Solos en
el mundo, únicos, símbolos de
pureza y dulzura, la Diosa Afrodita los
amparó siempre, llevan en sí toda la potencia del amor y los ineptos de amar
los han perseguido, los casi exterminaron,
para nutrirse de esa savia de eterno amor.
En Asia,
Turquía, Anatolia, aún resisten el asedio del hombre algunos pocos, se vieron
en América en época de la
Nueva España. ¿Existen?
¿Dónde? ¿Cuándo?
Símbolos
de amor y de pasión se borraron de la historia de no ser más que el puro anhelo
de aparecer otra vez. Hoy trovadores le
cantan buscando su unicornio azul.
Son
especiales, como especiales también los seres que entre escombros, estíos,
inviernos derrumbados, galopan su curso de vida, lento antes, pero se desviven de ansia ahora por empezar
otra vez el secretísimo que se nos olvidó y hay que reconquistar con la sangre
y el alma todo lo que se creía perdido.
Unicornio,
su figura, símbolo de poder sensual, buen augurio pureza y dignidad real así
como de energía espiritual y creativa, es y seguirá siendo misterio sin
resolver en el mundo.
El cuerno
del unicornio parece ser el recipiente o cauce de su pensamiento y también puede
ser el órgano, tercer ojo, en que radique su misterioso sentido.
El gentil
unicornio ha conocido el vacío de los ecos, es un ser salvaje.
No se
deja domar, no tolera bridas doradas ni aperos de seda. ¿Por qué a mis pies le
crecieron alas y siento deseos junto a las estrellas en el universo?
¿Por qué
quiero volar entre unicornios míticos? ¿Por qué mi amor se ha despertado en lo
recóndito de mi corazón? ¡Qué, por qué sonrío, todos me preguntan!
Y mi
corazón ansía saberlo, sólo sé que tú, el único, el especial, ha vuelto a
hacerse oír con su voz de sonido dulce como el del unicornio. Amor que arrulla
este milagro sublime y etéreo.
Mi
unicornio azul ayer se me perdió y desapareció pero ¡oh!, milagro de milagros,
hoy reapareció con su cuerno de añil pescaba una canción, saberla compartir era
su vocación.
Pronto,
muy pronto, quisiera tenerlo conmigo, amante de mi vida, entre cantos dulces y
palabras tiernas. Tú eres mi unicornio, en tu risa, en las alas tibias de mis
sueños.
En el unicornio existe amor como en el eco de tu
nombre, la agonía de tu ausencia.
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