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miércoles, 22 de agosto de 2012

Deseos reprimidos



Deseos reprimidos, escondidos, misteriosos, ocultos en lugares secretos del alma, todo en ellos son canjes, ola y nube, horizonte y orilla.
Deseos reprimidos, de escapismos y desapariciones, vuelos a otros mundos donde la lucha no existe y donde está velando en puro juego ese ardoroso buscar en la plenitud del acierto.
Tratar de encontrar el universo cuando se aclare la razón final del movimiento, del no moverse, del esperar un mediodía sin tarde, la luz en paz, renuncia del tiempo al tiempo.
Deseos reprimidos que buscan en mi interior la plena consumación del amor pasional, sensual, del amor, igual, igual, que de tanto ardor me conduce al sosiego mientras mi lira sin cesar lo aclama.
Deseos reprimidos, son el eco que resuena en mis entrañas, como mis versos en mi alma que cantan a lo grande porque van conmigo con un corazón que las alturas ama en un ideal cuyos fulgores persigo.
Aspiro a que se insinúen en el real mundo en que vivo.
¿Qué buscan? ¿Qué esconden? ¿Amares tumultuosos, espontáneos, vibrantes, sin doblegarse a un doble juego?
Deseos reprimidos, quiero alcanzarlos, una vez, mil veces, con decisión inequívoca, con prisa desatada, con mis ilusiones volando hacia altos templos de vestales iniciales.
Deseos reprimidos, los quiero por audaces, los quiero por ingenuos, yo sé que en sus anhelos hay horizontes para los mundos y los cielos.
Placeres, quereres, poderes, entran sin desearlos a la porosidad lumínica de todo mi ser.
Deseos reprimidos, los ansío dentro de mí, por doquier aparecen en cualquier lugar, en momentos imprevistos, sin tener un ápice de necesidad, de poder, de poseer, de intentar aprisionar al amor entre barreras semiabiertas para sentirme más libre, dispuesta a intentarlo todo, a descubrir lo más obvio, a lograr el descubrimiento del deseo realizado.
Deseos reprimidos, íntimos, que intuyen los aromas del amor, que dan vitalidad, fuerza, ternura y placer para que la vida transcurra sin tregua, con pausas moduladas, sin insistentes sobresaltos, como queriendo volar.
Deseos reprimidos, tejedores de urgencias, de reclamos, de esperas, sin prisas ni bravatas, pero con insistencia terca para poder llegar a recoger el aroma del mundo y sentirse dentro de él… profundo y con total fuerza ilimitada y necesitada.

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