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sábado, 22 de septiembre de 2012

El camino del silencio


El camino del silencio, nos llega hasta el alma, sin saber de qué ausencias de ruidos está hecho.
¿Son letras, son sonidos?
Es la lengua antigua del paraíso, sones primeros, vírgenes, tanteos de los labios cuando en el aire del mundo se estrenaban los nombres de los gozos primeros.
El camino del silencio, que los dos unidas nuestras almas recorremos íntimamente en una realidad que no deja huella, en memoria ni en signo en la paz de intactos cristales que nos libera del ruido, de la sombra.
El camino del silencio, nos remonta juntos, muy juntos a las nubes altas como manantial de dicha que suave emana entre libros, flores, pájaros y sueños.
Nuestros pasos ni resuenan en la acera solitaria y se pierden en la cinta del eco enredada en la cabellera de los árboles.
El silencio nos rodea entre luces y sombras uniéndonos en la salud luminosa de las sonrisas.
Nuestras manos se tenderán para recibir las rosas de las caricias.
El camino del silencio, nos lleva a senderos entre montañas y estrellas rutilantes.
Nuestro amor, silencioso y profundo es como un árbol florecido, río de música, llovizna de jazmines que nos abraza con total intensidad.
El camino del silencio, nos conduce a lo hondo de nuestra alma, nos ampara, nos salva, con su flor de cielo envolviéndonos con guirnaldas y collares sin sonidos ni sones.
Iremos juntos como tordos de niebla, recorriendo el verde campo de amapolas florecidas.
El camino del silencio, iluminado por los rayos áureos de la luna nos une cada instante más, no son necesarias las palabras, el amor nos rodea y en un abrazo profundo bajo el sauce lánguido de la noche nos envuelve.
Sólo el silencio nos rodea y nuestras manos estremecidas se unen en el mar de mi regazo tras los sueños liberadores del tedio.
A través de nuestro silencio compartido llegaremos a las islas que jamás cruzan las crueles aves del tiempo y vamos tras la azucena jubilosa del amor límpido y puro.
Vamos juntos abriendo el tupido follaje de misteriosas selvas tras las calandrias y las rosas de primaveras lejanas.
El camino del silencio, con una inmensidad amorosa convertido en puente al infinito nos conduce, castos, transparentes, serenos.

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