marcas sobre el mundo todo y
huellas exactas en el anhelado futuro, todo es eternidad del milagro como un
soplo imperceptible del nuevo amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario