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miércoles, 19 de septiembre de 2012

Acantilados de amor


Acantilados de amor a los que me someto y me entrego sin más ambición que la de amar y vivir emociones diferentes.
El vértigo de amar me impulsa hacia los acantilados, ¡Benditos acantilados que me hacen adivinar tus pensamientos aunque a veces eres un enigma completo.
En los confines de la Tierra nacen de tus aires, dos almas dispuestas a dar todo por un instante de la estrecha paz que da el amor. Acantilados de amor desembocan en mares que saben abrazar a los amantes y cobijarlos después de la aventura que significa conocer otro universo, otro cuerpo, hacerlo propio cuando antes era ajeno.
Acantilados de amor ¿acaso se adueñan y toman para sí ese amor infinito que se da y no se cuenta contemplando la mirada de ese ser desconocido y silencioso tratando de adivinar algún resquicio de amor en esa mirada fresca y viva?
Acantilado de amor te has metido en silencio bajo mi piel armolando.
soledad y compañía al unísono.
Acantilado de amor me haces rendir al pensar ardiente, concentrando en la distancia voces que saben aplacar amores pasados y lejanos en el tiempo.
Acantilado de amor me sugieres libertad, viento atrevido en el cuerpo, olor a sal en el embrujo de la noche. Acantilado de amor, espacio fabuloso donde puedo explayar este sentimiento sin culpas, ni adversarios, me enseñas como se debe vivir el amor, el verdadero amor.
Acantilado de amor, puedo contemplarlos y sentirme pequeña, pero al vivirlos, soy tan grande como la inmensidad de un espíritu libre, sin ataduras, sin aflicciones, libre, libre…

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