Juego de besos, entre luces opacas y brillantes, rondan
entre nosotros, danzando, buscando la piel que los espera anhelosa.
Nuestros labios se rozan, se tocan, palpitan, prendidos a
veces a restos de silencios.
El mundo seducido por el canto del gran proyecto en el alma
se nos ofrece, nos da rosas, brisas, cielos, mares, con esperanza de que tú y
yo labremos el gran amor de nosotros.
Juego de besos, rápidos, leves, a veces sin ruido, a veces
esquivos, otros profundos, sumergiéndonos en hondas caricias en un abismo de
placer y gozo.
La dicha nos escoge, nos declara capaces de creaciones
alegres y felices, nuestro proyecto de amor cantante, irresistible, da
embriaguez al alma, no se labrará en los mármoles ni con pétalos o sueños, se
hará carne en nuestra carne.
Juego de besos, nos zumban en nuestro mundo interior como
zumban las colmenas en la estación de las flores al sol de oro de la siesta.
El silencio azul del goce nos inunda y como etéreas alas
descendemos por diáfanas escalas a vivir a pleno este lenguaje de placer
armonioso y sin fin.
Juego de besos, son mimos flotantes en el viento y en la
hora de recogimiento como brasas se encienden entre arrumacos y abrazos cálidos
que con lentitud el placer despiertan.
Juego de besos, sorpresas y descubrimientos de este amor
nuevo, llegan despacio, sorteando lugares íntimos y secretos en los que no
llegan las palabras, sólo las caricias, llevándonos a la sintonía de lo Divino.
Nutren nuestra sensibilidad y nos conduce por senderos
claros y puros donde festejamos con júbilo este querer tan nuestro.
Juego de besos, nos entregamos, nos damos mutuamente
calidez, empatía, ternura, comprensión.
Cuando clarea, nuestro amor inquieto se llena de gozos y los
besos revolotean como las hojas amarillentas, doradas, del otoño cercano.
¡Vivimos amando! Como ama cada gota de lluvia en la tierra
seca que aguarda el suspiro, en la danza incomparable de un ensueño que sueña
despierto.
Juego de besos, como canto de pájaros, revolotean sin cesar
al estar juntos, tú y yo, como toque divino suspendidos en el aire como un
bálsamo que calma.
¿Oyes al amor que se nos está ofreciendo en flores, lluvias,
aires cálidos y serenos?
Nos entregamos como dos seres unidos, viviendo abrazados
entre nubes lejanas, sintiendo en las palmas de nuestras manos, en los labios,
la cálida huella del beso entre nuestros sueños que nos empujan a la vida desde
dichas cumplidas ayer a dichas futuras que nos llaman entre sueños trémulos,
derrochando alegrías, agitando como trigales, grandes campos de esperanza.
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