Enlazados
al fin, tú y yo, entre hilos finos y traslúcidos que vienen del más allá desde
estelas lejanas que nos buscan entre auroras resplandecientes y horizontes
perdidos entre el cielo y el mar.
Enlazados,
apretados uno con el otro, en una gran gota de cristal pura y diáfana, envuelta
en maravillosas caléndulas cuyos colores se reflejan en nuestros cuerpos.
Enlazados,
como en un capullo que se abrirá al mundo, en un proceso lento y fugaz pero no
por ello deja de ser vida que con su vuelo multicolor se elevará a los cielos
anunciando que todo vuelve a empezar.
Enlazados,
apretados, abrazados en espacios estrechos donde somos uno, desde el principio
al fin.
¡Qué gran
placer estar tú y yo enlazados! envueltos en una semipenumbra donde un haz de
luz nos atraviesa y nos anuncia que estamos vivos.
Enlazados,
surcando distancias, tras parámetros infinitos, en un continuo deambular
buscando cielos abiertos frente al mar.
Enlazados,
regocijo de nuestras almas, sin voz, en silencio profundo, inédito, donde
tiemblan las caricias en espejos de azogue y sal.
Enlazados,
de mi alma nacen palabras, frases, monólogos, versos que se cruzan y se mezclan
entre giros y danzas, emergiendo de pronto como poemas de amor que se lanzan a
dibujar sus letras en arenas del tiempo que no desaparecerán ya que las espumas
del mar volverán a dejar sus huellas en páginas no olvidadas.
Enlazados,
en un manto bordado, en una red intrincada como un laberinto entre jazmines,
azaleas, camelias, narcisos que iluminan nuestra salida con hechizantes luces
para que juntos entre caricias deseadas nuestros cuerpos se encuentren
fundiéndonos en deseos ocultos.
Enlazados,
colmados de esperanza, amor y promesas que serán una realidad nuestra.
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