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martes, 24 de julio de 2012

Sendas hacia tí


Sendas hacia tí, travesías inconmensurablemente largas, soñando con verte frente a mí en una sed de tenerte a mi lado.
Desde un tiempo lejano, como una querencia, un ansia de volver a ver, a verte, a seguir contemplando aunque sea tu sombra.
Sendas hacia tí, caminos entrecruzados, paralelos, anchos, angostos, los necesito para llegar hasta tu presencia y acurrucarme entre tus brazos.
Si no encuentro el camino, mía es la falla, toda canción está en él, isla ignorada, esperando a que sepa cómo cantarla.
Sendas hacia tí, misteriosas, impenetrables, obstruyen mi visión y tu presencia se diluye a lo largo de mi vida.
Estoy detenida en el grave concierto del otoño, escuchando cómo los violines agitan un mar de hojas, en la trocha exacta donde nuestros caminos del existir se encuentran y tú llegaste con una breve sonrisa de alegría disipando por instantes las neblinas que envolvían tristemente mis huellas transitadas hacía ti.
Sendas hacia tí, polvorosas en todos sus costados por mi pasar de prisa llamándote angustiada a mi lado.
¿A dónde alargar mis pasos?, no quiero sentirme extraviada en estos silencios del páramo de mi camino, quiero recibir la señal, el signo que me conduzca aún por un instante a estar entre tus brazos.
Sendas hacia tí, son espejos del recuerdo con aromas de tomillo y madreselva que de sus piedras, tierras, roquedales, a mi pecho se derraman.
Mis pasos resuenan en el sendero silencioso, solitario y se pierden en la cinta del eco enredada entre los árboles.
El camino sin ruido revela su gris monotonía si no me conduce a dónde tú te escondes y continúo con mis pasos cansinos buscando la raíz de los quebrantos por estar lejos de tí.
Sendas hacia tí, perdida estoy para siempre si no te encuentro, sin sentir el cercado de tus brazos y sigo tras tus huellas en el ramal entrelazado de senderos umbríos y misteriosos.
No quiero que seas en mi presente el recuerdo de un día ni dejes en mí huellas que marcaste en mi cuerpo y espíritu.
Sendas hacia tí, ¡sensación de retorno!, pero, ¿de dónde, dónde? ¿En cuál de las travesías de nuestras vidas nos encontraremos?
¿Cómo, el encuentro?, ¿con besos o llantos?
Nos hallaremos a tientas, con las manos, con los gritos, con los besos tibios y dulces que antes el vacío besaban en el camino en el cual te buscaba.

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